SÍNTESIS TEMÁTICA DE LAS ORIENTACIONES PASTORALES DE CHILE

DEL PERÍODO 1968-2005[1]
Alejandro Cerda Sanhueza[2]

 

1. Presentación

El presente trabajo es el resultado de una investigación que tiene por propósito obtener una visión sistemática y de conjunto del pensamiento pastoral de la Iglesia chilena, expresado en las Orientaciones Pastorales (OO.PP.). También pretende descubrir elementos teológicos de relevancia en el ámbito de la antropología, la eclesiología, cristología y teología pastoral. Para lograr los objetivos planteados se realizó el estudio temático de las OO.PP., poniendo atención en las grandes opciones, prioridades y criterios pastorales expresados en estos documentos.

Este artículo se estructura en tres partes: la primera, contextualiza el origen de estos documentos a partir de las Asambleas de la Conferencia Episcopal de Chile (CECh), estudia su valor oficial frente a otros documentos de la Conferencia Episcopal, las características propias de documentos de este tipo y su alcance pastoral en la vida eclesial nacional.  En la segunda parte, se exponen las etapas en que fueron agrupados los documentos, destacando los criterios y/o líneas pastorales y las prioridades pastorales dominantes. Finalmente se realiza una síntesis conclusiva.

 

2. La Conferencia Episcopal de Chile y las Orientaciones Pastorales

El reconocimiento oficial de la CECh se remonta al año 1957, año en que la Santa Sede aprueba los primeros estatutos por un período de cinco años, siendo una de las primeras en el continente, siendo uno de sus promotores Monseñor Manuel Larraín.  La Conferencia Episcopal pretende animar, orientar y acompañar, entre otras funciones, una “pastoral de conjunto” a nivel nacional, y al mismo tiempo, colaborar con el trabajo pastoral de cada Obispo en su respectiva Diócesis. 

Los estatutos nacionales definen a la Conferencia Episcopal[3], como una expresión pastoral de la colegialidad de los Obispos a nivel nacional:

“Articulo nº 1: La Conferencia Episcopal de Chile es el organismo en el cual los Obispos ejercitan conjuntamente algunas funciones pastorales, en espíritu de colegialidad, para el servicio del Pueblo de Dios y para promover conforme a la norma del derecho el mayor bien que la Iglesia proporciona a los hombres.”

La Asamblea Plenaria (AP) es el órgano supremo de la CECh[4]. Entre las atribuciones específicas de la AP encontramos: actuar como instancia superior de la CECH, estudiar la realidad nacional y los problemas que ella presenta al desarrollo de la Iglesia en Chile y elaborar e impulsar orientaciones y programas pastorales de carácter nacional[5].  En este contexto las OO.PP. son, sin duda, una de las expresiones más concretas de la AP, y por lo tanto de la CECh. 

Las OO.PP., como lo señalan los mismos Obispos, son fruto de una elaboración en espíritu de comunión, y constituyen un marco de referencia común asumido por los Obispos de la CECh. Permiten lograr una coherencia pastoral, unidad de lenguajes y criterios de acción, para responder a los grandes problemas del momento. Quieren ser un servicio ofrecido a las Iglesias particulares, para ayudarles a elaborar sus propios planes pastorales[6].

Las OO.PP. se han constituido en un “corpus” de índole teológico-pastoral donde se manifiesta la voluntad pastoral de los Obispos y de la comunidad cristiana y que han alcanzado un alto grado de continuidad interna expresado en la permanente referencia al camino recorrido, ratificando y valorando este instrumento como válido y necesario para la comunión[7].  En este sentido son importantes las palabras pronunciadas por el Papa Juan Pablo II a los Obispos chilenos en su visita ad limina del año 1994, en que señala que las OO.PP. “son fruto de un episcopado atento a los signos de los tiempos que, con afecto colegial, se decide a escrutar y responder a los designios de Dios”[8].

En definitiva, ellas representan la voz pastoral de la Iglesia, la  voluntad de caminar a la luz del Evangelio en las diferentes etapas que le toca vivir, intentando responder a los desafíos que le presenta la cultura nacional.

 

3.- Los períodos de las OO.PP.

La investigación permitió establecer tres grandes períodos consecutivos de acuerdo a las características temáticas en los que podemos agrupar los documentos publicados en forma ininterrumplida desde 1968[9].  Estos períodos están lejos de convertirse en una división arbitraria, ya que responden a acentos o énfasis pastorales que se logran constatar desde el estudio de los documentos en cuestión. Los períodos son:

 

Primer período : 1968 –1973 Iglesia evangelizadora y servidora de la humanidad.

Segundo período : 1975 –1989 Liberación integral y verdad sobre Jesucristo.

Tercer período : 1991 – 2005 Nueva evangelización y evangelización de la cultura adveniente.

 

A continuación damos cuenta del contexto, características generales y contenidos más relevantes de cada período.

 

3.1. Primer período: Iglesia evangelizadora y servidora de la humanidad.

Este período comprende las OO.PP. desde 1968 hasta 1973[10]. El primer documento fue la base para la realización de los Sínodos Diocesanos que por ese tiempo se estaban convocando en la mayoría de las Diócesis del país como una forma de llevar adelante la renovación del Concilio Vaticano II. Durante este primer período se promulgan cinco  documentos lo que da continuidad en cuanto a contenidos y directrices pastorales.

 

3.1.1. Contextualización histórica.

Nos ubicamos a fines de la década de los ‘60 y principio de los ‘70. Es un período de mucha agitación social en nuestro continente. Las Ciencias Sociales ejercieron gran influencia en la discusión intelectual y política.  Es la época en que surgen las teorías de la dependencia, del desarrollo y sub desarrollo, despertando gran sensibilidad social por parte de muchos cristianos.  Por otro lado, la llamada “Doctrina de Seguridad Nacional”, impulsada por Estados Unidos, comienza a tener eco en muchos países (formándose en varios de ellos los primeros “escuadrones de la muerte” y fuerzas para-militares con estrictos fines represivos de los movimientos insurgentes latinoamericanos, a cargo de oficiales formados en institutos militares en Panamá con instructores norteamericanos).  Se diseña la “Alianza para el Progreso” en el plano político-social para garantizar el equilibrio de poderes en la zona, para restarle influencia ideológica en la conciencia popular a la naciente revolución cubana y su aliado, la entonces Unión Soviética.

Occidente se encuentra en plena guerra fría y sus consecuencias también afectan al continente. Los movimientos socialistas adquieren fuerza a partir del triunfo de la revolución cubana y de las revoluciones de Centroamérica (Nicaragua, El Salvador). En Chile, se inicia la reforma agraria, donde la Iglesia establece importantes precedentes a nivel continental. Las medidas populistas de las décadas anteriores muestran síntomas de agotamiento, abriéndose las esperanzas para el pueblo en las corrientes socialistas.  Muchos líderes populares abrazan la ideología marxista.

En el ámbito eclesial, nos encontramos con el acontecimiento más importante del siglo: el Concilio Vaticano II  y toda la renovación que implica para la Iglesia. En nuestro continente se inicia una nueva forma de hacer teología (la Teología de la Liberación) que implicará cuestionamientos a la  teología tradicional.  En 1968 se realizará la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Medellín, Colombia que tendrá profundas repercusiones en la vida de la Iglesia del continente.

Los cambios traen consigo, también, mucha tensión al interior de la Iglesia. Por un lado están los grupos tradicionales y conservadores, que no asimilan la innovación conciliar; por el otro, los grupos rupturistas que buscan los cambios estructurales en forma radical.  A pesar de ello, es una década donde la Doctrina Social de la Iglesia adquiere gran difusión en todo el continente, ofreciendo una sólida formación a los líderes políticos y sociales de aquel entonces.

En este período a la Iglesia chilena le toca vivir tres acontecimientos socio - políticos de gran envergadura: el advenimiento de un gobierno demócrata-cristiano, otro de inspiración socialista marxista y, por último, una dictadura militar[11].

 

3.1.2.  Características  dominantes.

Durante este período las OO.PP. desarrollan claramente una idea-fuerza expresada desde el primer documento y confirmados por los siguientes: la Iglesia se presenta como evangelizadora y servidora de la humanidad[12], en un país que vive profundas transformaciones.

El documento que sirve de síntesis y de articulación de todo el período es el de 1970 que permite recoger las dos primeras orientaciones que se ubican, como el mismo documento señala, en un ámbito intra eclesial lo que se verifica en las prioridades pastorales de aquellos documentos (1968 y 1969): las comunidades eclesiales de base y la formación de personas. La voluntad pastoral de las dos OO.PP siguientes a la de 1970 estará inclinada a una línea que mira la presencia evangelizadora de la Iglesia en los distintos ambientes humanos[13], recogiendo el espíritu de la Conferencia de Medellín. Aquí se va a señalar como opción pastoral el hacer presente la Iglesia en los ámbitos sociales más vitales. Ella resuelve realizar compromisos concretos frente a los procesos de cambio social.  Otra característica del documento de 1970 es que el lenguaje de orden metodológico-pastoral adquiere mayor presencia y relevancia lo que traerá consigo una nueva forma de estructurar los contenidos.

A partir del documento de 1970 se busca participar del proceso de transformación social por medio de quienes más influyen en él. Esto a partir del fundamento de la redención radical de Cristo[14] y de la tarea evangelizadora de la Iglesia[15].

Por último, en la segunda mitad de este período nos vamos ha encontrar con las opciones pastorales por el mundo juvenil[16] y la educación en la fe[17]. Los jóvenes se constituyen así desde un principio de las OO.PP. en un sector importante del quehacer pastoral.

 

3.1.3.  Eje pastoral del período.

El eje pastoral de este período, entendido como la línea temática y orientadora del discernimiento y práctica pastoral, esta dado por el querer construir una Iglesia servidora y evangelizadora, por medio de dos líneas estratégicas: la formación y reflexión sobre las comunidades eclesiales de base y el hacer presente y partícipe a la Iglesia de los procesos de cambio social y secularización que afectan al país.

 

3.2. Segundo Período: Liberación integral y Verdad sobre Jesucristo.

El segundo período comprende desde las OO.PP. de 1975 hasta las OO.PP. de  1986–1989 y corresponde a la publicación de 5 documentos[18].  Una característica de estos documentos es que poseen distinta vigencia temporal cada uno de ellos, pues de documentos con duración anual (1975–1976), se pasa a uno con duración bianual (1978-1980), llegando a documentos con duración de cuatro años (1982-1985, 1986–1989). Este período estará marcado por la tensión en la relación de la Iglesia con el gobierno militar, debido a su firme postura en la defensa de los derechos humanos fundamentales, que se veían sistemática e institucionalmente vulnerados.

 

3.2.1.  Contextualización histórica.

La década de los ochenta esta marcada por una recesión económica mundial que va afectar y agudizar la situación de pobreza de los sectores más vulnerables.  En nuestro país la década de los ‘70 y ‘80 esta marcada por una fuerte represión de tipo político e ideológico, coincidente con la realidad latinoamericana, en la que se instalan, por medio de la fuerza, gobiernos militares, inspirados por la Doctrina de Seguridad Nacional.

La dictadura militar implementó un modelo económico de libre mercado, lo que trajo consigo un fuerte ajuste generando mucha precariedad económica para un número significativo de chilenos, especialmente del mundo rural y obrero[19].

En el ámbito eclesial durante este período, se consolida la Teología de la Liberación como una corriente de pensamiento que se ubica desde el mundo de los más pobres[20]. Por otro lado se agudiza la relación Iglesia-Gobierno Militar.

Durante este período acontecerán tres sucesos que impactarán en la marcha de la Iglesia Chilena: el Sínodo de Obispos en Roma (1974) sobre la evangelización y la posterior publicación de la Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi de Pablo VI (1975); el Inicio del Pontificado de Juan Pablo II (1978); las Conclusiones de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Puebla.

 

3.2.2.  Características dominantes.

En las OO.PP. de 1975 se destaca la sintonía que se da entre la tradición de las OO.PP. chilenas, desde 1968 a la fecha, con  las orientaciones conocidas del Sínodo de Obispos de octubre de 1974. Cabe destacar como puntos convergentes los siguientes: una Iglesia evangelizadora, servidora del hombre y comunitaria.

A partir de este documento (anticipándose a la conferencia de Puebla) y consecuentes con lo corroborado por el Sínodo de Obispos y el Concilio Vaticano II,  se  va a insistir en la evangelización como su principal misión y como contenido de ella la liberación integral del hombre[21].

El documento expresa un repliegue de la acción evangelizadora, a causa de la situación por la que esta pasando el país[22].  Por lo mismo la Iglesia se define como liberadora integral del hombre y quiere ser signo de esperanza para muchos y de contradicción para otros. Otra característica, es su deseo de ser más independiente del poder político y económico[23], reflejando así su relación con el gobierno vigente.

El Episcopado al año siguiente, en las OO.PP. de 1976, confirma las orientaciones del año anterior y las complementa con el aporte de la Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi.  Por tanto, ambas OO.PP. se pueden entender como un solo documento.

Las OO.PP. para el período 1978-1980, llamadas “La Conducta Humana”, pueden considerarse las más atípicas desde el punto de vista metodológico y de sus contenidos. Como lo señalan claramente los Obispos, pretendieron darle a este documento un carácter más específico a sus OO.PP., debido a los grandes problemas que comenzaban a visualizarse en la sociedad nacional y que  afectaban  la conducta humana: el sexo, el dinero y la  violencia, desde una perspectiva ética[24].

Las dos últimas OO.PP. de este período, son el reflejo de una Iglesia muy  comprometida con la realidad del país y con un proyecto concreto de Iglesia; así lo expresan sus respectivos nombres: “Construyamos con Cristo la Civilización del Amor” (1982–1985) e  “Iglesia Servidora de la Vida” (1986-1989).

Se ratifica a partir de la Conferencia de Puebla la opción por los pobres[25] y el deseo de anunciar la verdad de Cristo, la Iglesia y el hombre, junto con la promoción humana y la liberación integral del hombre[26].  Se explicita, por primera vez, el tema de la reconciliación como un desafío de la sociedad chilena[27].

Un comentario aparte merecen  las  OO.PP. de 1986–1989 “Iglesia Servidora de la Vida”  por su carácter profético. Dicho documento ofrece un profundo y crítico análisis de la realidad social, política y económica del país, y es una síntesis del caminar de la Iglesia durante este período[28].

A partir del planteamiento teológico de Dios como Señor de la Vida, la Iglesia reafirma su opción preferencial por los más pobres, la reconciliación en la verdad y la formación de personas.  Retoma así la tradición del Magisterio latinoamericano expresado en Medellín y Puebla, acerca de considerar las necesidades sociales y contingentes de la realidad  como objeto de las preocupaciones permanentes del Episcopado al ser considerados elementos propios de la evangelización.  Se destaca, también, el interés por la formación de los laicos quienes deben asumir las sensibles tareas de la conducción social inspirados en la Doctrina Social de la Iglesia.

Es el primer documento que realiza una explícita y fuerte crítica al modelo económico que fue instaurando por el régimen militar, en sus números 28–30, acusándolo de “liberal e individualista”, y “causante de la miseria en Chile”. Exponen, también, el deber que le corresponde a la Iglesia de denunciar el atropello a los derechos humanos fundamentales: “En su nombre denunciamos una vez más este sistema injusto y excluyente y renovamos nuestro compromiso de contribuir a educar para la justicia y solidaridad; de promover más iniciativas asistenciales y promocionales; y de acompañar con nuestra amistad pastoral a cuantos sufren la pobreza y marginación”[29].

Fomenta la participación política y denuncia la violencia institucionalizada, señalando que hay  una voluntad política detrás de este tipo de violencia; acusa al gobierno de “promover, por medio de sus organismos de seguridad un ambiente terrorista”[30]. Todo esto que afecta al país,  repercute negativamente en la acción evangelizadora de la Iglesia. Esto  se expresa en el miedo a las consecuencias por el compromiso con la justicia en muchos cristianos y hombres de buena voluntad que se traduce en pasividad y resignación[31].

Por último, este documento es el que va a iniciar la respuesta del Episcopado chileno al llamado del Papa Juan Pablo II a emprender una Nueva Evangelización, lo que en las orientaciones posteriores se convertirá en el eje temático[32].

Finalmente, para los cristianos la visita de Juan Pablo II  en 1987 significó un acontecimiento de profundo gozo. La Iglesia se sintió respaldada en su caminar con su pueblo, se confirmó lo realizado pastoralmente durante la década de los ’80, que estuvo marcada por la urgencia de una efectiva reconciliación entre chilenos y por la necesidad de una participación más equitativa en los frutos del crecimiento económico. Abrió nuevos horizontes evangelizadores para la década siguiente.

 

3.2.3.  Eje pastoral del período.

Durante este segundo período, el eje pastoral dominante, es el de presentar a una Iglesia que sirva a la justicia, aliente la esperanza y anuncie la Verdad sobre Cristo y la liberación integral del hombre. Lo que queda de manifiesto en los objetivos de las OO.PP. de 1975, 1976, 1982–1985 y 1986–1989.

A pesar de lo anterior, recordemos que el documento correspondiente al período 1978-1980, titulado “La Conducta Humana”, ofrece criterios pastorales específicos lo que determina su peculiaridad dentro del período.

 

3.3. Tercer Período: Nueva evangelización y evangelización de la cultura adveniente.

Ester tercer período está marcado por tres acontecimientos importantes en la vida eclesial: el llamado a la Nueva Evangelización realizado por el Papa Juan Pablo II, la cercanía del nuevo milenio y la pronta celebración del V Centenario de la Evangelización de América con la realización de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Santo Domingo. Estos acontecimientos tienen como telón de fondo el desarrollo de una nueva cultura que se inicia y los desafíos que implica a la acción evangelizadora. Este período comprende tres documentos en 12 años: OO.PP. 1991–1994, OO.PP. 1996–2000 y OO.PP. 2001–2005.

 

3.3.1. Contextualización histórica.

A fines de la década de los ’80, Chile  vivió una serie de acontecimientos que marcaron la vida nacional y la tarea  pastoral.  Una de las más significativas es el plebiscito de 1988 fecha en que ganó la oposición al régimen militar, generando una dinámica que ponía en el futuro cercano el regreso de Chile a un régimen político democrático.  Esta nueva realidad política traerá consigo una nueva forma de convivencia nacional. Se abrieron nuevos espacios de participación y se validó la actividad política como un hecho beneficioso para la sociedad.

En marzo de 1990 asume el mando de la nación el primer presidente elegido democráticamente desde 1970.

 

3.3.2. Características dominantes.

El primer documento de este período es el que marca a los otros dos.  Su estructuración deja de manifiesto hacia dónde debe caminar la Iglesia en la última década del siglo. Ella quiere asumir, desde su acción evangelizadora, la nueva cultura, el paso de Chile a la democracia y la renovación y conversión, teniendo como horizonte la nueva evangelización, por lo demás así lo expresa su nombre: “Nueva Evangelización para Chile: patria que amamos y servimos con el Evangelio del Señor” (OO.PP. 1991–1994).

La respuesta al llamado a la Nueva Evangelización se comienza a hacer presente cuando los Obispos enmarcan la acción evangelizadora de la Iglesia como su misión fundamental en el contexto de la celebración de los 500 años de la llegada del Evangelio al continente. Este hecho motiva el llamado a una Nueva Evangelización, y citando al Papa Juan Pablo II  que les llama a  “desplegar un nuevo potencial de santidad, un gran impulso misionero, una basta creatividad catequética, una manifestación fecunda de colegialidad y comunión...”[33] las OO.PP. de 1986-1989 ya acogen este desafío.

Los Obispos de Chile, asumiendo de manera decidida la invitación del Papa, asumen plenamente este desafío en el primer documento correspondiente a este período. Podríamos afirmar que este documento es el mayor esfuerzo pastoral para realizar dicha tarea. Así lo expresa el tercer capítulo del documento que se titula “La Nueva Evangelización como Horizonte de las Orientaciones Pastorales”[34]. Se profundiza en las características, los contenidos, las formas y su relación con la nueva cultura[35].

Si podemos afirmar que las OO.PP. del 1991–1994 se concentran en la Nueva Evangelización, podemos también afirmar que las del período posterior, 1996–2000, tienen como eje temático la evangelización de la nueva cultura[36]. Más que en otras ocasiones, la nueva cultura se convierte en el escenario en que se realiza la vida de la Iglesia. Es de primer orden comprenderla, asumirla y actuar en ella. Este es el tema dominante que va a ser repetido en los dos documentos siguientes corroborando con ello su importancia para la pastoral de la Iglesia[37].

Finalmente el documento que cierra este período, “Sí conocieras el Don de Dios” (2001– 2005), posee una estructura metodológica muy semejante al anterior. Ambos documentos se basan en la reflexión de un texto del evangelio: los peregrinos de Emaús y el encuentro de Jesús con la mujer samaritana, respectivamente[38]. Incorpora el tema de la cultura, no sólo como diagnóstico o como un elemento orientador, sino como criterio de la acción evangelizadora[39].

 

3.3.3.  Eje pastoral del período.

El eje pastoral de este período claramente esta dominado por el llamado del Papa Juan Pablo II a la Nueva Evangelización en una nueva cultura.  Este desafío marca los últimos documentos publicados por la CECh hasta el período 2001-2005, fecha que cierra esta investigación.

4. Prioridades y las líneas pastorales: período 1968-2005.

Si bien la presente investigación, no se orientó a realizar un estudio acabado de cada uno de los contenidos de las prioridades y líneas pastorales, no se podría dejar de hacer alguna alusión a ellas. Tanto las prioridades, como las líneas pastorales, que aquí se presentan, son las señaladas por los mismos documentos, existiendo a veces temas transversales que se constituyen en el elemento iluminador de toda la reflexión, pero que no necesariamente quedan expresadas como una prioridad o línea pastoral, sino que más bien están incluidas en ellas.  Así se aprecia, por ejemplo, en las OO.PP. “Construyamos con Cristo la Civilización del amor” y OO.PP. “Iglesia Servidora de la Vida”.

 

4.1. Las Comunidades Eclesiales de base.

Históricamente ellas han constituido la opción privilegiada de la pastoral de la Iglesia. Las dos primeras orientaciones están casi exclusivamente dedicadas a ellas.  En la década de los ‘80, impulsado por Medellín y Puebla, aparecen como prioridad pastoral en las OO.PP. Esta voluntad deja de manifiesto una eclesiología en que se privilegia la imagen de la Iglesia como comunidad de personas, a ejemplo de la relación trinitaria, Pueblo de Dios que vive y celebra su fe[40]. Las CEBs, ocupan un lugar importante en el caminar de la Iglesia chilena, cuyos frutos han sido el testimonio de muchos cristianos en el mundo. Esta opción se constituye en una orientación básica durante más de 30 años en el caminar pastoral de la Iglesia[41].

 

4.2. Los Jóvenes.

Los jóvenes han estado presentes en el caminar de la Iglesia en Chile, especialmente, durante la década de los ‘70. En el año 1971 se constituyen en el tema central de las OO.PP.  y durante los documentos de 1975 y 1976 nuevamente adquieren relevancia. La Iglesia ve en los jóvenes la esperanza de la humanidad y de la misma Iglesia. Los jóvenes son el sector más numeroso de la sociedad y, a su vez, el más vulnerable a las transformaciones sociales que vive el país[42]. En nuestro país esta característica de vulnerabilidad va ser notoria en la década de los ‘70, con el surgimiento de los socialismos y en la década de los ‘80 por la opresión política y militar. En ambos períodos la Iglesia mantuvo una posición firme a favor de ellos, y brindó su mano generosa para acogerlos y guiarlos.

 

4.3. La Familia.

La Iglesia defiende y promueve la familia porque ve en ella la célula básica de toda sociedad y la expresión más vital de la fe, ella es la Iglesia doméstica. En muchas ocasiones, la prioridad de la familia, ante las coyunturas históricas que afectan al país, pasa casi desapercibida, pero no deja de ser una línea temática permanente, que desde muy temprano se hace presente como línea pastoral[43].

 

4.4. La educación.

La preocupación pastoral por la educación se manifiesta en una serie de direcciones: la  preocupación por el profesorado, el mundo universitario, los colegios católicos, los educadores católicas, la educación de la fe propiamente tal. Siendo una expresión clara de ello el “Programa de Acción Nacional de Educación en la Fe” implementado en las OO.PP. de 1973.

 

4.5. Evangelización y cultura.

Al describir el tercer período se hizo un esbozo de la presencia del tema de la evangelización y de la cultura con detención. Sin obviar la relevancia que adquiere en el último documento estudiado, su preocupación trasciende al inicio mismo de las OO.PP., expresado en la mirada o diagnóstico pastoral con los que se inicia la gran mayoría de los documentos. Esto permite evidenciar cómo ella es un factor fundamental para emprender la tarea evangelizadora. Es muy congruente con un método de acción pastoral muy propio de nuestra Iglesia: Ver, Juzgar y Actuar.

 

4.6. Los Pobres.

Es el tema dominante en las Conferencias latinoamericanas de Medellín, Puebla y Santo Domingo. Aquí se manifiesta en el primer período de las OO.PP. en la preocupación por el mundo campesino, obrero y juvenil[44], siendo, en cambio, prioridad en el segundo y tercer período. 

Esta prioridad merece especial atención, ya que surgen las preguntas sobre las implicancias que esta prioridad trae sobre el sujeto que opta, es decir, la Iglesia.  ¿Qué grado de coherencia interna y eficiencia ha tenido esta opción al interior de la Iglesia? ¿Desde dónde se hace la opción por los pobres? ¿Desde qué lugar la Iglesia en su dimensión institucional hace dicha opción?  ¿De una Iglesia pobre, para el mundo de los pobres?  Por último, cabe preguntarnos ¿qué lugar concreto ocupan hoy los pobres en los diferentes espacios de la Iglesia?

 

4.7. La formación de personas.

La Iglesia, “maestra en humanidad” (Pablo VI), asume claramente su rol formador en las OO.PP.  La preocupación por la formación de los laicos se encuentra explícita en todos los períodos, siendo considerado más que una opción, una línea pastoral, es decir, una dimensión transversal de la acción evangelizadora.  Los contenidos de la formación y los rasgos que deben ser asumidos quedan de manifiesto en los diferentes documentos. Ello da cuenta de una Iglesia que ve en la participación activa y formada de los laicos una necesidad y una forma de ser y hacer Iglesia.

 

5. Síntesis conclusiva.

El estudio de las OO.PP. desde el año 1968 al año 2005 nos ha permitido determinar tres períodos de desarrollo de dichos documentos, establecer con propiedad cuáles son los criterios pastorales en cada uno de ellos e identificar las prioridades y líneas pastorales más predominantes en el transcurso de su historia.

Los temas más concernientes a la realidad nacional, como la violación y denuncia de los derechos humanos fundamentales, la reconciliación, la educación católica, etc., merecen ser tratados en otro momento y bajo otros objetivos.

A tenor de lo anterior cabe destacar, que las OO.PP., cumplen fielmente su cometido: ser una ayuda a la acción pastoral de conjunto de la Iglesia, sin ribetes ideológicos o políticos, sin renunciar a mirar la realidad social desde una perspectiva eminentemente pastoral. En todos los documentos siempre estuvo presente la mirada de Pastor sobre la realidad[45] que aporta  la mirada de fe, con implicancias concretas en lo distintos ámbitos de la vida personal, comunitaria y social. Las OO.PP. son, sin duda alguna, una expresión de la renovación pastoral y espiritual derivados del Concilio Vaticano II.

En relación a la metodología con la que se elaboran los diferentes documentos estudiados, podemos decir que se aprecia una profunda evolución, manifestada tanto en el lenguaje como en la estructura de los textos.  En el primer período se perciben documentos más bien sencillos y prácticos, con fundamentos magisteriales post conciliares, y con la incorporación de experiencias pastorales[46].  En las OO.PP. de 1970 se incorporan criterios básicos para validar las opciones realizadas. Las OO.PP. de 1975 se inician con un diagnóstico de la realidad pastoral chilena, señalado como parte de la metodología, y se explicitan criterios fundamentales para la acción de la Iglesia[47].

En el Segundo período se percibe una mayor elaboración y estructuración de los documentos, se incorporan los términos de prioridad, sectores prioritarios y líneas pastorales apoyados en fundamentos bíblicos. También se utiliza un método de análisis más explícito como el método “Ver, Juzgar y Actuar”[48].

En el tercer período se observa un pronunciamiento de orden teológico-doctrinal  y de una reflexión basada en textos de los evangelios para iluminar la realidad que se quiere abordar, siguiendo el ejemplo del documento de Santo Domingo.

Las OO.PP. no siguen un mismo método en los tres períodos, sino que fue variando en el camino, intentado responder de la mejor forma posible a la realidad en concordancia con un  propósito pastoral, lo que en ocasiones pudo ser una dificultad[49], pero que a la vez permitió cierta flexibilidad en la preparación de los documentos.

La puesta en común de los objetivos pastorales y de las prioridades, no necesariamente garantiza su efectiva puesta en marcha, como tampoco la plena sintonía con todos los agentes pastorales. Como ejemplo de lo anterior es la constatación expresada en las OO.PP. 1991–1994 donde se hace una clara alusión a que el camino propuesto por los Obispos, en sus  diferentes prioridades, estaba lejos de ser cumplido lo que sigue siendo un desafío permanente[50].

 


[1] Este artículo es fruto de una investigación (año 2002-2003) financiada por ICALA. Intercambio Cultural Alemán-Latinoamericano,

[2] Alejandro Cerda Sanhueza es docente en el Departamento de Teología de la Universidad Católica del Norte, sede Coquimbo.

[3] Por Decreto Nº 119/94 del 8 de Noviembre de 1994 fueron promulgados los Estatutos definitivos de la CECH, quedando adaptados al Nuevo Código de Derecho Canónico.

[4] Cf. Estatutos Conferencia Episcopal de Chile, art. 7.

[5] Cf. Estatutos Conferencia Episcopal de Chile, art. 10.

[6] Cf. OO.PP. 1991-1994, nº 7; OO.PP. 1996-2000, nº14.

[7] Cf. OO.PP. 1970, presentación; OO.PP. 1973, presentación; OO.PP. 1975, presentación; OO.PP. 1978–1980, introducción nº 1; OO.PP. 1982–1985, nº 24-25; OO.PP. 1986-1989, presentación; OO.PP. 1991-1994,  nº5. y nº 7; OO.PP. 1996-2000, nº14.

[8] Roma, 18 de octubre 1994.

[9] En 1962 ya se presenta un Plan Nacional de Pastoral, del cual no nos hicimos cargo en este trabajo, por no corresponder a una OO.PP.

[10] OO.PP. Chillán 1968, OO.PP. La Serena 1969; OO.PP. Concepción 1970, OO.PP. Temuco 1971, OO.PP. Santiago 1973.

[11] En 1972 se inaugura en Chile el movimiento de “Cristianos por el Socialismo” de gran repercusión eclesial y social.

[12] OO.PP. 1968, presentación: “…Evangelizadora, iluminando las conciencias y la cultura con la Verdad de Cristo (...) Servidora de la Humanidad, respetuosa e imparcialmente al servicio de todos con  la verdad…”.

[13] Cf. OO.PP. 1970, presentación.  Los documentos posteriores son los de 1971 y 1973.

[14] Cf. OO.PP. 1970, nº 10, se realiza una fundamentación cristiana de la liberación integral.

[15] Cf. OO.PP. 1970, nº. 9, 10–12.

[16] Cf. Prioridad y Líneas Pastorales de 1971. Línea pastoral en 1970 y 1973.

[17] Cf. OO.PP. 1973, Prioridad  y línea Pastoral.

[18] Comprenden un período de  14 años.

[19] En las OO.PP. de 1975 se habla con claridad de la situación de pobreza, desinformación e injusticia social y política que afecta al país (ver nº 16-40).  En este período se pone de manifiesto la labor de la Iglesia al servicio a la justicia, la verdad, la solidaridad y la libertad.

[20] En 1971 Gustavo Gutiérrez publica el libro “Teología de la Liberación. Perspectivas”. CEP, Lima. 1971.

[21] Cf. OO.PP. 1975, nº 3.

[22] OO.PP., 1975, nº 2: “Se constata en general un repliegue de la Iglesia sobre sí misma, motivado fundamentalmente por: a) la situación del país que hace más difícil evangelizar en lo que se refiere a las consecuencias sociales del Evangelio; b) la disminución de los movimientos especializados de Acción Católica; c) la escasez y falta de preparación adecuada del personal apostólico; d)la sensación de impotencia frente a la gravedad de los problemas que afectan a  los chilenos”.

[23] Cf. OO.PP. 1975, nº 1.

[24] Cf. OO.PP. 1978 –1980, Introducción nº 1.  El documento esta estructurado en tres partes cada a una a cargo de un experto.  Se ha escogido este esquema y esta temática “porque detrás de cada una de las palabras (sexo, dinero y violencia) hay una problemática que abarca una parte considerable de nuestra vida moral, personal y social” (p. 8).

[25]  Las OO.PP. 1982–1985 es el primer documento que plantea la opción preferencial por los pobres como una prioridad y línea pastoral.

[26] Cf. OO.PP. 1982–1985, nº 28.

[27] Cf. OO.PP. 1986–1989, nº 108-118.  Este tema también será abordado posteriormente por las OO.PP. 1991-1994 y OO.PP. 2001-2005.

[28] Ver OO.PP. 1986-1989, presentación.

[29] Ibid. nº 31.

[30] Ver números 41 participación política; nº 50 la violencia creciente; nº 52-53 la responsabilidad política ante esta situación; nº 54 sobre la violencia del sistema económico, nº 61-62 fundamenta la cultura y opción por el Dios de la vida. Ver también OO.PP. 1978–1980, tercera parte “De La Violencia a la Paz”, nº 3 sobre la violencia institucionalizada, política y represiva.

[31] Cf. OO.PP. 1986-1989, nº 23.

[32] En el año 1987 el Papa Juan Pablo II visitó el país.  Como fruto de su peregrinación por el país y de su palabra la CECh publicó un documento titulado “Visista del Santo Padre y Orientaciones Pastorales” donde se muestra la sintonía entre el mensaje entregado por el Santo Padre y las OO.PP.

[33] OO.PP. 1986–1989, nº 5-6. Se cita el discurso de Juan Pablo II en Santo Domingo, 12 de octubre de 1984 nº III,4.

[34] Cf. OO.PP. 1991-1994, capítulo III, nº 51 ss.

[35] Cf. OO.PP. 1991–1994, nº 51–95. Posteriormente el documento va a desarrollar una eclesiología al servicio de la Nueva Evangelización.

[36] El interés por la comprensión y la importancia de la nueva cultura para la evangelización, ya se venía manifestando desde la Evangelii Nuntiandi y se expresó también en la Conferencia de Puebla en los nnº 385–443. Este tema será corroborado posteriormente en Santo Domingo.

[37] Ver OO.PP. 1991–1994: La Iglesia ante la Nueva Cultura nº 11-20; La Nueva Evangelización implica la Evangelización de la Cultura nº 75–82; Evangelización y Cultura nº 166-171. OO.PP. 1996–2000: La Evangelización ante un cambio cultural  nº 49–72; Evangelización de la cultura y Comunicación social nº 143–152. OO.PP. 2001–2005: Un cambio de época nº 53–64; Una evangelización inculturada nº 186-188.

[38] Lc 24, 13-35; Jn. 4,1- 42.

[39] OO.PP. 2001–2005, nº 186–188.

[40] En la primera OO.PP. de 1968 se proyecta una Iglesia como Sacramento de Salvación, a partir de las comunidades eclesiales de base.

[41] En las OO.PP. 1976, nº 49  se presenta un desarrollo de las características principales de las CEBs, que también son válidas para los movimientos. Cf. También las OO.PP. de 1969.

[42] OO.PP. 1971, nº 27.

[43] Cf. OO.PP. 1971, 1976, 1978 y siguientes.

[44] Cf. OO.PP. 1970, OO.PP. 1976, OO.PP. 1970, OO.PP. 1975.

[45] OO.PP. 1986–1989, nº 25: “es una mirada original que surge de la experiencia del Señor, y de nuestra atención a los signos de los tiempos. Nada humano es ajeno a esta mirada y todo atrae nuestra atención...”

[46] Cf. OO.PP. 1969, en la que se incluyen una serie de experiencias de comunidades eclesiales de base en diferentes ámbitos, como el estudiantil, urbano, rural, obrero etc.

[47] OO.PP. 1975, nº 23.

[48] En las OO.PP. de 1975 se incorpora por primera vez esta metodología.

[49] Ver  por ejemplo, las prioridades y líneas pastorales en los documentos del año 1975 y 1976.  Se habla de áreas y áreas pastorales prioritarias, siendo estas últimas, más identificables con las líneas pastorales. Algo semejante sucede en las OO.PP. de 1996–2000.

[50] OO.PP. 1991–1994, nº 6.