Maringwe 26, "baobabs"

Maringwe 27 de julio de 2012


Queridos amigos y amigas:

Cuando se fueron las monjas en 2010 me vi obligado a animar más directamente la pastoral del pueblo de Maringwe, dejando un poco las comunidades. También aprovechamos de ponernos por fin a construir nuestra iglesia entre todos y nos quedó la más bonita de toda África…!. Este año me propuse retomar las ansiadas y más que necesarias visitas a las comunidades. La verdad es que son de repente agotadoras y peor todavía con esta camioneta ya harto carreteada la pobre. Cada visita es una película de suspenso ¿Llegaremos a destino? ¿volveremos? (tipo vivir con alerta amarilla…)

En Mpalame se juntaron 480 personas durante un fin de semana para aprender y ensayar cantos nuevos. Una tremenda fiesta. Vinieron de 28 aldeas, algunas bastante lejanas. Había artistas de todos los pelajes… En la tarde del primer día, cuando íbamos a buscar agua (el eterno tema en nuestras aldeas), pai Félix le pregunta con cara de pregunta seria a Bonfica “pero le contaste al padre?”, “le contaste ya?” –Ah, sí, dice Bonfica, el asunto aquél con esa señora”… y me cuenta una media novela corta en que todo era mentira y acaba bien… Lo dejé ahí. Bonfica es coordinador de esa zona pastoral de Mpalame, responsable de 9 comunidades. Uno de los grandes de la parroquia.

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Al día siguiente en la tarde se me acercan Enrique con Erasmo y me piden hablar junto con pai Félix y otros dirigentes más en privado. Apretando a Bonfica esa misma noche había llegado a reconocer que se había metido dos o tres veces con la esposa de un vecino y así se habían deshonrado no sólo él y la señora, sino también la Iglesia Católica, y algunos maridos del pueblo estaban prohibiendo a sus mujeres venir a nuestra Comunidad. Estaban todos apenados y el Bonfica pillado… como Adán, muerto de plancha tapándose las partes… igualito… (pucha, que en todas partes se cuecen habas…!).  Me preguntaban qué hacer… Y yo pa’ qué hablarles de Chile, Irlanda o de Italia… si este mismo año fue castigado un cura de nuestra diócesis con dos años de suspensión del ministerio por un numerito parecido…  Les expliqué lo que en realidad todos sabemos, pero cuesta reconocerlo aunque sea evidente: somos más pecadores de lo que sospechábamos; de chincol a jote vivimos haciendo puro el esfuerzo por ser mejores. Les conté lo del padre Mafamba y observaron que no podría ser peor para un laico que para un cura y fue suspendido Bonfica por dos años sin asumir responsabilidades en la comunidad… En realidad la sentencia es mucho peor, pues cuesta mucho superar la mala fama y en el caso de Adán costó la Sangre de Cristo y otras sangres… todavía estamos limpiándonos de aquello. Aquí, en Mpalame y en Italia.

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Siguieron las visitas a comunidades. Me invitaban a conocer la nueva comunidad de Wanchiti, allá muy lejana en nuestro distrito. Habíamos cenado y hacía rato danzaban en torno a la gran fogata y yo me retiraba ya a la choza a dormir, cuando se me acerca el animador de la nueva comunidad diciéndome que su esposa ‘fue tomada’ (¿….?). – Que fue tomada, insiste tranquilo pero urgido. Yo cachando ni una… − Allá está… indica un lugar en donde va aglomerándose la gente. Está poseída por un espíritu malo, me explica ahora cuando veo a la mujer en el suelo, asegurada por varias otras y gruñendo con voz muy ronca… de miedo. ‘Pero qué puedo hacer yo’? –No sé, dice él “usted es EL que sabe”. Todo el mundo espera y se abre a mi paso. Ya he visto esto otras veces, incluso en Chile, pero no deja de dar miedo, respeto ante lo desconocido, misterioso y algo amenazante… Temo hacer el loco imponiendo las manos y sobre todo, no me siento seguro, pero igual lleno de una confianza en que Jesús sabe y puede… comienzo a rezar interiormente, y en ese momento la mujer se desprende de las otras y sale corriendo dando fuerte alaridos (realmente fuertes y roncos), se para frente a mí con la vista desorbitada y sigue luego su carrera internándose en el bosque. Erasmo me invita a que vayamos a acompañar al marido. Dice que esto es frecuente en las comunidades nuevas y que poco a poco, con la oración los espíritus malos van dejando de atormentar a las personas… (Garay, de haberlos los hay…”). La noche es espectacular con el bosque de inmensos baobabs iluminados por la luna llena y nosotros tres andamos abajo como enanos, tipo “comunidad del anillo”, esos de Tolkien.

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Tengo miedo, pero me acompaño de Erasmo y Marcelino que comenta que aquél espíritu malo empezó a atacar a su mujer al poco tiempo de comenzar con la comunidad cristiana. Sigo el pequeñísimo sendero en ese alucinante escenario sin gozar bien su hermosura por el susto que llevo en la piel… Llegamos a una hondonada donde están las chozas y la mujer se percibe a la sombra de una amamantando su guagua… tranquila ya. Yo temo que el espíritu se vuelva a manifestar de pronto en la presencia de un cura. Los años me han enseñado que los sacramentos tienen más fuerza de la que les asignamos. Nuestra estúpida sociedad nos hace vivir a puros chicles… Volvemos a la fogata donde se han reanudado las danzas que durarán hasta la madrugada, cuando a las 6, los llamo a todos para la oración de la mañana.

En Nyabía había más gente de la que yo esperaba, es un lugar pobrísimo, entre montes y la sabana y rodeada de baobabs, con un rio de arena que pasa por ahí. En la comunidad había adultos y algunos jóvenes, viejas, niñas y los eternos cabros chicos, que son mayoría en África. Pero tenían sólo un viejo que sabía leer y ahora no veía bien. La comunidad entera analfabeta. Una pena inmensa me embarga el alma…


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He renunciado al sueño de tener un tractor y hemos destinado esos ahorros a becas de estudio. Ese será nuestro tractor ahora, el que tire pa’elante a África. Tenemos un grupo de 9 universitarios y queremos darles formación personal también, con un programa de cinco fin de semanas en dos años, que se llama ‘ALÉM DE NÓS’ (“Más allá de nosotros”), y que estrenaremos en septiembre. Con todo, entre pitos y flautas estamos haciéndonos responsables o participantes solidarios en la vida de unas 200 personas… Los niños de nuestra Brincaescolinha son ya alrededor de 100 y tenemos dos profesores: Horacio y Lucia. Me entusiasma participar en la planificación de las ‘clases’; es realmente alucinante el oficio de la pedagogía… es una ciencia, un arte, una pasión, una doña aventura que merece toda una vida y exige santidad.


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La semana pasada tuvimos dos días de formación de catequistas. Les comencé preguntando para responder en grupos, qué podíamos hacer nosotros para la superación de la pobreza. Alguien dijo que dando educación a los hijos. Aproveché que estaban de vacaciones y Catarina, Olimpia y Siravia dieron su testimonio de cómo habían elegido estudiar antes de casarse (lo que realmente es desafiar las costumbres, a la comunidad y hasta a las familias). El ‘punto de quiebre’ en el caso de las niñas, estaba en el asunto del matrimonio. No sé cómo se me ocurrió proponerles revisar y valorizar sus propios matrimonios a los catequistas, como comienzo para acceder a otra mentalidad (que la verdad no sospecho cuál sea…) que nos permita ir desarrollando nuestras vidas en otros sentidos: ¿por qué nos casamos?, ¿para qué nos casamos? No quisieron salir de ahí… Se dedicaron los dos días a meterse en sus problemas matrimoniales, bastante comunes entre ellos (había polígamos y monógamos) y, para sorpresa mía, los mismos que he escuchado en otras latitudes: la distribución de las tareas domésticas; que los maridos digan a sus esposas cuánto dinero tienen; las infidelidades; los insultos en las peleas; el cariño hacia o por parte de la familia ‘del otro’, ufff!!! No hay caso… desde Ogú y su(s) señora(s) los problemas son los mismos… 


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Que nos bendiga nuestra vida el Señor Dios que nos hizo con la misma mano a todos, blancos, negros y de los otros, en Chile, en  Fiji,  Holanda y Mozambique, amén. Estamos unidos por la misma sangre. Un abrazo
Kwenda

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