Jueves Santo
Es un día particularmente especial ya que, además de culminar la Cuaresma, da inicio a los tres días más importantes del año litúrgico, en lo que se llama el Triduo Pascual. Por la mañana, todos los sacerdotes, se reúnen en la Iglesia Catedral para celebrar la Misa Crismal. Ante la presencia del Obispo, y rodeados de fieles y familiares, renuevan sus promesas sacerdotales, dando un claro sentido de unión eclesial. En este día se recuerda la institución del sacerdocio y de la Eucaristía. En la Misa Crismal se bendicen los santos óleos que se usarán durante el año en los sacramentos del Bautismo, Confirmación y Unción de los enfermos.
Por la tarde, en parroquias y capillas se celebra la Eucaristía que evoca la Ultima Cena en la cual Jesucristo, en medio de la comida Pascual, ofreció a Dios Padre su Cuerpo y su Sangre bajo las especies del pan y el vino. Al mismo tiempo, Jesús se muestra servidor de los hombres a través del hermoso signo del lavado de los pies.
Viernes Santo
Es el día en que se recuerda la Pasión y Muerte de Jesús. Es la Pasión del hombre abandonado, humillado y flagelado. Juntos, en comunidad, proclamamos la Pasión del Señor y adoramos su cruz como primer acto del Misterio Pascual. La cruz es la victoria del amor y la esperanza de la resurrección. Por la mañana, en parroquias, capillas y templos se realizan jornadas y retiros. Por la tarde, se celebra la Liturgia de la Pasión y el Vía Crucis (significa camino de la cruz) De este modo nos unimos al dolor y la Pasión de Cristo.
En este día no hay celebración de la Santa Misa. Es el único día del año en que no hay celebración eucarística. Se distribuye a los fieles la comunión reservada del día anterior.
Sábado Santo
Es un día de silencio, de reflexión y espera. El dolor de Cristo es también dolor de la Iglesia. Es un silencio lleno de sentido. El sagrario está vacío, no hay música ni flores. La Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor esperando en oración su resurrección.
Por la noche se celebra la Vigilia Pascual. Es una “noche de vela (de ahí la palabra vigilia) en honor al Señor”. San Agustín la menciona como “la madre de todas las santas vigilias”. Durante ella, la Iglesia espera la resurrección del Señor. Se enciende el Cirio Pascual. Se recorre la Historia de la salvación a través de nueve lecturas bíblicas. Los fieles renuevan sus promesas bautismales. Juntos se celebra el paso de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida. La Iglesia entera proclama que Jesucristo ha resucitado.
Domingo de Resurrección
Es la celebración más grande e importante que tenemos los cristianos: la Resurrección de Jesucristo. Desde este domingo, la Iglesia invita a celebrar con alegría los cincuenta días de Pascua hasta Pentecostés como si se tratase de un solo día de fiesta.
Fuente: DOP Santiago
Santiago, 23-03-2005