7ª Estación

Jesús cae por segunda vez (1 Pe 2, 21b-24)

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
El que ofrecía su mano y decía “levántate”,
el de la palabra alentadora “toma tu camilla y camina”,
el que resucitó a su amigo ahora vuelve a caer
en el suelo adolorido, Dios y hombre verdadero.
Desde nuestra historia de caer y levantarnos,
meditamos en silencio el camino de Cruz del Señor.
&texto3=Un madero voluminoso sobre un cuerpo maltratado
la angustia de un sendero que concluye en muerte:
vuelves a caer, Señor, y sufro contigo.
Sufro, ante todo, por mis caídas cotidianas,
las que guardo muy adentro en mi conciencia,
las que son motivo de escándalo y vergüenza
y aquellos penosos tropiezos con la misma piedra.
En mi debilidad, Señor, me sigues amando y levantando.
¡Tan fácil es reprochar las flaquezas del hermano
y tanto nos cuesta aprender de nuestras propias caídas!
Un madero voluminoso sobre un cuerpo maltratado
la angustia de un sendero que concluye en muerte:
vuelves a caer, Señor, y sufro contigo.
Sufro, ante todo, por mis caídas cotidianas,
las que guardo muy adentro en mi conciencia,
las que son motivo de escándalo y vergüenza
y aquellos penosos tropiezos con la misma piedra.
En mi debilidad, Señor, me sigues amando y levantando.
¡Tan fácil es reprochar las flaquezas del hermano
y tanto nos cuesta aprender de nuestras propias caídas!
Padre,
que miras a nuestros ojos, proclamas nuestro nombre,
y con tus brazos abiertos nos acoges y levantas.
Ten misericordia de nuestras flaquezas
y ayúdanos a levantarnos y a caminar de nuevo en Ti,
a reconocer los errores y aprender de ellos,
para recomenzar desde Cristo, tu Hijo
que contigo vive y reina, en la unidad del Espíritu Santo
por los siglos de los siglos.