Hermanos:
1. Nuestro mensaje de Navidad se reducirá este año a una simple súplica: \"Señor, ayuda a Chile a encontrar la paz\".
2. Hay una paz que imponen los poderosos. Esa paz no la quiere Chile. No es la paz de Cristo.
Se puede lograr la paz aceptando con resignación la injusticia. Esa paz tampoco la quiere Chile. No es la paz de Cristo.
3. No hay paz si no hay justicia: justicia en todo, en .la distribución de los bienes materiales sin duda, pero también en darnos el uno al otro el respeto, la participación y la igualdad que nos corresponden.
4. El Santo Padre en su Mensaje para el 19 de enero de 1973 no nos dice: la paz es necesaria, la paz es conveniente. Eso ya lo sabemos. Nos dice: \"La paz es posible\".
Nosotros decimos con él: ¡la paz en Chile es posible!
5. Siempre pensamos que la paz depende de los demás. Nos creemos pacíficos y estimamos que los culpables de la falta de paz son los demás. Pero no es así.
6. El primer responsable de la falta de paz es uno mismo. Empecemos por nuestro propio hogar: ¿vivo en paz con los míos? ¿les doy paz? ¿creo en mi casa un clima de paz? Y con mis amigos, mis compañeros de trabajo, mis vecinos, los conocidos y los mismos desconocidos: ¿soy hombre de paz?
7. Todo el que insulta, grita, pelea, sin necesidad, es enemigo de la paz. El que quiere a la gente, el que ayuda, el que participa, el que busca arreglo, el que es capaz de conversar con el que piensa de otro modo, ése es el hombre de paz, ésa es la mujer de paz.
8. No es que importe lo mismo el error y la verdad, el bien y el mal. No es que no se deba luchar por la justicia. Pero una cosa es tener adversarios o contendores y otra cosa es tener enemigos. Una cosa es luchar y otra cosa es odiar.
El que odia es el enemigo de la paz, el responsable de que no haya paz. Es también la primera víctima de la falta de paz.
9. Vamos a vivir dos meses de intensa lucha cívica. Lucha legítima y saludable. Lucha que es fundamentalmente por el bien del país y de su pueblo.
10. Todo el que lucha limpiamente, con amor, será un hombre de paz.
El que lucha con odio, el que use la mentira, el engaño, la calumnia, la procacidad, el insulto, la amenaza, la violencia, ése será el peor enemigo de Chile, el enemigo de la paz.
11. La paz es el fruto de la amistad y de la reconciliación con los hombres y con Dios. Los cristianos debemos buscar en esta Navidad esa reconciliación. Nos ayudarán la lectura del Evangelio -los relatos del Nacimiento del Señor-; la oración en privado y en las asambleas de los fieles, particularmente la Asamblea Eucarística, los sacramentos. Nos ayudará a promover la caridad y la justicia entre los hermanos. Esto no lo podemos olvidar si queremos la paz.
12. Pedimos a todos nuestros fieles que en esta Navidad se reúnan en la Misa para escuchar lo que es mensaje de gozo y a la vez interpelación para nosotros: \"Gloria a Dios en el cielo, paz a los hombres\".
13. \"¡Qué hermosos, por las montañas los pies de aquellos que anuncian y predican la paz!\" exclamaba el profeta Isaías (Isaías 52,7).
La Jerusalén de entonces necesitaba paz. El Chile de ahora necesita paz. Si todos los chilenos queremos esta paz, ella debe ser posible entre nosotros. Los chilenos de 1973 seremos constructores de la paz.
14. Jesús, cuya venida al mundo celebramos esta Noche, nos está diciendo: \"Bienaventurados los que trabajan por la paz. Ellos serán llamados hijos de Dios\" (Mateo 5,9).
Por el Comité Permanente del Episcopado
† Raúl Card. Silva Henríquez
Arzobispo de Santiago y Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile
† Carlos Oviedo Cavada
Obispo Auxiliar de Concepción
Secretario General de la Conferencia Episcopal de Chile
Santiago, 24 de diciembre de 1972.