Textos Bíblicos |
Éxodo 2, 1-10: El nacimiento de Moisés |
Salmo 127: Si el Señor no construye la casa, en vano se afanan sus constructores | |
Hebreos 11, 23-24: Por la fe los padres de Moisés, viéndolo tan hermoso, lo escondieron | |
Mateo 2, 13-15: José se levantó, tomó al niño y a la madre en plena noche y partió con ellos camino de Egipto | |
En el Caribe la familia se sigue viendo afectada negativamente por la herencia de la esclavitud y por nuevos factores como la migración de los padres, los problemas económicos y la violencia doméstica. Para afrontar esta realidad las Iglesias del Caribe trabajan para proporcionar apoyo tanto a las familias nucleares como a las más extensas.
Dios misericordioso,
enviaste a tu Hijo para que naciera en una familia como las nuestras,
con antepasados que eran tanto justos como pecadores. Pedimos tu bendición sobre nuestras familias
en sus casas y en nuestras comunidades.
Oramos especialmente por la unidad de la familia cristiana, para que el mundo crea.
Lo pedimos en el nombre de Jesús.
Amén.
La diestra de Dios
está escribiendo en nuestra tierra, escribiendo con poder y con amor;
nuestros conflictos y nuestros miedos, nuestros triunfos y nuestras lágrimas, son grabados por la diestra de Dios.
Las familias tienen una importancia capital para la protección y el cuidado de los niños y las niñas. Los relatos bíblicos de la infancia de Moisés y de Jesús, que estuvieron ambos en peligro mortal por las órdenes asesinas de gobernantes enojados, expresan bien lo vulnerable que pueden ser los niños y las niñas a las fuerzas externas. Estos relatos también reflejan como se pueden llevar a cabo acciones para proteger a estos pequeños y pequeñas. Mateo nos presenta un modelo de paternidad que es amorosamente fiel a la voluntad del Señor, especialmente en tiempos difíciles.
La Escritura ve a los niños y a las niñas como una bendición y una esperanza para el futuro. Para el salmista son «como flechas en la mano del guerrero». Como cristianos compartimos una vocación común a vivir como redes de apoyo familiar, confiando en el poder del Señor en la tarea de construir comunidades fuertes en las que los niños y las niñas sean protegidos y puedan florecer.