Introducción Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos
Cada año los cristianos de todo el mundo se unen en oración para crecer en la unidad. Hacemos esto en un mundo en el que la corrupción, la codicia y la injusticia crean desigualdad y división. Oramos juntos en un mundo dividido: esto es algo poderoso. Sin embargo, como cristianos y comunidades muchas veces somos cómplices de la injusticia, aunque también estamos llamados a dar un testimonio común a favor de la justicia y ser instrumentos de la gracia sanadora de Cristo para un mundo quebrantado.
“Católicos y luteranos asumen que ellos y las comunidades en que viven su fe pertenecen al único cuerpo de Cristo. Crece la conciencia, entre luteranos y católicos, de que el conflicto del siglo XVI ha terminado. Las razones para la condenación mutuas de la fe de la otra parte han quedado en el camino.” Del conflicto a la comunión. Informe de la Comisión Luterano-Católico Romana sobre la Unidad. 2013, p. 109
Cada año los cristianos de todo el mundo se unen en oración para crecer en la unidad. Hacemos esto en un mundo en el que la corrupción, la codicia y la injusticia crean desigualdad y división. Oramos juntos en un mundo dividido: esto es algo poderoso. Sin embargo, como cristianos y comunidades muchas veces somos cómplices de la injusticia, aunque también estamos llamados a dar un testimonio común a favor de la justicia y ser instrumentos de la gracia sanadora de Cristo para un mundo quebrantado.
Cada año los cristianos de todo el mundo se unen en oración para crecer en la unidad. Hacemos esto en un mundo en el que la corrupción, la codicia y la injusticia crean desigualdad y división. Oramos juntos en un mundo dividido: esto es algo poderoso. Sin embargo, como cristianos y comunidades muchas veces somos cómplices de la injusticia, aunque también estamos llamados a dar un testimonio común a favor de la justicia y ser instrumentos de la gracia sanadora de Cristo para un mundo quebrantado. El comité a cargo de la preparación, eligió para este año, el siguiente texto del Deuteronomio: TEXTO BÍBLICO PARA EL 2019 Biblia Traducción Interconfesional (BTI)
Este año, la Semana de Oración ha sido preparada por cristianos de Indonesia, Con una población de 265 millones, de la cual el 86 % se considera musulmana, Indonesia es bien conocido como el país con mayor población musulmana del mundo. Sin embargo, un 10 % de los habitantes de Indonesia son cristianos de distintas tradiciones. Por eso, las situaciones (corrupción, codicia, injusticia) que han movido a los autores de este material, aunque se vivan en un contexto distinto, constituyen lacras también vivas entre nosotros y nuestras comunidades.
(Deuteronomio 16, 11-20)
Una vez acabada la vendimia y la recogida de la cosecha celebrarás durante siete días la fiesta de las Enramadas. La celebrarás con tus hijos e hijas, tus esclavos y esclavas, con los levitas, inmigrantes, huérfanos y viudas que viven en tus ciudades. Durante siete días celebrarás esta fiesta en honor del Señor tu Dios, en el lugar que escoja el Señor, porque él bendecirá todas tus cosechas y todo el trabajo de tus manos, y eso te hará sentir tremendamente dichoso.
Tres veces al año irán todos los varones a presentarse ante el Señor tu Dios, al lugar que el Señor haya escogido: en la fiesta de los Panes sin levadura, en la fiesta de las Semanas y en la fiesta de las Enramadas. Nadie se presentará ante el Señor con las manos vacías, sino que cada uno llevará ofrendas, conforme a las bendiciones que del Señor tu Dios haya recibido.
En todas las ciudades que el Señor tu Dios te da, nombrarás, por tribus, jueces y oficiales que se encargarán de juzgar con justicia al pueblo. No quebrantarás el derecho ni actuarás con parcialidad. No aceptarás soborno, porque el soborno ciega los ojos de los sabios y falsea la causa del inocente. Actúa siempre con toda justicia, para que vivas y poseas la tierra que el Señor tu Dios te da.
El párrafo subrayado expresa de manera sintética lo que los párrafos anteriores expresan por medio de un vocabulario ‘litúrgico': Las fiestas son los momentos y lugares donde el Pueblo se une... no son excluidos los esclavos ni las esclavas, ni los extranjeros, ni los necesitados. La unidad que se logra en la fiesta compromete a continuar actuando siempre con toda justicia en la vida diaria.
Ésa es, en síntesis, la clave del mensaje que viviremos en la Semana, especialmente en la celebración ecuménica principal, que debería congregar a representantes de todas las iglesias cristianas presentes en cada ciudad de nuestro país. Pero cada comunidad está invitada a recorrer, en la medida de lo posible, el itinerario de ocho días que se nos propone:
Día 1: Que fluya el derecho como agua (Amós 5, 24)
Día 2: Digan simplemente: «sí» o «no» (Mateo 5, 37)
Día 3: El Señor es clemente y compasivo (Salmo 145, 8)
Día 4: Conténtense con lo que tienen (Hebreos 13, 5)
Día 5: Para llevar a los pobres la buena noticia (Lucas 4, 18)
Día 6: Se llama Señor del universo (Jeremías 10, 16)
Día 7: ¡Grande es tu fe, mujer! (Mateo 15, 28)
Día 8: El Señor es mi luz, mi salvación (Salmo 27, 1)
Tenemos motivos para reconocer que en nuestra historia y nuestro territorio, hay numerosas muestras de injusticia, codicia y corrupción. Como con los Doce y con los Setenta, el Señor cuenta con nosotros, discípulas y discípulos suyos, para que su paz llegue a todas partes.
Esta celebración pone de relieve la importancia de pasar de los discursos sobre la unidad, la justicia y la misericordia a la acción y al compromiso concreto de llevar a cabo actos de unidad, justicia y misericordia en nuestras vidas personales y en la vida de nuestras comunidades cristianas.
Actúa siempre con toda justicia
(Deuteronomio 16, 18-20)
Introducción
Esta celebración pone de relieve la importancia de pasar de los discursos sobre la unidad, la justicia y la misericordia a la acción y al compromiso concreto de llevar a cabo actos de unidad, justicia y misericordia en nuestras vidas personales y en la vida de nuestras comunidades cristianas.
Se deben tener en cuenta dos aspectos concretos de esta celebración a la hora de prepararla. El primero está relacionado con la elección de los lectores para la Oración de arrepentimiento. Es importante que el primer lector (L1) sea un ministro ordenado o un líder de la congregación, mientras que los otros dos pueden ser miembros de la congregación.
El segundo aspecto se refiere a la acción simbólica que tiene lugar después del Compromiso por la justicia, la misericordia y la unidad. Será necesario preparar dos tarjetas o etiquetas para cada persona. A lo largo de la celebración se les pedirá a los participantes que piensen sobre cómo se pueden comprometer a llevar a cabo un determinado acto de justicia, misericordia o unidad. Se les invitará a escribir en las dos tarjetas cuál es su compromiso concreto. Cada persona pega una de estas tarjetas en su camisa. La segunda tarjeta se recogerá como ofrenda y se pondrá a los pies de la cruz. Al finalizar la celebración, se entregarán estas tarjetas a cada uno de los participantes mientras salen de la iglesia para que cada uno pueda rezar por el compromiso de los demás.
DESARROLLO DE LA CELEBRACIÓN*
C: Celebrante principal
A: Asamblea
L: Lector
Llamada a la oración
C: Celebremos al Dios uno y trino.
Dios, Padre nuestro, coronas tu creación con justicia y misericordia,
A: venimos a adorarte.
C: Jesucristo, tu cruz trae nueva vida y justicia,
A: venimos a adorarte.
C: Espíritu Santo, inspiras nuestros corazones para que actuemos con justicia,
A: venimos a adorarte.
C: Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté con todos ustedes.
A: Y también contigo.
Himno inicial (se elegirá localmente)
Palabras de introducción
C: Como cristianos de comunidades separadas nos reunimos aquí para orar por la unidad. Este año el tema elegido por las Iglesias de Indonesia para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos es: «actúa siempre con toda justicia». Este tema es imperioso dadas las muchas situaciones que causan divisiones y conflictos. Mientras oramos juntos, se nos recuerda que nuestra vocación como miembros del cuerpo de Cristo es perseguir y encarnar la justicia. Nuestra unidad en Cristo nos da fuerza para tomar parte en la lucha más extensa por la justicia y para promover la dignidad de la vida.
Himno de alabanza
Oración de arrepentimiento
C: Queridas hermanas y hermanos: reconozcamos ante el Señor que hemos pecado y pidámosle perdón para que nuestra celebración sea agradable a Dios.
L1: (leído por un ministro ordenado o líder de la congregación)
Dios de misericordia, nos has elegido para pastorear tu rebaño. Jesús, tu Hijo, nos ha enseñado a actuar con justicia. Somos conscientes de que en nuestro ministerio algunas veces actuamos injustamente con las personas que nos has encomendado: dando prioridad a los que son más cercanos o tienen un estatus social más alto; ignorando a los extraños, los pobres y los últimos de la sociedad; teniendo miedo de defender a los oprimidos; usando mal los recursos de la Iglesia. Estas conductas han hecho que algunas personas hayan abandonado la Iglesia. Señor, ten piedad.
A: Señor, ten piedad. (Esta respuesta puede ser cantada)
L2: (leído por un miembro de la congregación)
Dios de amor, nos has reunido como miembros de tu rebaño. Jesús, tu Hijo, nos ha enseñado a amarnos unos a otros como signo de que somos sus discípulos. Reconocemos que hemos fallado a la hora de vivir este mandamiento del amor: considerando a los miembros de las otras Iglesias como rivales; siendo hostiles hacia los demás y lentos para perdonar; mirando solo a los intereses personales; ignorando las necesidades de las hermanas y los hermanos; excluyendo a los que no comparten nuestro punto de vista. De estas formas nuestras actitudes fortalecen los muros entre nosotros que nos dividen. Señor, ten piedad.
A: Señor, ten piedad.
L3: (leído por otra persona)
Dios de bondad, nos has encomendado hacer de nuestra casa común un lugar de justicia para todos. En tu amor generoso mandas la lluvia sobre el justo y el injusto y en Jesús nos enseñas a amar sin hacer discriminaciones. Reconocemos que hemos fallado a la hora de vivir esta enseñanza: no respetando a nuestros vecinos; difundiendo mentiras a través de varios medios de comunicación social; participando en la ruptura de la armonía social. Nuestra conducta corre el riesgo de hacer del mundo un campo estéril que ya no produce tu justicia para toda la creación. Señor, ten piedad.
A: Señor, ten piedad.
C: Que el Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
A: Amén.
Himno / Canto / Música meditativa
Proclamación de la Palabra de Dios
Primera lectura: Deuteronomio 16, 11-20
Salmo Responsorial: Salmo 82, 1-8 (leído o cantado)
Respuesta: Ponte, oh Dios, en acción y juzga a la tierra.
Dios se alza en la asamblea divina,
entre los dioses imparte justicia.
«¿Hasta cuándo juzgarán injustamente
y serán favorables a los malvados?
Respuesta: Ponte, oh Dios, en acción y juzga a la tierra.
Hagan justicia al huérfano y al pobre,
defiendan al humilde y al necesitado,
pongan a salvo al desvalido y al pobre,
¡líbrenlos de las garras del malvado!».
Respuesta: Ponte, oh Dios, en acción y juzga a la tierra.
Pero no entienden, no comprenden,
en medio de la oscuridad deambulan.
¡Que tiemblen los cimientos de la tierra!
Respuesta: Ponte, oh Dios, en acción y juzga a la tierra.
Y yo dije: «Ustedes son dioses,
hijos del Altísimo son todos,
pero van a morir como humanos,
caerán como un príncipe cualquiera».
¡Ponte, oh Dios, en acción y juzga a la tierra
porque todas las naciones son tuyas!
Respuesta: Ponte, oh Dios, en acción y juzga a la tierra.
Segunda lectura: Romanos 12, 1-13
Aleluya (cantado)
Evangelio: Lucas 4, 14-21
Aleluya (cantado)
Sermón
Compromiso por la justicia, la misericordia y la unidad
C: Jesucristo ora por la unidad de sus discípulos.
La entrega de su vida es justicia para el mundo.
L1: Como miembros del cuerpo de Cristo, estamos llamados a caminar juntos siguiendo sus huellas.
L2: Escuchemos su llamada.
A: Espíritu Santo, únenos en la acción.
L1: Como miembros del cuerpo de Cristo, estamos llamados a mantener nuestras vidas libres del amor al dinero y contentarnos con lo que tenemos.
L2: Rompamos el círculo de la codicia y vivamos con sencillez.
A: Espíritu Santo, únenos en la acción.
L1: Como miembros del cuerpo de Cristo, estamos llamados a anunciar la libertad a los presos y a las víctimas de todas las formas de violencia.
L2: Ayudémosles a tener una vida digna.
A: Espíritu Santo, únenos en la acción.
L1: Como miembros del cuerpo de Cristo, estamos llamados a dar cobijo al extranjero.
L2: Superémonos unos a otros en la acogida.
A: Espíritu Santo, únenos en la acción.
L1: Como miembros del cuerpo de Cristo, estamos llamados a proclamar la buena noticia a toda la creación.
L2: Salvaguardemos la vida y la belleza de la creación de Dios.
A: Espíritu Santo, únenos en la acción.
C: Para concretar nuestro compromiso personal de trabajar juntos por la justicia, se nos invita a escribir nuestro compromiso en dos tarjetas distintas. Una la pondremos cerca de nuestro corazón y la otra se recogerá y se presentará como ofrenda.
(Se puede cantar un canto de unidad y/o de justicia mientras los participantes escriben sus compromisos.)
Ofrenda
C: Qué exige el Señor de ti sino respetar el derecho, practicar con amor la misericordia y caminar humildemente con tu Dios (Miqueas 6, 8). Nos comprometemos a realizar obras de justicia.
(En este momento los encargados recogen la segunda tarjeta y las traen delante para ponerlas a los pies de la cruz.)
C: Dios de bondad, nos has mostrado tu compasión y tu solicitud para toda la creación. Tu amor nos inspira a ofrecerte estos compromisos de actuar con justicia, amando a los demás con todo el corazón sin tener en cuenta su procedencia cultural, étnica y religiosa. Acepta ahora nuestras ofrendas y transfórmalas en acción por la unidad de tu Iglesia. Te lo pedimos por tu Hijo Jesucristo, en la fuerza del Espíritu Santo, que vive y reina contigo como un solo Dios por los siglos de los siglos.
A: Amén.
Intercambio de la paz
(Los líderes invitan a la asamblea a intercambiar una señal de paz, para que juntos podamos proclamar nuestra fe.)
El credo niceno-constantinopolitano
« Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador de cielo y tierra [...].
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
consustancial con el Padre, por quien todo fue hecho;
que por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo,
y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato:
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día según las Escrituras,
y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creo que la Iglesia es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro »
Oración de los fieles
C: Elevemos a Dios nuestra plegaria común por la Iglesia y por las necesidades de toda la humanidad.
L: Desde las islas y los océanos,
te adoramos, oh Dios, Creador de la vida.
A través de las montañas y los valles,
te alabamos, oh Dios, Salvador del mundo.
Con las lenguas de todas las naciones,
te damos gracias, oh Dios, Consolador de los cuerpos y de las almas.
Venimos ante Ti, trayendo nuestras cargas y esperanzas.
Hoy te pedimos:
A: Oh Dios, escucha nuestra oración y danos tu amor.
L: Pedimos por los que viven en medio de la injusticia.
Aliéntanos a levantar sus voces y a fortalecer sus esperanzas.
Pedimos por los que continúan perpetrando la injusticia.
Que tu benevolencia llene nuestros corazones y nos haga instrumentos de libertad y de paz.
Rezamos por todas las instituciones y las personas que toman partido por la justicia.
Haz que actuemos con justicia según tus palabras.
Hoy te pedimos:
A: Oh Dios, escucha nuestra oración y danos tu justicia.
L: Pedimos por la unidad visible de la Iglesia.
Condúcenos a cumplir la oración de Jesús de que seamos uno
y trabajemos juntos para manifestar tu Reino.
Hoy te pedimos:
A: Oh Dios, escucha nuestra oración y danos pasión por la unidad.
L: Te damos gracias por los muchos colores, culturas y costumbres que compartimos en este mundo.
En nuestras diferencias, únenos por tu amor.
Haznos capaces de actuar juntos para defender la vida
y para hacer de este mundo un lugar justo y pacífico para toda la humanidad.
Hoy te pedimos:
A: Oh Dios, escucha nuestra oración y danos tu paz.
Oración del Señor
Himno/canto
Despedida
C: Al salir de la celebración se les entregará una de las tarjetas de compromiso. Les invitamos a orar por el compromiso escrito en la tarjeta.
Bendición
C: Que Dios los envuelva con amor
y haga que la bondad salga de ustedes.
Que Dios encienda en ustedes el valor
y los transforme en instrumentos de su justicia y de su paz.
Que Dios les conceda la humildad
y les dé perseverancia para promover la unidad.
A: Amén
(Mientras se van los participantes los ministros distribuyen las tarjetas de compromiso.)
Actúa siempre con toda justicia
(Deuteronomio 16, 11-20)
Irás al lugar que el Señor tu Dios haya escogido como morada de su nombre; y allí, en presencia del Señor tu Dios, celebrarás la fiesta en su honor con tus hijos e hijas, con tus esclavos y esclavas, con los levitas que viven en tus ciudades, con los inmigrantes, y con los huérfanos y las viudas que vivan en medio de ti. Recuerda que fuiste esclavo en Egipto; por tanto, cumple y pon en práctica estos preceptos.
Actúa siempre con toda justicia
(Deuteronomio 16, 11-20)
Irás al lugar que el Señor tu Dios haya escogido como morada de su nombre; y allí, en presencia del Señor tu Dios, celebrarás la fiesta en su honor con tus hijos e hijas, con tus esclavos y esclavas, con los levitas que viven en tus ciudades, con los inmigrantes, y con los huérfanos y las viudas que vivan en medio de ti. Recuerda que fuiste esclavo en Egipto; por tanto, cumple y pon en práctica estos preceptos.
Una vez acabada la vendimia y la recogida de la cosecha celebrarás durante siete días la fiesta de las Enramadas. La celebrarás con tus hijos e hijas, tus esclavos y esclavas, con los levitas, inmigrantes, huérfanos y viudas que viven en tus ciudades. Durante siete días celebrarás esta fiesta en honor del Señor tu Dios, en el lugar que escoja el Señor, porque él bendecirá todas tus cosechas y todo el trabajo de tus manos, y eso te hará sentir tremendamente dichoso.
Tres veces al año irán todos los varones a presentarse ante el Señor tu Dios, al lugar que el Señor haya escogido: en la fiesta de los Panes sin levadura, en la fiesta de las Semanas y en la fiesta de las Enramadas. Nadie se presentará ante el Señor con las manos vacías, sino que cada uno llevará ofrendas, conforme a las bendiciones que del Señor tu Dios haya recibido.
En todas las ciudades que el Señor tu Dios te da, nombrarás, por tribus, jueces y oficiales que se encargarán de juzgar con justicia al pueblo. No quebrantarás el derecho ni actuarás con parcialidad. No aceptarás soborno, porque el soborno ciega los ojos de los sabios y falsea la causa del inocente. Actúa siempre con toda justicia, para que vivas y poseas la tierra que el Señor tu Dios te da.
Biblia Traducción Interconfesional (BTI)