Presentación Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos
En esta oportunidad las Iglesias del Caribe fueron elegidas para redactar el borrador de los materiales para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2018. Bajo la dirección de monseñor Kenneth Richards, arzobispo católico de Kingston y obispo responsable de cuestiones ecuménicas en la Conferencia Episcopal de las Antillas, se constituyó un equipo ecuménico compuesto por hombres y mujeres para redactar los materiales.
“Católicos y luteranos asumen que ellos y las comunidades en que viven su fe pertenecen al único cuerpo de Cristo. Crece la conciencia, entre luteranos y católicos, de que el conflicto del siglo XVI ha terminado. Las razones para la condenación mutuas de la fe de la otra parte han quedado en el camino.” Del conflicto a la comunión. Informe de la Comisión Luterano-Católico Romana sobre la Unidad. 2013, p. 109
En esta oportunidad las Iglesias del Caribe fueron elegidas para redactar el borrador de los materiales para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2018. Bajo la dirección de monseñor Kenneth Richards, arzobispo católico de Kingston y obispo responsable de cuestiones ecuménicas en la Conferencia Episcopal de las Antillas, se constituyó un equipo ecuménico compuesto por hombres y mujeres para redactar los materiales.
Tu mano, Señor, es fuerte y magnífica
(Ex 15, 6)
En esta oportunidad las Iglesias del Caribe fueron elegidas para redactar el borrador de los materiales para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2018. Bajo la dirección de monseñor Kenneth Richards, arzobispo católico de Kingston y obispo responsable de cuestiones ecuménicas en la Conferencia Episcopal de las Antillas, se constituyó un equipo ecuménico compuesto por hombres y mujeres para redactar los materiales.
Actualmente la región del Caribe, cuyo nombre deriva de uno de sus pueblos indígenas, los « kalinago », inicialmente llamados «caribes», es una realidad compleja. Su amplia extensión geográfica, que incluye tanto islas como territorios continentales, contiene un rico entramado de tradiciones étnicas, lingüísticas y religiosas. Es también una realidad política compleja con distintas formas de organización constitucional y gubernamental, que van desde la dependencia colonial - británica, holandesa, francesa y americana - a repúblicas nacionales
El Caribe actual está profundamente marcado por el proyecto deshumanizante de la explotación colonial. En la búsqueda agresiva de ganancias mercantiles, los colonizadores crearon sistemas inhumanos para comerciar con los seres humanos y su trabajo forzado. Inicialmente, estas prácticas esclavizaron y diezmaron y, en algunos casos, exterminaron las poblaciones indígenas de la región. A esto le siguió la esclavitud desde África y los « trabajadores no abonados » de la India y de China.
Muchos de los desafíos contemporáneos son herencia del pasado colonial y de la trata de esclavos. La psique colectiva herida se manifiesta hoy a través de problemas sociales relacionados con la baja autoestima, la violencia doméstica y de bandas, y las deterioradas relaciones familiares.
Hoy en día los cristianos del Caribe pertenecientes a distintas tradiciones ven el actuar de la diestra de Dios en el fin de la esclavitud. Esta es una experiencia unificadora de la acción salvífica de Dios que dona libertad. Por este motivo se consideró muy apropiada la elección del canto de Moisés y María (Ex 15, 1-21) como tema para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2018. Es un canto de victoria sobre la opresión. Este tema ha sido recogido en un canto, “La diestra de Dios,” escrito en un taller de una reunión de la Conferencia de las Iglesias del Caribe celebrada en agosto de 1981, que se ha vuelto un himno del movimiento ecuménico de la región y que ha sido traducido a distintas lenguas.
Como los israelitas, los pueblos del Caribe tienen un canto de victoria y de libertad que pueden cantar y es un canto que los une.
« Fue tu mano quien lo hizo, Señor, resplandeciente de poder » (15, 6a)
La liberación y la salvación del pueblo de Dios es obra del poder de Dios. La mano de Dios puede entenderse como su victoria cierta sobre sus adversarios y como la protección constante de su propio pueblo. A pesar de la determinación del faraón, Dios escuchó el grito de su pueblo y no deja a su pueblo perecer porque Dios es el Dios de la vida. A través de su poder sobre los vientos y el mar, Dios muestra su voluntad de preservar la vida y de destruir la violencia (Ex 15, 10). El propósito de su redención era constituir a los israelitas como un pueblo de alabanza que reconociese el amor indefectible de Dios.
La liberación trajo esperanza y una promesa para su pueblo. Esperanza porque un nuevo día había llegado en el que el pueblo podía servir libremente a su Dios y darse cuenta de sus posibilidades. Era también una promesa: su Dios les acompañaría a lo largo de su camino y ninguna fuerza podría destruir el propósito de Dios para ellos.
La mano de Dios que sacó al pueblo de la esclavitud dio esperanza y ánimo a los israelitas, como sigue dando esperanza a los cristianos del Caribe. No son víctimas de las circunstancias. Dando testimonio de esta esperanza común, las Iglesias trabajan juntas para servir a todos los pueblos de la región, especialmente a los más vulnerables y desatendidos. En las palabras del himno, “la diestra de Dios está plantando en nuestra región, plantando semillas de liberad, esperanza y amor»
La región del Caribe
Actualmente la región del Caribe, cuyo nombre deriva de uno de sus pueblos indígenas, los «kalinago», inicialmente llamados «caribes», es una realidad compleja. Su amplia extensión geográfica, que incluye tanto islas como territorios continentales, contiene un rico entramado de tradiciones étnicas, lingüísticas y religiosas.
Fue tu diestra quien lo hizo, Señor, resplandeciente de poder
(Ex 15, 6)
La región del Caribe
Actualmente la región del Caribe, cuyo nombre deriva de uno de sus pueblos indígenas, los «kalinago», inicialmente llamados «caribes», es una realidad compleja. Su amplia extensión geográfica, que incluye tanto islas como territorios continentales, contiene un rico entramado de tradiciones étnicas, lingüísticas y religiosas. Es también una realidad política compleja con distintas formas de organización constitucional y gubernamental, que van desde la dependencia colonial - británica, holandesa, francesa y americana - a repúblicas nacionales.
El Caribe actual está profundamente marcado por el proyecto deshumanizante de la explotación colonial. En la búsqueda agresiva de ganancias mercantiles, los colonizadores crearon sistemas inhumanos para comerciar con los seres humanos y su trabajo forzado. Inicialmente, estas prácticas esclavizaron y diezmaron y, en algunos casos, exterminaron las poblaciones indígenas de la región. A esto le siguió la esclavitud desde África y los «trabajadores no abonados» de la India y de China.
A cada paso, el sistema creado por los colonizadores intentaba despojar a los pueblos subyugados de sus derechos: su identidad, su dignidad humana, su libertad y su autodeterminación. La esclavización de los africanos no era solo una cuestión de transportar trabajadores de un lugar a otro del mundo, sino que, constituyendo una afrenta a la dignidad humana dada por Dios, llevaba a la mercantilización del ser humano, haciendo a uno propiedad de otro. A la par de la consideración de la otra persona como una propiedad, iban otras prácticas que perseguían deshumanizar aún más al africano. Entre ellas: la negación del derecho a sus expresiones culturales y religiosas y a la vida matrimonial y familiar.
Muy lamentablemente, a lo largo de 500 años de colonialismo y de esclavitud, la actividad misionera cristiana en la región, exceptuando algunos casos notables, estaba muy ligada a este sistema deshumanizante y en muchas ocasiones lo justificaba y reforzaba. Mientras que los que trajeron la Biblia a la región usaban las Escrituras para justificar la subyugación de un pueblo esclavo, en la mano de los esclavizados se volvía una inspiración, una garantía de que Dios estaba de su parte y de que les llevaría a la libertad.
El tema de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2018
Hoy en día los cristianos del Caribe pertenecientes a distintas tradiciones ven el actuar de la diestra de Dios en el fin de la esclavitud. Esta es una experiencia unificadora de la acción salvífica de Dios que dona libertad. Por este motivo se consideró muy apropiada la elección del canto de Moisés y María (Ex 15, 1-21) como tema para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2018. Es un canto de victoria sobre la opresión. Este tema ha sido recogido en un canto, La diestra de Dios, escrito en un taller de una reunión de la Conferencia de las Iglesias del Caribe celebrada en agosto de 1981, que se ha vuelto un himno del movimiento ecuménico de la región y que ha sido traducido a distintas lenguas.
Como los israelitas, los pueblos del Caribe tienen un canto de victoria y de libertad que pueden cantar y es un canto que los une. Sin embargo, nuevos desafíos amenazan otra vez con esclavizar y con menoscabar la dignidad del ser humano creado a imagen y semejanza de Dios. Mientas que la dignidad humana no se puede perder, con frecuencia es oscurecida por el pecado personal y por las estructuras de pecado. En nuestro mundo marcado por el pecado, con demasiada frecuencia nuestras relaciones sociales carecen de la justicia y de la compasión que honran la dignidad humana.
Muchos de los desafíos contemporáneos son herencia del pasado colonial y de la trata de esclavos. La psique colectiva herida se manifiesta hoy a través de problemas sociales relacionados con la baja autoestima, la violencia doméstica y de bandas, y las deterioradas relaciones familiares. Aunque son una herencia del pasado, estas realidades también son exacerbadas por el contexto actual que muchos identifican como un neocolonialismo. En estas circunstancias, parece casi imposible para muchos de los países de esta región salir por sus propias fuerzas de la pobreza y de la deuda. Por otra parte, en muchos lugares sigue existiendo un marco legislativo residual que es discriminatorio.
La diestra de Dios que sacó al pueblo de la esclavitud dio esperanza y ánimo a los israelitas, como sigue dando esperanza a los cristianos del Caribe. No son víctimas de las circunstancias. Dando testimonio de esta esperanza común, las Iglesias trabajan juntas para servir a todos los pueblos de la región, especialmente a los más vulnerables y desatendidos. En las palabras del himno, «la diestra de Dios está plantando en nuestra región, plantando semillas de liberad, esperanza y amor».
Reflexión bíblico-pastoral sobre el texto (Ex 15, 1-21)
El libro del Éxodo abarca tres períodos históricos: la vida de los israelitas en Egipto (1, 1-15, 21); el camino de Israel a través del desierto (15, 22-18, 27); y la experiencia del Sinaí (19-40). El pasaje elegido, «el canto a orillas del mar» dirigido por Moisés y María, detalla los acontecimientos que llevaron a la redención del pueblo de Dios de la esclavitud. Cierra el primer período.
«Él es mi Dios, por eso lo alabaré» (15, 2)
Los versículos del 1 a 3 del capítulo 15 ponen el acento en la alabanza de Dios: «El Señor es mi fortaleza y mi refugio, él fue mi salvación. Él es mi Dios, por eso lo alabaré; es el Dios de mi padre, por eso lo ensalzaré» (15, 2). En el canto dirigido por Moisés y María los israelitas cantan la fuerza de Dios que les ha liberado. Constatan que el designio y el deseo de Dios de liberar a su pueblo no pueden ser frustrados ni impedidos. No hay fuerzas, tampoco los carros del faraón, ni su ejército, ni lo mejor de sus capitanes, que puedan frustrar la voluntad de Dios para su pueblo de que sea libre (15, 4-5). En este gozoso grito de alabanza, los cristianos de distintas tradiciones reconocen que Dios es el salvador de todos; nos alegramos de que haya mantenido sus promesas y de que siga otorgándonos su salvación a través del Espíritu Santo. En la salvación que nos ofrece reconocemos que él es nuestro Dios y nosotros su pueblo.
«Fue tu diestra quien lo hizo, Señor, resplandeciente de poder» (15, 6a)
La liberación y la salvación del pueblo de Dios es obra del poder de Dios. La diestra de Dios puede entenderse como su victoria cierta sobre sus adversarios y como la protección constante de su propio pueblo. A pesar de la determinación del faraón, Dios escuchó el grito de su pueblo y no deja a su pueblo perecer porque Dios es el Dios de la vida. A través de su poder sobre los vientos y el mar, Dios muestra su voluntad de preservar la vida y de destruir la violencia (Ex 15, 10). El propósito de su redención era constituir a los israelitas como un pueblo de alabanza que reconociese el amor indefectible de Dios.
La liberación trajo esperanza y una promesa para su pueblo. Esperanza porque un nuevo día había llegado en el que el pueblo podía servir libremente a su Dios y darse cuenta de sus posibilidades. Era también una promesa: su Dios les acompañaría a lo largo de su camino y ninguna fuerza podría destruir el propósito de Dios para ellos.
¿Utiliza Dios la violencia para contrarrestar la violencia?
Algunos padres de la Iglesia interpretaron este relato como una metáfora de la vida espiritual. Agustín, por ejemplo, identificó al enemigo tragado por el mar no con los egipcios, sino con el pecado:
En el bautismo sumergió y borró todos nuestros pecados anteriores, que venían como persiguiéndonos por la espalda. Los espíritus inmundos llevaban las riendas de nuestras tinieblas como si fuesen sus jumentos, es decir, sus auxiliares, y, cual jinetes, las conducían a donde querían. Por eso el apóstol los llama gobernadores de estas tinieblas. Puesto que nos hemos visto libres de ellos mediante el bautismo, como si fuera el mar Rojo, esto es, ensangrentado por la santificación del Señor crucificado, no volvamos nuestro corazón a Egipto, antes bien dirijámonos hacia el reino en medio de las tentaciones del desierto, teniéndole a él por protector y guía (Sermón 223E).
Agustín interpreta el relato como una exhortación para los cristianos a la esperanza y a la perseverancia al ser perseguidos por el enemigo. Él consideraba el bautismo como el acontecimiento constitutivo clave que constituye la verdadera identidad de cada uno como miembro del cuerpo de Cristo. Por eso establece un paralelismo entre el paso liberador de Israel por el mar Rojo y el de los cristianos a través de las aguas bautismales. Los dos acontecimientos liberadores hacen existir una asamblea que alaba. Por eso Israel podía libremente alabar la mano salvadora de Dios con el canto de victoria de María y Moisés. Su redención constituía a los israelitas esclavizados en miembros del único pueblo de Dios, unidos con un canto de alabanza que podían cantar.
Unidad
Éxodo 15 nos permite constatar como el camino hacia la unidad tiene que pasar muchas veces a través de una experiencia compartida de sufrimiento. La liberación de los israelitas de la esclavitud es el acontecimiento fundacional que los constituye como pueblo. Para los cristianos este proceso llega a su culmen con la encarnación y el misterio pascual. Aunque la liberación/salvación es iniciativa de Dios, Dios asocia a agentes humanos a la realización de su propósito y plan de redención de su pueblo. Los cristianos, gracias a su bautismo, comparten el ministerio de reconciliación de Dios, pero nuestras divisiones obstaculizan nuestro testimonio y nuestra misión en un mundo que necesita de la salvación de Dios.
Son parte integrante de esta celebración la Biblia y tres juegos de cadenas. El equipo de redacción del Caribe sugiere que estos signos se pongan en un lugar destacado en el espacio celebrativo.
Introducción
Son parte integrante de esta celebración la Biblia y tres juegos de cadenas. El equipo de redacción del Caribe sugiere que estos signos se pongan en un lugar destacado en el espacio celebrativo.
La Biblia es especialmente importante en la experiencia de las Iglesias del Caribe. Es un hecho histórico que los pueblos indígenas y esclavizados padecieron atrocidades cometidas por los colonizadores que, al mismo tiempo, trajeron el cristianismo. Sin embargo, en las manos de los pueblos oprimidos de la región, la Biblia se volvió una fuente fundamental de consolación y de liberación. Esta dinámica de la inversión hace de la Biblia un símbolo potente en sí misma. Por este motivo es importante que en esta celebración se coloque una Biblia visualmente significativa en medio de la asamblea y que desde ella se proclamen las lecturas en vez de hacerlo desde otros libros o folletos.
Las cadenas son un signo potente de esclavización, deshumanización y racismo. Son también un signo del poder del pecado que nos separa de Dios y de los demás. El grupo de redacción del Caribe anima a la utilización de verdaderas cadenas de hierro en las Peticiones de Perdón de esta celebración. Si no es posible utilizar cadenas de hierro, se deberían buscar otras cadenas que sean visualmente potentes. Durante la celebración, las cadenas de hierro se sustituyen por una cadena humana que expresa al mismo tiempo comunión y acción conjunta contra la esclavitud actual y todo tipo de deshumanización individual e institucionalizada. Es parte integrante de la celebración invitar a toda la asamblea a participar en este gesto.
Para el canto después de la proclamación de la Palabra, el grupo de redacción del Caribe sugiere el himno La diestra de Dios. Refleja el canto de alabanza de María y Moisés por la acción liberadora de Dios en el libro del Éxodo, y está relacionado con el movimiento ecuménico en el Caribe, mientras que las Iglesias siguen trabajando juntas para vencer los desafíos sociales que enfrentan los pueblos de la región .
DESARROLLO DE LA CELEBRACIÓN
Fue tu diestra quien lo hizo, Señor, resplandeciente de poder
(Ex 15, 6)
P Presidente
A Asamblea
L Lector
Entrada
Canto
Durante el canto, entran los que presiden la celebración. Son precedidos por un asistente que lleva la Biblia. Se coloca la Biblia en un lugar de honor en el centro del espacio celebrativo. Las lecturas que se proclamarán en la celebración se tomarán de esta Biblia.
Palabras de bienvenida
P La gracia de nuestro Señor Jesucristo,
el amor de Dios,
y la comunión del Espíritu Santo estén con todos vosotros.
A Y también contigo.
P Queridos hermanos en Cristo, nos reunimos para esta celebración de oración por la unidad. Damos gracias a Dios por nuestra herencia cristiana y su acción salvadora y liberadora en la historia humana.
Los materiales para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos de este año han sido preparados por las Iglesias del Caribe. La historia del cristianismo en esta región tiene una paradoja. Por un lado, la Biblia fue utilizada por los colonizadores para justificar la subyugación de los habitantes indígenas de estas tierras, junto con otros que fueron traídos de África, la India y de China. Muchas personas fueron exterminadas, encadenadas, esclavizadas y sometidas a condiciones de trabajo injustas. Por otro lado, la Biblia se volvió una fuente de consuelo y de liberación para muchos que sufrían de la mano de los colonizadores.
Hoy en día la Biblia sigue siendo una fuente de consuelo y liberación que sigue inspirando a los cristianos del Caribe para hacer frente a las condiciones que ponen en peligro la dignidad y la calidad de la vida. Mientras se caen de nuestras manos las cadenas de la esclavitud, nuevos lazos de amor y comunión emergen en la familia humana y expresan la unidad por la que las comunidades cristianas oramos.
Invocación al Espíritu Santo
Se puede cantar la respuesta a la invocación.
P Con los cristianos del Caribe, invoquemos al Espíritu Santo para que haga arder nuestros corazones mientras rezamos por la unidad de la Iglesia.
Une a tus siervos con el lazo de la unidad.
A ¡Ven, Espíritu Santo!
P Enséñanos a orar.
A ¡Ven, Espíritu Santo!
P Líbranos de la esclavitud del pecado.
A ¡Ven, Espíritu Santo!
P Ayúdanos en nuestra debilidad.
A ¡Ven, Espíritu Santo!
P Renuévanos como hijos tuyos.
A ¡Ven, Espíritu Santo!
Canto de alabanza
Peticiones de Perdón
P No habéis recibido un espíritu que os convierta en esclavos, de nuevo bajo el régimen del miedo. Invoquemos la misericordia de Dios, confiando en el poder salvador de su diestra.
Tres miembros de la asamblea vienen delante, cada uno llevando un juego de cadenas. Después de cada petición y su respuesta, se deja caer al suelo uno de los juegos de cadenas. Como respuesta se puede cantar el Kyrie.
P De las estructuras que socavan la dignidad humana e imponen nuevas formas de esclavitud, líbranos, Señor.
A Kyrie eleison.
P De las decisiones y de las acciones que imponen pobreza, marginación y discriminación a nuestros hermanos y hermanas, líbranos, Señor.
A Kyrie eleison.
P Del miedo y la sospecha que nos separan unos de otros y que ponen límites a la esperanza y a la salvación, líbranos, Señor.
A Kyrie eleison.
P El Señor es mi fortaleza y mi refugio, él es nuestra salvación. Que el Señor, que nos ha redimido, nos lleve a la morada de la santidad.
A Amén.
Proclamación de la Palabra de Dios
P Líbranos, Señor, de la opresión del ser humano,
A para que podamos guardar tus decretos.
P Que brille tu rostro sobre tus siervos,
A y enséñanos tus normas. (cf. Sal 119, 134-135)
Éxodo 15, 1-21
P Escuchad y seréis liberados.
A Damos gracias a Dios.
Es preferible que el salmo se cante.
Salmo 118, 5-7. 13-17. 19-24
R/ ¡Dad gracias al Señor por su bondad, porque es eterno su amor!
En la angustia invoqué al Señor
y el Señor me respondió dándome alivio.
El Señor está conmigo, nada temo,
¿qué podrá hacerme el mortal?
El Señor está conmigo, es mi ayuda,
prevaleceré sobre mis enemigos. R/
Me empujaban intentando derribarme,
pero el Señor me ayudó.
Dios es mi fuerza y mi potencia,
él fue para mí la salvación.
Gritos de gozo y victoria
hay en las tiendas de los justos: R/
« La diestra del Señor realiza hazañas,
la diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor realiza hazañas ».
No he de morir, viviré
para contar las proezas del Señor. R/
¡Abridme las puertas de la justicia!
Entraré por ellas dando gracias a Dios.
Esta es la puerta del Señor,
por ella entrarán los justos. R/
Te doy gracias pues me has escuchado,
tú fuiste para mí la salvación.
La piedra que desecharon los constructores,
es ahora la piedra angular.
Del Señor viene todo esto
y nos parece admirable.
Este es el día en que actuó el Señor,
alegrémonos, gocémonos en él. R/
Romanos 8, 12-27
P Escuchad y seréis liberados.
A Damos gracias a Dios.
Un Aleluya adecuado puede ser cantado antes y después de la proclamación del Evangelio.
Marcos 5, 21-43
P Escuchad y seréis liberados.
A Damos gracias a Dios.
Homilía / Sermón
Canto
El Credo de los Apóstoles
Oración de los fieles
P Dando gracias por nuestra liberación de la esclavitud del pecado, pongamos nuestras necesidades ante el Señor pidiéndole que rompa las cadenas que nos esclavizan y que nos una, en cambio, con lazos de amor y de comunión.
Cada intercesión puede ser leída por un lector diferente. Al terminar de leer, los lectores van uniendo sus manos o sus brazos con miembros de la asamblea para crear una cadena humana.
L1 Dios del Éxodo, que guiaste a tu pueblo a través de las aguas del mar Rojo y lo redimiste, quédate con nosotros ahora y redímenos de toda clase de esclavitud y de todo lo que oscurece la dignidad del ser humano.
A Pon tu mano sobre nosotros, Señor, para que tengamos vida.
L2 Dios de la abundancia, que en tu bondad provees a nuestras necesidades, quédate con nosotros ahora y ayúdanos a vencer nuestro egoísmo y nuestra codicia y danos el valor para ser agentes de justicia en el mundo.
A Pon tu mano sobre nosotros, Señor, para que tengamos vida.
L3 Dios de amor, que nos has hecho a tu imagen y nos has redimido en Cristo, quédate con nosotros ahora y danos la fuerza para amar a nuestro prójimo y para acoger al extranjero.
A Pon tu mano sobre nosotros, Señor, para que tengamos vida.
L4 Dios de paz, que te mantienes fiel a tu alianza aunque nosotros nos alejemos de ti y en Cristo nos reconcilias contigo, quédate con nosotros ahora y pon en nosotros un nuevo espíritu y un nuevo corazón para que podamos rechazar la violencia y ser en cambio siervos de tu paz.
A Pon tu mano sobre nosotros, Señor, para que tengamos vida.
L5 Dios de gloria, que eres todopoderoso y que en Cristo quisiste que tu hogar fuera una familia humana y que en las aguas del bautismo nos has adoptado como hijos, quédate con nosotros ahora y ayúdanos a mantenernos fieles a nuestros compromisos familiares y a nuestras responsabilidades comunitarias y fortalece los lazos de comunión con nuestros hermanos y hermanas en Cristo.
A Pon tu mano sobre nosotros, Señor, para que tengamos vida.
L6 Dios uno y trino, que en Cristo nos has hecho uno contigo y con los demás, quédate con nosotros ahora y por el poder y el consuelo del Espíritu Santo líbranos del egocentrismo, la arrogancia y el miedo que nos impiden caminar hacia la plena unidad visible de tu Iglesia.
A Pon tu mano sobre nosotros, Señor, para que tengamos vida.
La Oración del Señor
P Unamos nuestras manos, atadas no por cadenas sino por el amor de Cristo que ha sido derramado en nuestros corazones y oremos al Padre con las palabras que Jesús nos enseñó
Se puede cantar el Padre nuestro.
Padre nuestro…
Después de la Oración del Señor, con las manos aún juntas, la asamblea puede cantar un canto conocido que celebra su unidad.
Después del canto se puede intercambiar un signo de paz.
Envío
P Redimidos por la diestra de Dios y unidos en el único Cuerpo de Cristo,
vayamos con la fuerza del Espíritu Santo.
A El Espíritu del Señor está sobre nosotros,
porque nos ha consagrado
para llevar a los pobres
la buena noticia de la salvación;
nos ha enviado a anunciar
la libertad a los presos
y a dar vista a los ciegos;
a liberar a los oprimidos
y a proclamar un año en el que
el Señor concederá su gracia.
¡Amén! ¡Aleluya!
Canto final
Tu mano, Señor, es fuerte y magnífica (Éxodo 15, 1-21) Entonces Moisés y los israelitas entonaron este canto en honor del Señor: Cantaré al Señor, sublime ha sido su victoria; caballos y jinetes hundió en el mar.
Tu mano, Señor, es fuerte y magnífica
(Éxodo 15, 1-21)
Entonces Moisés y los israelitas entonaron este canto en honor del Señor:
Cantaré al Señor, sublime ha sido su victoria; caballos y jinetes hundió en el mar. El Señor es mi fortaleza y mi refugio, él fue mi salvación. Él es mi Dios, por eso lo alabaré; es el Dios de mi padre, por eso lo ensalzaré. El Señor es un guerrero, su nombre es «Señor». Él hundió en el mar los carros y el ejército del faraón; lo mejor de sus capitanes el mar de las Cañas se tragó.
Cayeron hasta el fondo como piedras, el mar profundo los cubrió. Fue tu diestra quien lo hizo, resplandeciente de poder; tu diestra, Señor, aniquiló al enemigo. Con la inmensidad de tu poder aplastaste a tus enemigos; lanzaste el ardor de tu enojo y como paja se consumieron. Al soplo de tu aliento, las aguas se amontonaron, como un muro se alzaron las olas, y los abismos se cuajaron en el corazón del mar. Decía el enemigo: «los perseguiré, los alcanzaré, me repartiré sus despojos, y mi codicia saciaré. Desenvainaré mi espada; con mi poder los destruiré». Al soplo de tu aliento, los cubrió el mar; como plomo se hundieron en las impetuosas aguas.
¿Quién hay como tú, Señor, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, terrible por tus hazañas, autor de prodigios? Extendiste tu diestra y los tragó la tierra.
Guiaste con tu amor al pueblo que rescataste; lo guiaste con tu poder hasta tu santa morada. Lo oyeron los pueblos y se estremecieron; los habitantes de Filistea se echaron a temblar. Se llenaron de horror los jefes de Edom; temblaron de angustia los príncipes de Moab; se acobardaron los habitantes de Canaán. Cayó sobre ellos terror y miedo. Ante la grandeza de tu poder quedaron petrificados, hasta que pasó tu pueblo, Señor, el pueblo que tú adquiriste. Tú los introduces y los plantas en el monte de tu heredad, lugar donde pusiste tu morada, en el santuario, Señor, que fundaron tus manos. ¡El Señor reina eternamente!
Cuando la caballería del faraón, con sus carros y jinetes, entró en el mar, el Señor hizo que las aguas se volviesen contra ellos; en cambio, los israelitas cruzaron el mar caminando sobre tierra seca.
Entonces María, la profetisa, hermana de Aarón, tomó un pandero en sus manos, y todas las mujeres salieron detrás de ella danzando y tocando panderos, mientras ella les cantaba: «Cantad al Señor, porque sublime ha sido su victoria; caballos y jinetes hundió en el mar».
Biblia Traducción Interconfesional (BTI)