3ª Estación

Jesús cae por primera vez (Mt 11, 28-30)

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
Jesús Transfigurado, ese mismo ahora sangra y cae al suelo.
“Éste es el Hijo, el Amado y predilecto”.
Jesucristo de las heridas y moretones,
tu mano nos levanta después de una caída.
Contigo, Señor, nos levantamos siempre.
Meditamos un instante este misterio…
El camino de tu Cruz, Señor,
nos pone frente al espejo de nuestros tropiezos
en medio de una cultura que del árbol caído hace leña,
donde es más fácil pisotear y atropellar
que ayudar a los hermanos a levantarse.
Te hacen desplomarte, Jesús, y caes al suelo.
Como se hace caer a los jóvenes en su desesperación.
Como se arroja a los pobres en su exclusión.
Como se humilla a las personas vulneradas y abusadas.
En Ti, Señor, somos dignos. De tu mano nos levantamos.
Dios de misericordia,
que en Cristo tu Hijo nos manifiestas la inmensidad de tu amor,
fortalece nuestra fe y nuestra esperanza,
enséñanos a crecer aprendiendo de nuestros tropiezos
y suscita en nosotros la disposición del buen samaritano,
siempre atento a ayudar al hermano a levantarse.
Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor.