Indulgencias


Iglesias Jubilares en Chile

Indulgencias

Las indulgencias en los años jubilares.

Tenemos necesidad de purificación. Cuando rompemos gravemente la amistad con Dios por un pecado mortal, siempre podemos volver a casa como el hijo pródigo. Para esto Jesús nos dejó el sacramento de la reconciliación, que llamamos también penitencia o confesión. Al recibirlo, el Padre de misericordia nos perdona y recobramos su amistad. Sin embargo seguimos teniendo la necesidad de purificarnos, y sabemos que por el pecado hemos quedado débiles, con una inclinación al mal. Además, nuestro corazón experimenta el deseo de reparar las ofensas al Dios generoso que nos ha amado sin límites. Estas consecuencias del pecado mortal que perduran en nosotros, más allá del sacramento del perdón, se llaman "pena temporal".

Hay otros pecados que no son una ruptura grave con Dios, son los pecados veniales. Ellos aumentan la pena temporal. También debemos purificarnos y reparar por ellos.

Necesitamos hacer penitencia, ofreciendo con amor nuestras oraciones, sacrificios, dolores y contrariedades, sirviendo a nuestros hermanos. Podemos así avanzar en este camino de purificación y reparación.

En el momento en que Dios nos llame de esta vida a su casa, si no hemos hecho suficiente penitencia por nuestros pecados, el Señor nos da el Purgatorio para purificarnos. El Purgatorio nos prepara para entrar a la gran fiesta de los hijos en el cielo.

 

¿Qué son las indulgencias?

Cuando Jesús volvió a su Padre, encomendó a la Iglesia administrar el "tesoro de su misericordia" para la salvación de los hombres. Lo hace de muchas formas diferentes. Hay una muy característica de los Años Santos. Así ocurre en el Gran Jubileo 2000. Se trata de las indulgencias. Esta palabra viene de "indulgente", es decir alguien que perdona.

La Iglesia no olvida que su Señor y Maestro le dio el poder para que, aquello que ella ata y desata en la tierra, sea "atado y desatado en el cielo". Por este maravilloso encargo de Dios, la Iglesia ofrece el don de las indulgencias. Con ellas se obtiene el perdón de los pecados veniales y de las penas temporales que siguen pesando en nosotros, como consecuencia de los pecados mortales ya confesados. Por eso la indulgencia es un regalo precioso del Espíritu Santo en la Iglesia. Nos permite vivir mejor la alegría y la libertad de los hijos de Dios.

 

 

¿Cómo podemos obtener las indulgencias durante el Jubileo 2000?

En los Años Jubilares todas las indulgencias siguen teniendo validez. Pero, se generaliza este don en una forma muy plena ( "indulgencia plenaria").

Para obtenerla es preciso cumplir con las siguientes condiciones:

1.- Celebrar dignamente la confesión sacramental individual.

2.- Participar en la celebración de la Eucaristía recibiendo el Cuerpo de Cristo.

3.- Orar por las intenciones del Santo Padre.

4.- Hacer alguna obra de caridad o penitencia.

5.- Peregrinar a las Iglesias Jubilares, o visitar a hermanos necesitados "como haciendo una peregrinación hacia Cristo presente en ellos" (Disposiciones para obtener la indulgencia jubilar).

El don de la indulgencia jubilar se podrá recibir desde la noche de Navidad de 1999 hasta la Epifanía, 6 de enero del 2001. La indulgencia puede obtenerse en beneficio propio, y también puede ser aplicada por las almas de los difuntos, las almas del Purgatorio. Cabe recordar que "la indulgencia plenaria puede obtenerse una vez al día" (Disposiciones).

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Como nos dice S.S. Juan Pablo II, en la indulgencia "se manifiesta la plenitud de la misericordia del Padre que sale al encuentro de todos con su amor, manifestado en primer lugar con el perdón de las culpas" (Bula I.M. 9).

Santiago, 17 de noviembre de 1999



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