5ª Estación

Jesús es ayudado por Simón de Cirene (Lc 23, 26)

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
Obligado a ofrecer su hombro
pudo aliviar la pesada carga en tu tormento.
En tantos cirineos solidarios y compasivos
la ayuda la devuelves, Señor, todos los días.

Demos gracias a Dios presente entre nosotros
en cada persona que sirve con abnegación a sus hermanos.
Entre pasillos de hospitales y consultorios,
en las horas de visita a los privados de libertad,
en la compañía abnegada a niños y ancianos,
en el servicio a personas con capacidades especiales,
en situación de calle, de abandono y soledad…
“Dios es amor”, proclaman con su vida cirineos y samaritanos
consagrados al servicio de los más pequeños
y atentos a enjugar lágrimas y curar heridas,
a restablecer confianzas y esperanza.
Jesús, Siervo sufriente, se encarna en lo que duele.
Padre misericordioso,
mira con bondad la vida de tantos hermanos y hermanas
consagrados a servir a los que sufren y a los más débiles.
Que su testimonio misionero sea fecundo en nosotros
y conduzca a la vivencia de una cultura solidaria,
una mesa de la que nadie puede ser excluido.
Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor.