Con la venia del Arzobispo de la Arquidiócesis de Puerto Montt, Su Excelencia Monseñor Cristián Caro Cordero, apoyado del Consejo de Consultores, fue aprobado el plan maestro para proceder al desarrollo de la construcción del Monasterio de Jesús Sacramentado de la Orden Monástica de las Adoratrices Perpetuas del Santísimo Sacramento, en el sector de Colonia Tres Puentes, en la Comuna de Puerto Varas.
En aproximadamente 83 hectáreas de terreno se levantará un gran Complejo Espiritual, que comprenderá la edificación del Monasterio propiamente tal, que incluye amplios jardines y dependencias necesarias para la vida monástica, conforme al carisma de esta orden; además de Ermitas para retiros, donde se ha pensado principalmente en los sacerdotes y consagrados. Habrá también una parcelación destinada a personas que se sientan identificadas con el carisma de la orden de las Adoratrices y deseen invertir aquí para tener un hermoso refugio de silencio y paz donde cobijarse, y disfrutar de la Creación de Dios. De igual manera, se proyecta la construcción de un cementerio parque.
La Comisión de laicos que ayudará a desarrollar y llevar a cabo este magno proyecto ya está formada, basando su apostolado en una entrega desinteresada a Dios, centrado en una profunda oración que coloca a Nuestro Señor como la primacía de esta hermosa obra.
Primera piedra
Este 29 de mayo, día de Corpus Christi, a las 16:00 horas fue colocada la primera piedra de este Monasterio, a la que asistieron gran número de fieles e invitados especiales quienes con verdadero entusiasmo participaron de este significativo acontecimiento, que coincidió además con el día en que esta Orden monástica celebra a Jesús Sacramentado, presente en la Eucaristía.
Como bien sabemos, para el pueblo cristiano esto es de primordial importancia, por cuanto esta celebración hace vida la promesa de Jesús a sus discípulos cuando les dijo: "Yo estaré con ustedes hasta el fin de los tiempos".
Historia de la Orden
La Orden de las Adoratrices Perpetuas del Santísimo Sacramento fue fundada por la venerable Madre María Magdalena de la Encarnación Sordina, en el año 1807. De ella sabemos que nació el 16 de Abril de 1770 en Puerto de San Esteban, Italia, en una familia acomodada.
Ya de novia y comprometida para casarse, deja todo para seguir al Señor e ingresa a la Orden Franciscana 16 de Febrero de 1788. Viste el santo hábito el 26 de Octubre de 1788 y el 19 de Febrero de 1789, Cristo le revela la misión de fundar una nueva Orden Religiosa: Un coro de vírgenes que le adoren de día y de noche. Con santa audacia deseaba que la Orden fuese raíz que se hunde para sustentar el árbol y no verde follaje que sonríe al sol primaveral. Murió santamente el 29 de Noviembre de 1824.
En 1807 fundó en Roma el primer Monasterio consagrado totalmente a la Adoración de la Hostia Santa, tributándole Adoración, Acción de Gracias, Reparación y S—plica, siendo para la Iglesia ayuda ignorada, oculta ciertamente tras los muros del Claustro monacal, pero no menos eficaz.
Desde entonces, hasta nuestros días se ha extendido la Orden en Italia, Espala, Austria, África, Estados Unidos, México y Chile, sumando casi un centenar de Monasterios. A nuestro país llegaron hace más o menos 110 años, y a la Arquidiócesis de Puerto Montt el año 2000, año del Jubileo, por expresa petición del sacerdote padre Roberto Icarte Encina (ya fallecido), con la venia del entonces Arzobispo, Monseñor Bernardo Cazzaro Bertollo.
Hoy se les puede visitar en su residencia provisoria ubicada en la localidad de Colegual, camino a Fresia , kilómetro 16, muy cerca de la ciudad de Frutillar, donde Jesús Hostia esta expuesto para Adoración desde las 06:30 horas hasta las 20:00 horas de lunes a domingo, todos los días del año, sin excepción.
¿Quiénes son?
Son monjas de vida monástica eucarística, contemplativas dedicadas a la adoración del Santísimo Sacramento.
Están llamadas a vivir y considerar el Misterio Eucarístico en su totalidad y unidad, siendo misioneras y apóstoles de la Eucaristía hasta los confines del mundo.
Viven en oración, silencio y trabajo, siguiendo a Cristo casto, obediente y pobre en la inmolación de cada día por la conversión de todos los hombres y la salvación de sus almas.
Oración
La Monja Adoratriz, postrada en adoración a CRISTO REALMENTE PRESENTE en el Sacramento de la Eucaristía, día y noche, como la lámpara que se consume sin ruido por Aquel a quien está consagrada, implora gracias para la Iglesia, el mundo, el Papa y los Sacerdotes; por la conversión de todos los hombres, el pobre, el enfermo y el que sufre. Allí está con su oración y súplica.
Fuente: Orden Monástica de las Adoratrices Perpetuas del Santísimo Sacramento
Santiago, 29-05-2005