La Tirana: Sus saludos, cantos y bailes

Al Llegar a La Tirana todas las Hermandades Religiosas de Baile inician sus homenajes en el mismo lugar. El Calvario: donde comienza lo sagrado; donde se deja lo profano. Así se entra en un tiempo y un espacio donde lo nuevo, lo diferente es posible. Este entrar en “lo sagrado” se concreta en torno al Santuario y a la Virgen de La Tirana.

En el perímetro del pueblo de La Tirana, se halla el Calvario o la Ermita. El Cristo, frente al cual los grupos de bailarines realizan el primer ritual.

El saludo inicial constituye el momento crucial en que se deja lo profano para vivir lo sagrado. Este saludo lo realizan las Hermandades frente al Calvario. Se acerca en procesión, presididos por el estandarte del grupo; más atrás avanza la imagen que pertenece a la institución; les siguen la banda, los músicos, los bailarines y demás hermanos de la Cofradía. Este inicio en la Ermita del Cristo significa como en torno a Cristo está lo bueno, el orden y la perfección; mientras que fuera de Cristo está el pecado, el desorden, el caos.

Los peregrinos saludan

Por su parte, los peregrinos también entran en lo sagrado, saludando en la Ermita. En forma individual o en grupos pequeños los peregrinos no escatiman sacrificios para cumplir con sus mandas. Se arrastran hacia la Virgen por esas calles del pueblo. Algunos van de rodillas, otros reptando vientres. Las espinas y guijarros desgarran la piel que avanza. Pero ellos quieren sufrir el dolor de esas heridas que van arrancando el llanto que le ofrecen a la Virgen.

El dolor es el que ofrecen; lentamente avanzan y reptan, sufriendo cada centímetro, gozando cada dolor. Así llegan a la Virgen milagrosa y cuando besan sus pies olvidan tantos dolores y sienten la felicidad de haber cumplido la manda.

El canto de la primera entrada

Se realiza en la ERMITA al entrar al pueblo. En todos los cantos, saludos y homenajes se mantiene la misma formación. Y así es como bailarines que avanzan en forma ordenada, creando una estudiada coreografía, llegan a la primera entrada, en la que habitualmente cantan y recalcan “Déjanos pasar”, quedando atrás lo profano para llegar a lo sagrado, donde es posible encontrar a Dios y “lo sagrado” tienen un sitio en el pueblo.

Y así van “paso a paso” a lo sagrado, llegando a la sublimación de lo espiritual al enfrentar a la Virgen.

Y así, cantando y bailando, cada grupo llega hasta el pórtico del Templo, descansa y espera su turno. En el interior del santuario, los distintos grupos saludan.

Cuando les llega su hora, inician su ingreso al Templo. Mezclados con devotos y turistas, los bailarines entran cantando, tocando y danzando con túnicas multicolores, en ritmos muy bien marcados.

Sus cintas multicolores, se mueven al ritmo de la cadencia de la danza que van armando, entrelazando sus pasos, armando muchas figuras mientras imploran al niño Dios la bendición de su madre.

Esas voces se elevan colmadas de sentimientos, mientras marcan con destreza los pasos que el Caporal va guiando.

“Es alegría y vigor el Caporal va guiando con maestría sus pasos que los Morenos realizan con innata perfección. Las matracas jubilosas entregan compases sordos entre variados matices, todo es danza y es canción”.

El canto de segunda entrada

Es el canto de entrada al Templo. Ya en el interior del Santuario, las Hermandades cumplen con el rito de recibir a los nuevos miembros que ingresan al grupo. El Caporal, jefe de los bailarines, sube al altar con los nuevos integrantes, que aún no usan el uniforme de la Hermandad. Allí presenta el traje a la Virgen, haciendo que ésta lo toque para que queden benditos.

Canto de la tercera entrada

Es el canto que se realiza al enfrentar la imagen; al llegar y honrarla, agradeciéndole poder estar con ella. Pidiéndole de corazón que el próximo año les permita volver de nuevo a venerarla.

Ante la imagen los bailarines se rompen danzando y cantando al ritmo de La Tirana: Promeseros, Gitanos, Cuyacas, Indios Siuox, Chunchos, Pieles Rojas y otras Hermandades, enfrentan a la Virgen con sus mejores cantos y bailes. Las Diabladas no se dan descanso y bailan hasta el amanecer.

Al finalizar el canto, los bailarines, músicos y los integrantes del grupo van saliendo sin dejar de mirar la imagen. Una música alegre acompaña esta despedida que será por algunas horas, porque al día siguiente irán de nuevo a venerar a La Tirana.

Los tres cantos del día

Canto de los buenos días
Canto de las buenas tardes
Canto de las buenas noches

El mismo ritual. Igual de día, tarde y noche se vive en el Templo cuando las Cofradías va a saludar a la Virgen bailando y entonando los “Buenos Días”, “Buenas Tardes” y las “Buenas Noches”. Estas ceremonias no demoran más de cinco minutos, debido a la gran cantidad de Hermandades que esperan su turno.


Canto de los buenos días

Cuando llega el amanecer y aún humean los restos de fogatas, los bailes religiosos inician su frenética actividad.

Los actos del día comienzan en el Templo con el canto de los “Buenos Días”, en el cual las Hermandades le dicen a la Virgen: (Canto: Madre del Silencio).


Canto de las buenas tardes
Canto de las buenas noches

El mismo ritual sólo cambia el saludo según la hora: Buenas Tardes o Buenas Noches.

Canto de retirada

Un canto que se hace siempre al retirarse del Templo. Es un canto que se mezcla con la danza. Después del canto de “Buenos Días”, “Buenas Tardes” y “Buenas Noches” solicitan la bendición de La Tirana y antes de salir del Santuario entonan el canto de la Retirada:

“Contentos salimos
del templo sagrado
Morenos del norte
ya te han saludado.

Oh Virgen del Carmen,
madre poderosa
para tus devotos
eres milagrosa

Las gracias alegres
vámosle cantando
por todas las calles
vámosle vivando”

Dulce madre mía
ya estamos contentos
de estar en tu Templo
oh dichoso día

Oh dichoso templo
de amores sin fin
madre de Dios Hijo
Oh lirio fragante


Campanas y bendición

En la mañana las campanas de La Tirana que se fundieron con la plata de Huantajaya, comienzan a repicar, llamando a los peregrinos a las gradas del Santuario a recibir la bendición.
Si no acude el peregrino, en sus oídos seguirán vibrando las campañas, llamándolo a una oración. Sus sones se repiten, quedan en el aire, los arrastran los vientos. Se repiten, de tiempos ancestrales, como los metales que se fundieron con cánticos antiguos para crear esa mística de fe que reina en La Tirana.

Hace tantos años, pensamos que a comienzos del siglo pasado, estas campanas comenzaron a vibrar, quedando grabados entre sus sones los cantos y llantos de tantas generaciones que siguieron la senda de La Tirana y en su Santuario elevaron sus plegarias y sus ofrendas de fe.