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Los ciegos y el templo

Maringwe, 30 de noviembre de 2010 

Queridos amigos y amigas:

“Me vinieron a ver unos ciegos” decía el mensaje de la Claudia (no era un milagro… era un error). Querían beneficiarse del programa de Kupedzana que anda viento en popa por estos tiempos. Los ciegos de Maringwe estaban organizados : los coordina un tuerto –y no es chiste. La Claudia quedó encantada pues hacía rato que le sorprendía y preocupaba la gran cantidad de ciegos que hay por estos lados. Les dijo que se podría ‘entender’ (otro error) con unos 15. Llegaron puntualmente. Los ciegos no comprenden el portugués, la Claudia no habla chisena, “me voy a comunicar por señas” se dijo: el tercer error. La idea fue que fabricaran vasijas y ollas de barro cocido, escobas y otros utensilios, y así se hicieran acreedores de un kit de comida que entrega Cáritas. Todos se reían, todos trabajaban con alegre entusiasmo y lo pasaron chancho, pero no hubo modo de comunicarles el tamaño adecuado de grandes cántaros que se pudieran usar en el hospital para mantener agua fresca que ofrecer a enfermos y visitas… Claudia les tomaba las manos para indicarles el porte requerido, pero ellos entendían cualquier cosa. Al final salió lo que salió. Hermosísimo el trabajo de los ciegos. Los fueron a entregar solemnemente al doctor en el hospital. Vinieron varios a recibir los trabajos que eran impresionantes más que por la simple utilidad, por la gran dignidad que entrañaban en sí mismo. Eran los trabajos de Adán dominando como señor la tierra por vocación y mandato de Dios. Claudia andaba con malaria y no pudo estar presente, pero los que fuimos testigos estábamos emocionadísimos ese día… Ha sido uno de los hitos importantes de este año y quisiera que no dejáramos de lado a ese grupo vulnerable. La pertinaz audacia de creer que se puede, de que vamos a hacerlo… esa fe de la Claudia alumbró la oscuridad de los ciegos, las diferencias de culturas y de idiomas. Hay Espíritu. Se puede.

Y en la oscuridad brillaron los incendios. Habíamos salido hacía dos días con el grupo ‘Caná’ de paseo por Sena, Caia y estábamos en Chipanga cuando me llegó el mensaje desde Maringwe: “urgente. Incendio”. Simultáneamente el mismo grupo provocador de los acontecimientos del año pasado había ido quemando 8 casas de vecinos buscando el amedrentamiento y la reacción, protegidos por la fuerza de los que mandan. Tres de las casas quemadas eran cercanas a nosotros, entre ellos (y como ‘pa variar’) la de pai Buleza. Beatriz es de ‘Caná’ y no le dijimos nada sino hasta el día siguiente al entrar en Maringwe casi ya frente a las cenizas de su casa. En el mismo momento en que llegábamos venía detrás el camión con los del partido de gobierno gritándonos insultos, como suscribiendo los incendios. Fue el 4 de agosto. El 14 llegaron a nuestra casa a medianoche tres hombres armados de machetes. Yo estaba en Beira. Mariano sintió el ruido y entreabrió la puerta con cuidado justo para esquivar un machetazo. No estaban de broma. Comenzó a telefonear y en una cadena consiguió que una hora después llegara una camioneta con policías de intervención rápida y espantara a los asaltantes. Comentaron: “nosotros no tenemos nada que ver con política, estamos para proteger a la población”. Sigue difícil la situación en torno nuestro… pero nunca nadie nos dijo que la Misión iba a ser papaya. Y no lo ha sido pa’ná.

Este año como nunca antes hemos recibido huéspedes de distintas nacionalidades (2 italianos, 2 austriacos, una canadiense, 1 argentino, una holandesa, 14 mozambicanos) que han venido por separado y sin conocerse, salvo un polaco y un inmenso arquitecto mexicano que llegaron juntos, admirándose de que nuestra casa llena de grietas todavía se mantenga en pie. Cada tantos meses la debemos parchar con barro o cemento, pero desde que la apuntalamos con una cuñita en un lugar estratégico no ha seguido abriéndose. Nosotros preferimos decir que es una ‘casa dinámica’. A propósito de esto, me ha llenado, pero llenado de satisfacción la cantidad creciente de casas construidas según la técnica que Calisto aprendió en Chile. Flores para todos los que echaron una manito en ese plan, especialmente pa’l Javier que dio la idea, la Claudia que lo recibió en su familia, la Gloria, Cecilia, Paulette, Félix y tantos otros que lo apoyaron en momentos difíciles. Hasta Jorge que intervino pa’ que Policía Internacional no le jodiera la pita al negro Calisto en Pudahuel… Pueden sentir todos que contribuyeron a que la vida esté siendo bastante mejor para mucha gente de esta parte de África, pues vivieron por años en chozas que había que rehacer después de las lluvias, y ahora viven con más dignidad. Cuando le mencioné esto a Calisto anteayer, me dijo “—ve esa bonita casa pintada? …está entera hecha de coligues y adobe (sic)”. Y ya son varios los que han aprendido en Maringwe eso que Calisto aprendió en Chilito. Bieeeen por eso!! Así me gusta la Misión. Todos aquí. Todos de allá. Una sola Casa.

Quería haber ido este verano a Chile… dificilón lo veo. Poca plata. Mucha pega. Nadie que se quede con el boliche… La tarea de la construcción de nuestro templo está siendo como un milagro comunitario. Tenemos poquísima plata (unos 7,5 millones chilenos), pero todos cooperan: como era muy caro traer agua en camiones con tanques, la traían las mujeres desde un riacho cercano en bidones. Parte de la arena la trajimos con bueyes y parte en camiones de vecinos a precios rebajados. Muchos de los barrotes de madera han sido labrados a mano en los bosques. Ha sido muy lindo. Cada comunidad del campo aportó con un cabrito que hemos ido vendiendo pa la construcción. Durante 6 años aquí en el pueblo hemos ido juntando plata con el sistema del 1% y cada domingo se recogen sobrecitos. Mucha gente va a poder decir: “yo participé en la construcción”, como contando “yo participé también en esa fiesta”. Nos hemos demorado… pero no esperando ayuda. Ya hemos aprendido que los ricos se ayudan entre ellos… nosotros los pobres también… Toda la ayuda de ustedes en Chile la hemos destinado a estudiantes de Maringwe y a otros programas sociales. Habíamos soñado con un tractor… pero ese sueño al final era mucho lujo pa nuestra pobre manga de atorrantes. Igual sabemos que Dios verá cuándo… Fue la colecta del día mundial de las misiones que aportó el grueso del dinero que vamos estirando y haciendo figuras pa que alcance nuestra construcción… El Calisto se ha sacado los zapatos en este trabajo. Va a ser un muy bonito templo… no tanto por el estilo arquitectónico sino por todas las manos puestas en él.

Y ese es mi deseo final: que pongamos manos a la Vida sin arrugar por comodidad o egoísmo. Y la invitación está hecha para quienes quieran poner el corazón y dejar la sangre en esta tierra sagrada de África.

Un abrazo

Kwenda

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