Testimonios

Yo pienso que la Navidad es un tiempo muy especial y esperado por todos. Es compartir en familia, reír, hablar de muchas cosas, y cuando llega la media noche recibir ese caluroso y dulce abrazo del ser querido y los buenos deseos. No sólo se trata de recibir un regalo, eso es algo material que con el tiempo se desvanece, pero el cariño inmenso de la persona que te quiere es para siempre.

Hoy doy gracias a Dios por el inmenso regalo que me dio, mis hijos y también el regalo tan inmenso que es la celebración del nacimiento del niño Jesús. En ese momento yo voy a celebrar el nacimiento de mi hija y sé que no tengo nada preparado para la llegada de ella. Lo único que quiero es que nazca con buena salud y Dios se encargara de darme una manta para cubrirla el día de su nacimiento, recordando que Jesús nació a la luz de la luna entre pajas y animales junto a José y María. Aunque El nació en un lugar humilde y pobre, fue bendecido por la gracia de su Padre.

Hoy lo único que quiero yo es que mi hija sea bendecida, también, por este Padre misericordioso. Estos siete meses de cárcel, de los cuales seis han sido de crecimiento de mi vientre, con esperanza de que mi hijo que me espera en Bolivia este bien, gracias al amor de Dios y con los cuidados de la abuela.

En este tiempo de encierro Dios ha puesto en mi camino a varias personas que me han compartido la palabra del Señor, enseñado los valores de mujer y a quererme. Bendice a todos ellos que me brindan su cariño sin juzgarme por mi error. Gracias por darme esta nueva familia que tanto me hacía falta en estos siete meses de encierro, que no me han dejado sola. Aunque se acerque el día de mi partida, yo siempre los llevare en mi corazón.

Gracias Dios mío por darme felicidad en un lugar que inunda tristeza. Gracias por darme luz en la oscuridad.

Yaneth Quinaya Lorenzo
Módulo 84
Carcel de Huachalalume