1. En reposo en mi domicilio, por una fuerte afección a la columna vertebral, he tomado conocimiento de la situación acontecida en la obra del Pequeño Cottolengo de nuestra ciudad.
2. Ante estos dolorosos hechos, quiero manifestar que la principal preocupación del Obispado de Rancagua y de la Obra de Don Orione es la integridad de los niños, en particular, la de los más desvalidos. El Señor nos anima a no claudicar en nuestro esfuerzo de construir el Reino de Dios basado en la justicia, la verdad y el amor.
3. Solicito respetuosamente a la sociedad civil que confíe en la justicia, cuyo acucioso trabajo permitirá que se recaben todos los antecedentes necesarios para establecer la verdad de lo ocurrido.
4. La Obra de Don Orione en la ciudad, por más de 30 años, ha sido de una entrega admirable, abnegada y generosa. Por ello, con toda mi fuerza de pastor respaldo esta maravillosa acción. Ha sido la misma superioridad de la Obra quien con prontitud tomó la iniciativa de solicitar a las autoridades competentes que investiguen y aclaren lo antes posible lo ocurrido, y al mismo tiempo les ha facilitado los medios para su trabajo.
5. Mantener la serenidad y prudencia, evitando emitir juicios condenatorios sin conocer el verdadero resultado de dichas investigaciones, son las actitudes humanas y cristianas a vivir en esta hora.
6. Pido finalmente a toda la comunidad creyente y a las personas de buena voluntad una oración ferviente por todos aquellos que están sufriendo por estos lamentables hechos.
† ALEJANDRO GOIC KARMELIC
OBISPO DE RANCAGUA
Rancagua, 28 de julio de 2005