Jueves Santo


Son varios los contenidos de esta celebración vespertina:

  • Conmemoramos sacramentalmente la ofrenda que Jesús hizo de sí mismo al Padre, de una vez para siempre, para la salvación de toda la humanidad;

  • Realizamos el memorial de la Cena Pascual que el Señor celebró con sus apóstoles, la primera Eucaristía: su Cuerpo partido y su Sangre derramada por nuestra salvación;

  • Es la institución del sacerdocio ministerial;

  • Finalmente, celebramos el precepto de la caridad y del amor mutuo que el Señor nos entrega en su ejemplo de servicio al lavar los pies de sus discípulos.


Elementos celebrativos

1. La Celebración Eucarística de la Cena del Señor deberá celebrarse en horas de la tarde. La precisión horaria deberá someterse a un criterio pastoral: a la hora más oportuna para que participe plenamente la comunidad local. Es importante poner énfasis en la celebración de la Cena del Señor: tal vez enmarcando más la importancia del altar, la proclamación de la Palabra, la adoración y procesión de la Eucaristía, resaltando el sagrario vacío al inicio de la celebración.


2. Lavatorio de los pies. La tradición litúrgica ha unido este hecho con el día de la entrega de Jesús que no vino a ser servido sino a servir y que nos exige ponernos mutuamente en actitud de servicio. Junto con mantener esta tradición, se nos invita a hacer de ella, mediante una adecuada catequesis, la expresión simbólica de la caridad y del servicio, y no sólo una expresión teatral o de adorno de la Cena del Señor.


3.  El Misal Romano recomienda como un signo oportuno y apto de esta celebración el aporte de dones para los necesitados de la comunidad (MR, Jueves Santo, 9). Los documentos más antiguos que nos hablan de la celebración de la Eucaristía, unen a la celebración de este Sacramento el aporte solidario para los huérfanos y viudas, en la clásica expresión bíblica de la necesidad. En esta oportunidad, en que la comunidad cristiana celebra la entrega del mandamiento del amor, parece conveniente este signo fraterno. Por otra parte, el PCFP aconseja que los fieles, en la procesión de ofrendas de esta Misa, entreguen el fruto de sus privaciones cuaresmales, que para nosotros podría significar prácticamente la entrega de las alcancías de Cuaresma.

4. Comunión de los enfermos. En la tradición de la Iglesia, hoy un tanto perdida, ha existido siempre una preocupación pastoral y espiritual por los enfermos de la comunidad cristiana, sobre todo para hacer participar en la Cena del Señor, por medio de la Comunión, a los impedidos por diversas causas: enfermos, ancianos, encarcelados. Se nos recomienda que este día se asuma esta tradición. Será muy conveniente que los diáconos, acólitos o ministros extraordinarios lleven la Eucaristía a la casa de los enfermos que lo deseen, tomándola del altar en el momento de la Comunión de la Misa, indicando de este modo su unión más intensa con la Iglesia que celebra.


5.  El traslado y la reserva de la Santísima Eucaristía. La reserva del Pan consagrado tiene ordinariamente como objetivo la Comunión de los enfermos y la adoración privada del Sacramento de la presencia real. Hoy se reserva para la Comunión del Viernes Santo, día que no se celebra la Eucaristía, y para la adoración comunitaria y personal. Las normas litúrgicas recomiendan sobriedad tanto en el lugar de la reserva como en los cantos y otras expresiones de culto. Ordinariamente celebramos la Eucaristía en vistas a la Comunión; este día la Iglesia quiere detenerse más en la reflexión meditativa de este misterio eucarístico. Si se hacen celebraciones comunitarias, éstas deben contemplar momentos de reflexión personal y silenciosa. Este culto especial de la Eucaristía corresponde al día Jueves; por eso el Misal Romano manda que, a la medianoche, se apaguen las luces extraordinarias y cesen otras formas culturales externas (MR, Jueves Santo).


6.  Óleos para la administración de los Sacramentos. En los últimos días de la Cuaresma el Obispo, rodeado de su Presbiterio, bendice los Óleos. Esta celebración no suele ser muy conocida ni apreciada por los fieles. Sería pastoralmente oportuno poner de relieve este signo. La recepción de los Óleos Santos en las distintas parroquias puede hacerse o antes de la celebración de la Misa vespertina en la Cena del Señor o en otro momento más oportuno. Esto puede ayudar a la formación de los fieles sobre el uso y los efectos de los Óleos y del Crisma en la vida cristiana.