Carta de aclaración, del Secretario General al Director de "El Mercurio" de Valparaíso
Señor
Director de “El Mercurio”
D. Alex Varela Caballero
Valparaíso
Estimado Sr. Director,
Acabo de llegar a esta ciudad para celebrar el dieciocho con mis familiares y me encuentro con la información del diario de ayer lunes en que aparezco haciendo declaraciones en Roma que se prestan para malas interpretaciones.
Como tengo muchos amigos en Valparaíso, le ruego tenga la bondad de publicar esta carta en forma ojalá tan destacada como la información aludida.
Lo primero que quiero aclarar es que yo no he hablado en Roma. Estuve cinco días allá en el mes de julio, pero no hice ninguna declaración a nadie, ni me la pidieron. Fui a una reunión interna de la Iglesia, trabajamos encerrados los cinco días y me vine, sin ver a ningún periodista italiano.
El cable, de la agencia EFE, cita al Semanario italiano “Panorama” que seguramente ha recogido su información de alguno de los corresponsales de los distintos periódicos italianos que han enviado a sus representantes en América Latina para conocer la realidad chilena. Yo he hablado con varios de ellos que me han buscado. Las declaraciones, pues, han pasado por varias manos y eso se nota claramente en el texto que ha vuelto a Chile.
Los periodistas parecen mezclar dos entrevistas diferentes: la primera, hace varios meses, luego de la reunión de los Obispos en abril; y la segunda ahora en septiembre, al terminar nuestra segunda reunión anual.
En nuestra declaración de abril los Obispos expresamos nuestra preocupación por tres puntos que nos parecían importantes: 1) Los apremios físicos y la falta de resguardos jurídicos eficaces para muchos detenidos. 2) La política económica para combatir la inflación que amenazaba traer sacrificios insoportables para los más pobres. 3) La política educacional estatista que desconocía los derechos de las familias en la educación de sus hijos y destruía la participación de la comunidad escolar.
En ese mismo sentido fueron mis declaraciones que el periodista presenta en forma más agresiva solamente. Ud., como buen periodista, sabe de qué manera se puede trasladar al entrevistado lo que el periodista quiere que diga, y eso sin falsificarlo totalmente. Un ejemplo: Me preguntó un periodista: “¿Uds, desean que les devuelvan las Universidades Católicas?” Yo contesté: “Por supuesto que sí”. Y ahora aparece la noticia “Somos contrarios a las directrices educativas del Gobierno y a la militarización de los centros escolásticos, incluida la Universidad entre otras cosas”.
Las declaraciones hechas ahora en septiembre, gracias a Dios, están grabadas y le haré llegar una copia que espero le permitan publicar.
En cuanto a mis declaraciones aparentemente poco diplomáticas de que “las relaciones con el Jefe de la Junta Militar son buenas, con el conjunto del Gobierno menos buenas y en algunos casos netamente malas”, desgraciadamente es así, por lo menos en lo que yo he podido comprobar. Quizás no debí haberlo dicho, pero creo que es bueno que el Gobierno sepa que hay sectores que se encargan de echar más leña al fuego. Un ejemplo es la campaña de prensa, que en Santiago es muy fuerte, en contra del Sr. Cardenal e incluso en contra del Santo Padre. Yo mandé mi protesta a la Secretaría General de Gobierno, pero las cosas siguen igual. Hay un diario que está igual que el “Clarín” y el “Puro Chile” en sus “mejores tiempos”. Los amigos de la censura, que cuelan un mosquito y se tragan un camello, dejan pasar estos ataques que “desprestigian y envilecen a nuestra patria”, como lo dijimos todos los Obispos en un comunicado último.
Todo Chile sabe que los Obispos no somos marxistas. Que denunciamos públicamente, por lo menos dos veces al año, el clima de odio y de violencia que existía en el anterior régimen. Que hicimos un Documento especial sobre “Evangelio, Política y Socialismos” que tuvo repercusión mundial, que encabezamos la lucha contra la ENU, por su ideología atea y por su concepción estatista similar a la que se vislumbra actualmente. En resumen, la Iglesia habló claro, dentro de lo que era posible frente a un gobierno que decía buscar un camino democrático y respetuoso. Las Fuerzas Armadas vivieron mejor que nadie esta tensión de tener que respetar un gobierno oficialmente establecido hasta donde era compatible con su dignidad y estabilidad. Sólo los muy apasionados o los oportunistas se niegan a reconocer lo complejo de la situación.
Hoy día los Obispos hemos invitado a todos los chilenos a cooperar con la autoridad en todo aquello que sea claramente para el bien común, hemos llamado a deponer la violencia y a meditar en las enseñanzas de la Historia: hemos buscado, por encima de todo, una reconciliación que sea posible para todos los chilenos.
Personalmente, respeto el sufrimiento de aquellos que verdaderamente sufrieron antes y ahora. Lo que me parece poco cristiano es ese alarde de patriotismo barato y de catolicismo dudoso de tantos que hablan o escriben como generales de cartón. Ellos vociferan contra la Iglesia; como no pueden manejarla, tratan de presentarla dividida y no tienen otro ideal que presentar a Chile que no sea una venganza mezquina.
Perdone, Señor Director, la longitud de esta carta, pero creí oportuno poder decir, al menos por una vez, a mis amigos porteños por qué estoy luchando.
Afectuosamente en el Señor,
† Carlos Camus Larenas
Obispo Secretario de la Conferencia Episcopal de Chile
Viña del Mar, septiembre 17 de 1974