Este domingo 29 de mayo celebramos Corpus Christi. Esta festividad partió con un carácter local en Bélgica, a finales del siglo XI, cuando algunos negaban la presencia de Jesús en la Eucaristía, concretamente en el Pan Consagrado. Posteriormente, el Papa Urbano IV la extendió a toda la Iglesia universal. Se le asignó una procesión solemne y se declaró fiesta de precepto, incorporándose así a las celebraciones principales del Año Litúrgico.
Actualmente, esta fiesta está señalada para el domingo siguiente a la Santísima Trinidad. Es así como la comunidad cristiana centra la atención y la fe en la Eucaristía como el mayor Don del Señor a su Iglesia y rinde culto, sea público o privado, a Jesucristo, el Pan Vivo bajado del cielo.
Para expresar esta presencia del Señor entre nosotros, se recogen las palabras del profeta Isaías en las que anuncia la llegada del Mesías. Él lo denomina “Emmanuel”, que significa “Dios con nosotros”. De ahí, también viene la costumbre de festejar y saludar a quienes llevan el nombre de Manuel o Manuela.
Corpus Christi viene a ser un llamado a conocer la grandeza de la Eucaristía, a ponerse delante del misterio aún fuera de la misa para adorar y dar gracias al verdadero “Emmanuel” presente en el Pan Consagrado.
Conocer y celebrar ésta y otras festividades de nuestra liturgia, nos permiten crecer aún más en nuestra fe y acercarnos confiadamente al Señor y a nuestros hermanos.
Eduardo Cáceres Contreras
Instituto de Catequesis
Santiago, 25-05-2005