Pese a las evidencias de todo tipo que señalan que las campañas de prevención del Sida mediante el uso del preservativo provocan daños graves en la formación de nuestra juventud y en sus hábitos sexuales, el Gobierno y los organismos que promueven dichas políticas han decidido llevar adelante una campaña masiva de difusión del uso del condón.
Rechazamos con claridad esta campaña. Ella es abiertamente inmoral y contraria al bien común y a la educación de nuestros jóvenes en la vivencia de una sexualidad sana. La insistencia de la autoridad expresa una incapacidad de enfocar temas tan delicados como la formación valórica de nuestros jóvenes con apertura de mira y rigor científico y moral.
La conciencia cristiana de nuestra sociedad debe saber advertir en estas campañas un intento evidente de socavar los fundamentos más esenciales de la sexualidad humana y la familia. Los católicos hemos de rechazar abiertamente -con palabras y acciones- esta campaña y exigir de las autoridades verdaderas soluciones a los problemas que aquejan a nuestra juventud y a tantas personas.
Porque:
La autoridad sabe que el preservativo o condón no es la respuesta al posible contagio del SIDA.
La autoridad sabe que el condón puede fallar en impedir los embarazos entre el 15% y el 36% de las veces.
La autoridad sabe que utilizar condones para impedir el contagio del SIDA es como jugar a la ruleta rusa.
En resumen, la autoridad sabe que de hecho el condón es poco efectivo en impedir cualquier enfermedad de transmisión sexual. Por último, el condón puede causar peligrosas reacciones alérgicas, incluso fatales.
Todo esto y mucho más sabe la autoridad sanitaria y los estudiosos del SIDA. Pero el gobierno insiste en una solución falsa, aparentemente fácil y ciertamente muy inhumana. Es muy decisivo que los católicos sepamos exigir a quienes quieren acceder a cargos representativos en las próximas elecciones, sus opciones en los temas esenciales; éste es uno de ellos.
Departamento de Comunicaciones
Obispado de San Bernardo