No todos los días los lugares de los aeropuertos ven pasar a delegaciones oficiales como ésta: hombres y mujeres de todo Chile que llegaron a Roma para estar presentes en la canonización de Alberto Hurtado.
Por aplicados no se quedaron: leyeron los escritos del Padre Hurtado, se aprendieron el himno oficial y los otros, rezaron ante su tumba o ante su estampa y se encomendaron al futuro santo antes de emprender este viaje que quedará para siempre en sus vidas. Son los invitados especiales de la Canonización que este jueves 20 de octubre llegaron a Roma.
Un Padrenuestro y un Avemaría en el momento en que el Boeing 737 comenzaba a moverse en la losa de Pudahuel. El vuelo especial 922 de la Fuerza Aérea de Chile comenzaba su periplo con destino al Vaticano. El motivo: ser Iglesia peregrina junto a un sacerdote chileno que será declarado santo este domingo.
Cuidadosamente la Comisión de Canonización eligió a sus invitados VIP. Tenían que ser los que el mismísimo Alberto Hurtado hubiese elegido para este momento. Se escogieron 30 "patroncitos" del Hogar de Cristo: la mitad de Santiago y los otros procedentes del resto del territorio nacional, desde Copiapó a Punta Arenas. Le acompañan seis trabajadores del Hogar.
Los "patroncitos" habían llegado entusiastas hasta el terminal aéreo de Santiago. Luciendo la tricolor polera del Hogar de Cristo y hasta ponchos que especialmente confeccionaron para esta ocasión, fueron despedidos en el Aeropuerto de Santiago por el Capellán General de Hogar de Cristo, P. Agustín Moreira SJ, y el Director social de la Corporación, Benito Baranda.
Sólo faltaba "Palmita", José Palma, el niño que el Padre Hurtado levantó un día para hablarle del Señor y para restituirle su dignidad. Por problemas de presión arterial el equipo médico que lo trata recomendó que no hiciera este viaje. En la esperanza de que pudieran autorizarlo a viajar este viernes en un vuelo comercial, su esposa forma parte de la delegación VIP. Hoy respira aliviada, porque a su llegada a Roma el P. Rodrigo Tupper le confirmó que "Palmita" estaría en Chile.
También se escogió a 23 personas que representaran la pluralidad de Chile: un matrimonio aymara, uno pascuense, uno mapuche, uno chilote, uno minero del carbón y uno pescador. Junto a ellos, dos pirquineros, cuatro profesores, una persona en rehabilitación y otra en riesgo social.
Se unen a la delegación las personas que participarán en la Eucaristía de Canonización, recibiendo la Comunión de manos del Santo Padre, llevando los ofrendas, o cantando. 16 integrantes de coros de parroquias conformaban el rincón alegre de la comitiva. Ni la música ambiental del vuelo impidió que sacaran sus instrumentos y empezaran a corear canciones del Padre Hurtado.
Encabezando este grupo figura Mons. Manuel Camilo Vial, Obispo de Temuco y Presidente de la Comisión Canonización. Él mismo realizó un viaje similar a la Santa Sede hace más de 12 años, para la canonización de Santa Teresa de Los Andes.
Todos van bien aperados con su Manual del Peregrino, un hermoso y práctico documento que todo chileno en Roma debe tener en sus manos por estos días. También una bandera chilena y un pañuelo.
Caneloni o pastel de papas fue la alternativa a la hora del almuerzo, gentilmente servido por la tripulación FACH. Pollo con arroz o ravioli, en la cena. Las bebidas y refrescos fueron la solicitud más cursada. Después de los postres, éste era un grupo aficionado al té.
Viaje especial de invitados especiales
Después del alimento del cuerpo, el coro amenizó el bajativo con la música. La canción "El peregrino de Emaús", obra del P. Esteban Gumucio. De paso, aprovecharon de ensayarla, porque la entonarán durante el rito de la Comunión en la Eucaristía del Domingo. La Canción a Alberto Hurtado, el Himno de la Canonización, Madre mía, mírame, la Canción del Misionero, fueron otros temas del repertorio, acompañados con entusiasmo por la delegación en pleno.
En medio de los cantos, desde el rincón alegre surgieron las primeras bromas que rompieron el hielo de la emoción. Y las dirigieron hacia el Comité Organizador, con gritos como "queremos poleras", "queremos chapitas".
El vuelo especial de la FACH aterrizó en Brasilia, para una escala técnica, a las 15:30 hrs. de Chile. Una hora después los invitados especiales del Padre Hurtado embarcaron de nuevo en el Boeing 737. Con una pena para Vivian Galleguillos, la joven que recibió la gracia del milagro del Padre Hurtado. Su madre, imposibilitada de continuar el viaje por razones de salud, debió quedarse en Brasilia, atendida por personal de la embajada chilena. Junto a Vivian siguieron viaje los abuelos que también le acompañan rumbo a Roma.
La segunda detención fue en Natal, siempre en territorio brasileño, posteriormente en Isla Sal, en Cabo Verde, y ya con una soleada mañana europea, en Las Palmas, Canarias.
Cada escala fue una oportunidad preciosa de diálogo y de conocimiento. Los fumadores se reunían para compartir su hábito. Los flashes de las fotos se encendían y los viodegrabadores hacían lo suyo. Los profesionales de la Prensa cargaban sus portátiles. Los patroncitos saludaban y agradecían, en el idioma universal del respeto y la alegría, a los funcionarios de los aeropuertos de tránsito.
El último trayecto, desde Las Palmas a Roma, estuvo cargado del entusiasmo propio de los peregrinos que están llegando al Santuario. Varios de sus pasajeros han visto por primera vez la tierra desde el cielo y las nubes desde más arriba. Y no ha sido siempre con la emoción contenida, porque varios en este avión simplemente no creían que dentro de unas horas estarían parados en la ciudad eterna. Por eso no dejan de agradecer al Señor y a su apóstol Alberto Hurtado, que fue quien consiguió los boletos.
Fuente: Prensa Canonización
Vaticano, 20-10-2005