Maringwe 25, la Clau

 

Beira, 5 de Abril de 2012

Muy queridos amigos y amigas:

El viernes pasado tomábamos desayuno en completo silencio en nuestra casa de Emaús:  puro cuchareo y cabezas bajas…    Mariano lo interrumpe: “− Sí… la Claudia verdaderamente trabajó entre nosotros…”    Viniendo de un sena éste era un piropo superlativo que la ponía en categoría de superhéroe. Tiene que ser demasiado el mérito para que los asena olviden su mutismo habitual de referirse a cualquier persona. Nunca emiten opiniones elogiosas, nunca. Son extremadamente, casi desconsoladoramente parcos en esto; muy desconfiados. Pero nuestro silencio esa mañana era de pena, andamos todos arrastrando el alma, y la Claudia anda como tonta llorando sola todas las horas…

Hace dos años apareció en un bus lleno de negros preguntándome ¿Cómo me reconociste? Nunca imaginamos que se nos fuera a hacer tan entrañable para todos en Maringwe. Se equivoca habitualmente en todo como demostración palmaria de que la Humanidad está en evolución, pero indudablemente, y sin que ella se dé cuenta, está tocada por Dios. Donde pone la mirada mete las manos y el alma y las cosas van resultando de la nada… Se dio entera a los mocosos del barrio, de cuyo llanto, mudez y caras serias, descubrió que eran por hambre, y organizó esa Brincaescolinha que da hoy desayuno 3 veces por semana a más de 60 niños (partió con unos 9 dándoles bananas y galletas). Luego tienen clases de alfabetización, ahora con materiales enviados de Chile en tres cajas grandes que llegaron… por valija diplomática!, después de que comenzó haciéndolos dibujar con la savia de las hojas y los dedos manchados de jugo en polvo...  Ahora deja en la Escolinha cocinando a mamá Elvira con sus ayudantes Clarisse (14) y Gracia (10), y como profesor al entusiasta Horacio con su joven ayudante Lucia.

Con el grupo Kuphedzana de 40 mamás seropositivas compró un terreno fértil a la orilla del río para organizar una huerta comunitaria donde por turnos de a 4 acuden diariamente a regarla. También los niños van los domingos y para todos es una fuente de vitaminas. Estamos orgullosos de nuestra ‘machamba’. Los que no pueden ir a trabajar allá hacen cestería. Hizo tiras no sé cuántas sandalias visitándolas en las chozas donde llegaba con su pura presencia simpática y consoladora, conversando un chapurreado en puro cariño ya que nada del chisena sabía… pero se entendían. Ya conté cómo con los ciegos realizó un taller de alfarería que resultó inolvidable para todos. No pudo dejar de ir periódicamente a dar una mano al Hospital. El orgulloso médico del pueblo terminó rindiéndose avergonzado por su dedicación a los enfermos; la admira. Pero Claudia sintió que es tiempo de formar una vida familiar y, después de preguntárselo seriamente a Dios, parte a ver cómo se hace eso. Esa será su Misión. El Domingo de Ramos le dimos su cruz misionera en la Misa y todos con las manos extendidas la bendijimos solemnemente y  con danzas, mucho canto y danzas. Habíamos matado un lechoncito que nos alcanzó para una despedida con los que hablan portugués, otra con los que hablan chisena y otra con los cabros chicos que no hablan ni una cosa porque puro comen. En todas lloramos y nos reímos y sacamos fotos.  Pero lo seguro es que quedamos impresos en su corazón y la Claudia en el nuestro. Así me  gusta la Misión.
Martes de Pascua, 10 de abril.


Recorrer los casi 400 kms. para asistir a la Misa Crismal no es chiste… a la vuelta de Beira tenía esa misma tarde en Maringwe la hermosa celebración del lavatorio de pies. La que me pone en mi lugar. La hice temblando de cansancio y mudo de emoción, como siempre. Y en penumbras porque no tenemos más que velas. El viernes Santo el año pasado tuvimos tiroteos y hasta bazukazos aquí en el pueblo, entre los soldados de la Renamo y las Fuerzas Especiales, por el dominio de una pista de aterrizaje. Este año no hubo nada, gracias a Dios. El sábado me dio una malaria pataguina que me impidió presidir la celebración de la Pascua y con mi fiebre y todo traté de explicarle un poco a pai Simón eso del ‘Alfa’ y la ‘Ómega’ en el Cirio Pascual… me miraba atónito y no sé cómo lo habrá hecho pero me cuentan que fue maravillosa la fiesta llena de velas y cantos a todo trapo. En la mañana con mi tembladera convaleciente no me atreví a hacer un numerito de desmayo delante de todos y fue pai Bento quien presidió. En realidad es el Espíritu Santo de la Vida el que anima con o sin cura, y saber eso salva de sentirse irremplazable uno. Lo que no se remplaza es el amor por la Misión, la pasión por esta misión que muerde y deja marca, que duele y enamora, que lo amarra con fuerza a uno y te deja la sensación de estar quemando la vida, dejándola en el Camino irreparablemente todos los días…  De esto llegó a probar un poco la Claudia, y eso que no le alcanzó el tiempo para que le llegara a gustar la insípida ‘xima’ cotidiana. Yo quedaba con hambre durante años porque no me gustaba ese tipo de engrudo pero no había otra cosa para comer… Ahora me gusta y la echo de menos.


La Claudia hizo este verano óptima animación misionera en Santiago y dejó a varias personas entusiasmadas para venir. Una advertencia importante es que en nuestra Misión no se clavan techos ni se contabilizan éxitos, conversiones ni bautismos… Uno viene simplemente a ser vecino y, en lo posible, buen vecino, sin andar comparando entre Chile y lo de aquí, ni ponerse a enseñar como se habla el castellano. No es fácil esto porque los chilenos tenemos esa onda de instalar nuestra bandera hasta en la Luna (y si fuera en el Sol, mejor todavía). Pero aquí nos contentamos de estar pudiendo dar una mano a nuestros vecinos y eso es nuestro consuelo y desafío. Esto es lo que me da ganas de gritarlo por todos lados e involucrarlos a ustedes. Es como un milagro ver al Nyampoka pintando con lápices de colores y la guata llena, a la Siravia ya en 2º Medio y a Severino como representante de su curso en la Facultad de Medicina o la mamá Anora regando la machamba comunitaria de la que va a comer verduras. Los conocemos a todos, los hemos visto crecer, sus familias viven en chozas y  estamos acompañando su vida… Les gusta pasar vacaciones en nuestras casas porque también son nuestra familia. No podríamos hacer esto sin las manos amigas desde Chile y de otras partes. Nosotros la verdad es que no tenemos niuno… Algunos de ustedes se emocionan y entusiastas depositan dos o tres veces… es bueno porque nos alcanza para uno o dos meses. Otros se han dejado tomar y han destinado parte de su trabajo a dar vida aquí en África. Les quiero decir que ese trabajo se nota en la alegría de Nyampoka, Siravia, Severino y mamá Anora. También se nota en nuestra alegría cansada y consolada de saber que no estamos solos en esta Misión.

Cuando hace 9 años llegué a Maringwe, escribí lo mejor que pude una cartulina con las palabras KHALANI NA IFE que significan “Quédate con nosotros”; es lo que le dicen Cleofás y su amigo a Jesús al anochecer en la posada de Emaús; aquí hay buen vino, pan y amistad. Quédense ustedes con nosotros, los que leen esta carta. No creo que quedándose –dándose-, la vida se les haga más cómoda: será un poco más austera… pero compartida… y mejor.  Hagamos más grande la ronda de manos tomadas, para que todos quepan, para que todos dancen y canten… para que todos coman, como con Jesús en la playa aquella mañana de Resurrección


Un abrazo en esa Vida

Kwenda

 

 

 

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