16 de Julio, el día más esperado

El día que esperan todos. El día más aguardado, tiene momentos importantes:

EL ALBA:
Cuando el reloj marca las 24 horas en la noche del 15 de julio, en la plaza y en el pueblo estallan petardos. El aire se confunde con la música de decenas de bandas. Es el alba que marca el comienzo del día tan aguardado. El día de la Virgen del Carmen de La Tirana.

LA AURORA:
Es el complemento de “El Alba”. Las Hermandades han dormido un poco y muy temprano, con la aurora, vuelven a cantarle ala Virgen por su cumpleaños.

LA BAJADA DE LA VIRGEN:
En la mañana, con un ritual muy antiguo, se procede a bajar la imagen de la Virgen de La Tirana. La visten con un manto nuevo, le ponen su corona y la adornan con innumerables cintas de colores que cuelgan por todo su ruedo.

LA MISA:
Después, en el pórtico del Templo, se celebra la Sagrada Eucaristía. La misa es concelebrada. La preside el Obispo con muchísimos sacerdotes provenientes de muchas partes.

LA PROCESIÓN:
En la tarde, la Virgen sale a recorrer el pueblo seguida de todos sus fieles. Una procesión que siguen sus devotos cantando con emoción.

EL CANTO DEL ALBA

Es un canto importantísimo. La explosión de lo Sagrado y el júbilo ante la armonía que se va creando entre Dios y el hombre.
Y así se llega a la noche del día 15 de julio. La plaza del lugar está repleta de fieles, danzantes, músicos y curiosos. Cada compañía de baile pelea por el terreno que quiere ocupar; se encienden fogatas y todos, expectantes con sus trajes de gala, esperan que llegue la medianoche.
Cuando el reloj anuncia las 24 horas y que ha llegado el 16 de julio, la noche se ilumina con los colores de innumerables fuegos artificiales. Estallan petardos y cohetes. En el aire se confunde la música de decenas de bandas, el tam-tam de los bombos. Los bailarines danzan frenéticos. Poco a poco la tranquilidad y el silencio retornan a la explanada; cada Hermandad entona el Alba a la Virgen:


“Ya viene llegando el alba
con sus rayos de cristal
para adorar tu hermosura
madre mía celestial

Ya viene la claridad
con su luz resplandeciente
en el día de María
en su bello despertar .

Es el día de su santo
que celebran los devotos
es la voz te que proclama
reina y luz de mis ojos,
Virgencita del Carmelo

Por los montes y valles
elevemos la oración
en el Templo y por las calles
cantemos adoración

Madre mía del Carmelo
reina de todos tus fieles
de rodillas a tus plantas
échanos tu bendición”.

El canto de la aurora

Es el complemento del canto del Alba.
Complementará el día total de alegría, de unidad entre lo santo, lo bueno, lo bello.
Después del canto del Alba, las Hermandades se retiran cansadas y emocionadas. En la plaza las fogatas se van apagando y la música cesa por unas horas.
Pero muy temprano las primeras Hermandades vuelven nuevamente a la plaza, para entonar la Aurora que reciben diciendo:

“16 de julio
ya la luz se asoma
y ya las canciones.
tus fieles entonan

Cantando vamos
con alegría
ya nos espera
la Virgen María

Día de tu santo
hoy ya celebramos
y a todos alegres
a ti te alabamos

La aurora se asoma
con tu luz resplandeciente
y aquí nos sorprende
junto a ti, señora.

Los rayos de la luna
ya se van perdiendo
y ya tus nortinos
a ti cantan glorias.


El día más esperado

El 16 de Julio es el día más esperado. El día de La Tirana. Cuando sale a recorrer su pueblo para que sus fieles la miren y le rindan pleitesía.
Cuando la luz rompe las tinieblas de la noche del 15 de julio comienzan a escucharse cantos de alegría.

“Dieciséis de julio
ya va amaneciendo
por toda la tierra
va resplandeciendo

Buenos días tengas Madre
tan hermosa y soberana
eres Santa de los cielos
a quien todos veneramos”.

Y así van llegando todos. Con dos cirios en las manso. Caminando hacia el templo. Llevando algunos promesantes en el rostro la cicatriz del dolor. Pero pese a su pena, aprendieron a levantarse, aprendieron a no ser cobardes, aprendieron a tener valor.

Sienten las heridas interiores que son prueba del destino; la paz va llegando a sus almas, mientras caminan confiados. Empiezan a mirar las cosas simples que antes no miraban y ahora con esa paz interior pueden ir disfrutando. Disfrutan al ver un niño, un pájaro, una flor. Son ojos que irradian paz. A pesar de verse tristes, están colmados de amor. Por eso, hacia la Virgen caminan con cirios en las manos, arrastrándose, cantando o bailando. Pidiéndole en su andar a la Virgen con cariño:


“Aquí estamos todos
de buen corazón
échanos señora
vuestra bendición”.


La bajada de la Virgen

En la mañana, en el interior del Templo se inicia la Bajada de la Virgen. Un ritual que consiste en descender la imagen de Nuestra Señora del altar mayor. Miles de fieles quedan fuera del recinto sagrado. Se baja la imagen, desde cuyo pedestal cuelgan innumerables cintas de diversos colores que caen sobre los fieles, deseosos de alcanzarlos. La lluvia de cintas es la lluvia de gracias que concede la Virgen a quienes la llevan y están con ella en ese día. Simbolizan la lluvia de beneficios que reciben los que la veneran.

Ese día tan esperado, el 16 de julio, promesantes, fieles y Hermandades todos celebran el día cantando.

Cuando la Virgen de La Tirana desciende del altar, todo el pueblo se emociona. Los sones del Himno Patrio se esparcen por montes y serranías. Llegando después la palabra del Señor en los labios del Obispo.

Todos escuchan y agradecen a la Virgen y a su Templo; se llevan dentro del alma esa oración de esperanza que un hombre desde una cruz entregara a todo el mundo.
Cuando han bajado a la Virgen, la revisten con un manto nuevo y le instalan su corona de joyas, regalos de sus devotos.

La Misa

En el pórtico del Templo se celebra la misa. En la puerta del santuario aparece la imagen de la Virgen del Carmen. En ese instante caen desde la bóveda de la Iglesia una lluvia perfumada de pétalos de rosas y flores variadas, estallando el aire con múltiples petardos.

El Obispo de Iquique y los Sacerdotes de la Diócesis concelebran la misa. El culto divino es seguido por feligreses.

La música de las bandas deja de sonar y los bailarines en traje de gala acompañan el ritual.

El término de la misa la algarabía es general. El ruido de bombos y cajas de las bandas, panderetas y matracas de Bailes de los promesantes es frenético. Los danzantes agitan lanzas, chontas y guaripolas. Los feligreses muestran pañuelos o levantan sombreros saludando a La Tirana
Al disminuir la algarabía y el ruido, se iza el Pabellón Nacional. Y allí en La Tirana, un pequeño poblado nortino le rinde fe a la Patria y a la Virgen del Carmen.
Luego de la misa, la imagen vuelve al interior del Templo.

La procesión

En la tarde del 16 de julio se realiza la tan esperada procesión, ha sido fijado con anterioridad. Cada Baile religioso sabe donde debe ubicarse.
Llegan a la Iglesia las Hermandades con sones de flautas y pitos. Al ritmo de tambores llegan cantando:

“Buenas tardes tengas Madre
hija del eterno Padre
en el cielo y en la tierra
te adoramos Madre mía”.

Y así arriban al templo con el ritual de su danza, con los sones de su baile. Reluciendo sus tenidas como abanicos al sol. En el aire está su ritmo y entre saltos de alegría saludan a la Virgen tan querida, que cuando sale del templo la transportan con amor. Y mientras la van llevando, muy felices van diciendo:


“De este templo tan sagrado
viene saliendo María
con el rosario en la mano
toda hermosa y floreciente”.


El orden de la procesión es simple; la encabeza el anda de San José, esposo de María; más atrás el de Jesús de Nazareno, y finalmente la imagen de la Virgen de La Tirana. Después vienen las Hermandades que encabeza el Baile Chino Nº 1. La peregrinación avanza lentamente, entre una abigarrada multitud de fieles. Luego de recorrer las calles del pueblo, la imagen llega nuevamente a la plaza. Allí se despide de nuevo con el sonido de bronces, cajas y bombos. Explotan petardos y se levantan pañuelos.

Las despedidas


El día 17 la imagen de la Virgen de La Tirana vuelve a su lugar y comienzan las despedidas. La tristeza embarga el corazón de los devotos que saben que ya todo ha terminado y deben volver al mundo profano.

En el interior del Templo las desmayos y la histeria se hacen presente especialmente entre los bailarines más jóvenes. Ahí se despiden de las Hermandades, quienes ya cumplieron la manda o del que viaja a otras tierras.
Al abandonar el grupo, sus miembros se sienten desolados. En el interior del Santuario son despojados del traje que llevaron por tanto tiempo y la tristeza los embarga.

En el Calvario, en la Cruz, las despedidas revelan cómo sufren los que salen de “lo sagrado” para volver a “lo profano”. La gente pierde el manto de lo Sagrado que los cubre y llora inconsolablemente porque debe volver al mundo con sus dolores y problemas.

La primera despedida

Comienzan las despedidas. Los que entran al Templo no pueden ocultar su dolor. Es la Primera Despedida. Acongojados cantan:

“Ya llegó el último día
de tu novenario santo
danos vida para el año
para que todos volvamos”


Así le ruegan a La Tirana que les de vida para volver otra vez. Por eso el creyente que llega por primera vez se lleva el recuerdo de un pueblo que en su fe canta alegrías y dolores en la hora del adiós.

Ese que llega por primera vez quizás vea asombrado las más extrañas ofrendas. Quejas y ruegos con recuerdos de la adversidad. Escuchará como hablan de su Virgen Milagrosa. Es que en esa imagen ven a la Reina del Cielo que desciende hasta los hombres para esparcir su bondad. Entre lágrimas y desmayos siguen tocando cantos en la Primera Despedida:
Los bailarines, músicos, caporales y acompañantes le cantan a la Virgen el dolor que sienten al dejarla. La miran y ven que la Virgen también sufre. Lo notan en sus ojos que se ven muy negros y brillantes. La Tirana se ve conmovida por las cuitas que le llegan a contar esos fieles que han venido de lugares tan distantes para expresar su dolor. La Tirana los consuela con su mirada infinita; sufre al escuchar el quebranto de sus cantos lastimeros.

Leyenda de La Tirana

En el Tamarugal una ñusta se enamoró (bis)
de un caballero vasco, con su presencia la cautivó (bis)
La llamaban Tirana a la princesita de ese lugar, (bis)
Joven predestinada para ser reina de ese lugar (bis)

La Tirana, La Tirana,
La Tirana en Dios creyó
y la Virgen carmelita
en sus tierra se quedó

Vasco de Almeida era el caballero
que enamoró (bis)
a la princesa india que con su fe la cristianizó (bis)
nada pueden las leyes, ni los escritos ni tradición, (bis)
cuando buscan las almas el fundamento que da el amor (bis)

La tribu los sorprende en sus coloquios plenos de amor (bis)
y ambos los sacrifican para inmolarlos ante su Dios (bis)
quiso Dios infinito con este hecho todo cambiar (bis)
convirtiendo en Santuario por siempre,
siempre el Tamarugal (bis)

Nuestra madre querida con su inocencia nos sorprendió (bis)
Es la Virgen del Carmen que en una reina se convirtió (bis)
Puso en los peregrinos su bendición material (bis)
Virgen del Carmen bella eres la Reina del Tamarugal (bis)

La segunda despedida

Después sigue la Segunda Despedida. Penúltima ceremonia de quienes ven con congoja que los días de Paz interior se terminaron.

En esas canciones vierten los últimos sollozos contenidos. Las voces se tornan roncas y se comienzan a quebrar. En los movimientos gráciles hay un brío diferente, es el tormento latente de quien no se quiere marchar.

Es la pena de dejar el Santuario, abandonar a la Virgen. Muchos cantan llorando luego de despedir a quienes se retiran de la Hermandad. El Caporal ordena se cante la Segunda Despedida, que se entona de rodillas y en la que casi llorando dicen:


“Ay, Señor, ay María,
adiós, adiós, Madre mía.

Ya llegó el último día
de tu novenario santo
después de tanta alegría .
con qué corazón me aparto

Ay, que llorando nos vamos
después de tanta alegría
con qué corazón me aparto
de tu amable compañía

Perdónalos, Madre mía,
a tus bailarines ausentes
no vinieron a tu fiesta
Por causas justificadas.

No permitas, Gran Señora,
que se pierda un Bailarín
danos vida para otro año
Y regresar junto a ti”.

Y cuando de pronto se apaga la última nota, todos miran al Santuario con ansiedad manifiesta. Quieren en esa mirada dejar grabada en la mente la imagen del Templo Santo.
Con religioso respeto, mientras las lágrimas ruedan, con misticismo grandioso los feligreses inclinan la cabeza al caminar, para que así no se note que están llorando al andar. Se alejan pausadamente, envueltos en la tristeza de sentir que las puertas de La Tirana se comienzan a cerrar


La tercera despedida, el último adiós

Se realiza frente a la Cruz de madera a la entrada del pueblo. Es el momento más temido. El instante del adiós que llega con su manto de tristeza y los cubre a todos. Como hermanos se abrazan; Cofradías, Hermandades, Promesantes, fieles todos.

Quienes vistieron de gala y quienes rezaron con fe. En sus voces, quebradas por la emoción, se despiden del Santuario.

Pero, en el último abrazo, está un pedido muy simple. Vivir un año más. Para volver de nuevo a ese desierto nortino. Con esa fe que cada vez es más grande, ya que cantan esperanzas y cada vez es más bella porque nace de fieles con una fe a toda prueba.

¡Cómo no van a tratar de volver! Si vivir los días de La Tirana es alegría de oasis y quebradas, de mar y cordillera de límpidos acordes, de sueños y leyendas.
En el adiós todos sueñan volver a esa imagen del Monte del Calvario que tiene una proyección muy simple: dialogar por la paz con una fe sin medida. El que sueña con volver sabe que en ese lugar supo entender las bondades y pensar en sus errores. Mirando hacia atrás puedo ver cuanto obró injustamente y se promete así mismo enmendar esa falta.

Volver a esos instantes de fe es ahora motivo de su vida. Porque en La Tirana muchos entendieron cual era la hora solemne en que todo se mide. Comprendieron que el lenguaje del canto y la armonía de la danza marca en La Tirana un concierto de almas con sonidos escogidos, donde no se desentona ni una voz, ni una nota.
Comprendieron también en esos días una nueva forma y sentido para apreciar a los suyos con sus bondades y errores, en una alegría sincera que contrasta con un mundo que grita odio de tantas maneras.

“Triste es el momento
en que ya nos vamos
danos vida para el año
para que todos volvamos.
No permitas, madre mía,
que se vaya un bailarín
para que todos volvamos
a cumplir nuestra promesa”.


La partida, el retorno a lo profano

Apenas finalizan las despedidas, las Cofradías se dirigen al alojamiento colectivo, cantando el himno de la Hermandad.
Preparan sus cosas, envuelven sus trajes y sus instrumentos y con pena inician el regreso a sus casas.

Así, La Tirana comienza a despoblarse. Se desarman los puestos de feria. Se envuelven las carpas, se cierran los postigos y se ponen candados a las casas. La Carretera Panamericana y los caminos rurales se hacen estrechos para contener los miles de vehículos que retornan a sus lugares de origen.

Una semana más tarde, en día domingo, en cada dentro urbano donde exista una “Hermandad” que haya asistido al Santuario, se celebrará la “Tirana Chica” y así concluirán las festividades anuales con que se venera a la “VIRGEN DE LA TIRANA”.