1ª Estación

Jesús es condenado a morir (Jn 18, 37-40)

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
El pueblo gritó crucifícalo!
Y Pilato se lavó las manos.
El pueblo pidió su sangre.
Y Pilato dejó que se lo llevaran.
Meditamos, Señor, tu camino hacia la cruz…
te ofrecemos nuestro silencio…
Te condenamos, Señor, todos los días
te relegamos a un pequeño rincón de la vida
porque no hay lugar para Ti entre los dioses de este tiempo:
éxito, poder, trivialidad, consumismo.
A morir te condenamos, Señor,
cuando pisoteamos la dignidad de los hermanos y hermanas,
cuando a los jóvenes les cerramos puertas,
les ignoramos a causa de prejuicios,
cuando no les sabemos escuchar
o les escuchamos demasiado tarde…
Dios misericordioso y eterno,
que en el misterio de la Cruz nos revelas tu amor infinito,
ayúdanos a ser humildes discípulos misioneros de tu Hijo Jesús,
testigos de su Resurrección, fuente de salvación y de gracia,
para que nosotros y nuestro pueblo
tengamos en Él Vida abundante.
Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor.