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Maringwe 12, visitas

Maringwe, 23 de Agosto de 2006


Queridos hermanos y hermanitas:

Me gustaría preguntarle a De Gavardo si después de andar 7 horas en moto por caminitos quebradizos, arena, baches, ríos y quebradas imposibles le duele terriblemente el cuello..., y la noche se le anima con calambres insoportables en las patas, ahh? Es lo que tuve que aguantar para asistir a nuestra reunión de Zona Pastoral en Murraça. Éramos de 11 nacionalidades diferentes, con experiencias y bagajes distintos, tratando de aunar y coordinar nuestras expectativas. Y a la vuelta a Maringwe ir a un riacho a buscar la paja remojada, tierra y agua para continuar con Calisto y pai Simão ensayando el adobe: la enseñanza y tarea que nos dejó Javier Gómez la semana pasada. Sacando las cuentas, Javier es la décima visita que recibo desde Chile en los 9 años que llevo en Mozambique. Pero Javier es de los hermanos más queridos, de los que te traen la patria y a ti mismo. He ido descubriendo en estas últimas semanas que soy, sin vuelta que darle, un extranjero. Ha sido liberador aunque todavía estoy un poco perplejo. Yo andaba con el cuento de ser judío con los judíos y griego con los griegos y no me andaba resultando por más que hablara el chisena cotidianamente y tratara de entender la “lógica” distinta de los mozambicanos, y su experiencia diferente y etc., cosmovisión, etc., etc. Seguía siendo el patito feo. En realidad: sigo siendo el patito feo. Y esa es la cuestión; es que soy un pato en un corral de pollos. Y en Chile, debido a mis ausencias, también voy haciéndome un poco extranjero. Parece que esa fuera la esencia de lo misionero: TPV (tarea para la vida). Mejor me voy a dormir y seguimos otro día porque estoy cansado.

Beira, 2 de Septiembre

Después de la Navidad de 2005 salí de Maringwe despidiéndome de la Cata y Paulo que habían llegado unas semanas antes a ‘ser vecinos’ en el pueblo. Y parece que lo vivieron a cabalidad porque dejaron -y quedaron- con tremendas ‘saudades’ especialmente de jóvenes y niños; Mudiwa, Manuel, Olimpia, Malisani, Fátima y los otros organizaron con estos nuevos vecinos una obra de teatro y un pesebre de Natal. En la obra, María era aconsejada por su tía sobre lo malo de quedar embarazada sin casarse. Su tía le había mirado la cara no más y María decía “que no le pasaba nada”. El Ángel Gabriel había aparecido con efectos especiales (...bzzzz chuingg!!). El pesebre fue adornado con ollas, personas, camiones y radios de greda. Con Paulo fuimos bajo la fuerte lluvia al hospital a ver a un vecino que había sido quemado esa noche por un rayo que cayó sobre la bicicleta guardada en su choza. Luego de toneladas de crema mágica preparada por las hermanas, la piel de Osvaldo ya está ahora más repuesta. Con toda la comunidad labramos la chacra de una enferma que llegó a morir después rodeada del cariño de sus vecinos. No hay nadie solo en África. Allí los dejé a los dos...: acompañando y acompañándose de los vecinos.

Me era muy difícil llegar a Chile, por primera vez sin mi mamá allá; el país ya no sería el mismo. Tenía que acercarme despacito. La bondad de una familia que había conocido en un mochileo por Argentina hacía 20 años me acogió para pasar Año Nuevo. Después fui al hermosísimo altiplano de Jujuy, lleno de cerros de colores increíbles. Concelebramos una Misa rogativa, para espantar la sequía, sobre un altar de piedra a 4.000 mts de altura en pleno descampado, donde iban llegando las comunidades con sus bandas de instrumentos sonoros y sus santos bajo el sol. Esa misma tarde, mientras comíamos, se puso a llover. Quién puede negar que la Pacha Mama no está en nuestra Comunión? Pasé a Bolivia, a Camiri, paisajes de la epopeya guevarista. Llevaba su historia en la mano, en los ojos y el corazón. Qué hombre, por Dios, qué hombre, Ché!! En Santa Cruz encontré a Juan, un tío al que no veía hacía 14 años. Entre cafés, ajedrez y recuerdos pasamos 4 días conversando sin puntos ni comas. En el aeropuerto... ¡sorpresón..! me encontré con mi hermano Mariano Puga. Y por supuesto que en el avión varios lo conocían... Copuchamos todo el viaje: Evo Morales, Michelle Bachelet, Chile, Chiloé, Maringwe, los amigos... Aterricé para celebrar esa tarde con Galo la bendición de argollas de la Débora y Carlos. Comenzaba la vida en Chile. Al día siguiente encontré al negro Félix querido por todos. Después de algunos días en Ñuñoa me arranqué a Puelo. Cerca de Villarrica recibí emocionado la oración en mapudungún de un viejo lonko sobre mi cabeza. Lo bendije en chisena. El lenguaje fue el mismo: la bondad de la Comunión. Era vecino de Gonzalo y Orieta, hermanos queridos que no veía hacía como 10 años. Es muy bueno respirar la historia compartida, porque se respira el futuro, el Reino. Lo mismo hicimos con algunos compañeros de colegio. De lo mejor que me pasó en Chile fue una invitación de Gerardo a la Isla de Pascua. Es que nadie debía morirse sin ir antes allá...! (pero de a uno pa’ que no se chacree la visita). Rapa-Nui es realmente el ombligo de la Historia del Hombre. Se respira mística, piedras, flores y silencios sonoros. Se siente fuerte la presencia de Dios en la Tierra. También hice un día la -esperada por años- visita a Valparaíso y sus ascensores, calles y colores.

Otra cosa importante que ocurrió en Chile fue el envío misionero de la Muriel a Tanzania por un año. Peñalolén y África se siguen llamando. También supe que se concretaba por fin la ayuda para comprar un transporte a la parroquia y subirle el pelo a la bicicleta. Pedimos permiso pa’ cambiar el vehículo nuevo por uno “como nuevo” y nos alcanzó pa’ comprar una moto y una motoneta (hasta chalas nuevas tengo ahora -Gracias, Camilo), además así nos alcanzaría la plata pa’ la bencina. Todo bien.

De vuelta a Maringwe, maniña se me acercó y en secreto me dijo “póngame un nombre, padre”. Da gusto ver a la pequeña Beatriz danzando sonriente con su nombre nuevo.

Maringwe, 23 de Septiembre de 2006

En cuanto me vieron llegar a Canxixe en camioneta, entre risas y gritos me dijeron: - ...ahora sí que parecíh blanco!! (“como la gente” - me habría dicho mi abuela, la Llalla). Es que cambea y varea re-mucho la vida cambiando de la bicicleta a camioneta y moto. Desde finales de abril hasta esta semana, he visitado 34 comunidades. Además tener vehículo en Maringwe significa ser ‘médico conductivo’ (ambulancia), transporte público, correo y flete. Tengo mucho menos tiempo en casa para leer o escribir. Me siento cansado y contento como siempre, pero mi presencia en las comunidades se nota más. También el numero de ellas ha crecido; de 52 que había en enero a 63 que hay ahora. Estamos más organizados, más unidos. La demora en tener carro se debió en parte a que yo insistía en que fuera desde Chile la ayuda, y no como lo hace todo el mundo pidiendo directamente al Norte. Sentía vergüenza de hacerlo viendo que el ingreso ‘per cápita’ en nuestro país es de USD 13.000 y en Mozambique es de USD 290. El Sur puede y debe ayudar al Sur, sobre todo nuestro país que durante años ha recibido tanto. Sería vergüenza no corresponder. Las necesidades en Mozambique y en Maringwe son enormes, sobre todo en formación de personas. Hay algunos de ustedes que han ayudado a financiar cursos de formación de catequistas, traducción e impresión de libritos en lengua chisena, los estudios de algunos jóvenes y otras actividades que mantienen la vida pastoral de nuestra misión -como por ejemplo comprar forros y cámaras para las destartaladas bicicletas de animadores que recorren kilómetros para visitar sus comunidades. Nuestros gastos son modestos (640.000 pesos en pastoral en lo que va del año -€ 930, sin contar con el combustible ni con el programa de los pozos); ...pero hay que tenerlos...; y el aporte de nuestras comunidades -chaucha y chaucha- ha sido de unos 30.000 pesos, más algunos sacos de maíz, kilos de porotos, maní, ajo, cabritos, gallinas y palomas: la moneda de la viuda pobre que da lo que tiene para vivir. Aparte que la misma capilla de Maringwe nos está quedando re-chica y en tres años con el sistema del 1% hemos juntado como € 350 (y la ampliación nos cuesta 9.500!!); Los dos grupos de la Corporación Mozambique que tenemos en Chile se han movido como negros para promover el cariño y la solidaridad con África en el Corazón. Si alguno de ustedes quiere hacerse parte de este cariño, puede hacerlo a la cuenta 2002-8 del Bco. Santander Santiago, con el Rut 81.795.100-7 del Arzobispado de Santiago. Abriendo las puertas de nuestra casa al África. Es tremendo esto, hermanos... Por lo menos ayúdenos con la oración y la comunión de sentirse y saberse hermanos, que eso es lo que en el fondo nos sostiene. Y a propósito de esto mismo: con el mayor movimiento de las comunidades, la casa se nos ha quedado chica. Son muchos los que vienen a quedarse a dormir para las reuniones y cursos casi semana por medio; otros pasan simplemente a alojarse en mitad de un viaje porque... somos familia. Entre octubre y abril no sería nada, se duerme afuera en esteras y bajo un techito pa’ la lluvia, pero en invierno el frío aprieta. Así que hace dos semanas nos largamos con la construcción de una nueva casa de huéspedes ...de adobe. El adobe es desconocido por aquí; las chozas se hacen de puro barro chicoteado sobre coligues, lo que dura un par de años y se cae. Como Javier nos enseñó, entonces con Calisto hicimos cuentas y nos largamos con la construcción. Esperamos que para fines de noviembre tengamos ‘masali’ (casa nueva). Ayer anduve toda la tarde acarreando piedras y agua en la ‘ñakwenda’ (así se llama la camioneta). Ahora vengo llegando del aserradero en Tukhuta tratando la madera. Anteayer, cuando llegaba de Nyamakhutwa me encontré con el camión de un hindú que se nos puso con el transporte del cemento pa’ los cimientos. En enero se espera la llegada de 5 chiquillos de la parroquia Nta. Sra. del Carmen, de la (gloriosa) plaza Ñuñoa. Esperamos que se haya secado el adobe para entonces. Siempre esperamos. Vivimos esperando. Esperamos, con ansias de amores esperamos la Comunión del Reino.

Con la promoción de la apertura de pozos, la semana pasada llegué a la comunidad de Chiri y rápidamente me comenzaron a contar con orgullo del pozo que habían hecho. Al otro día fuimos a verlo y me encontré con sorpresa que definitivamente se habían ido al mismísimo porcino: habían excavado un tremendo hoyo de más de 10 mts. de diámetro y unos 5 de profundidad y en el centro el pozo donde las mujeres sacaban una deliciosa agua, subiendo luego trabajosamente por una escalerilla de troncos con el bidón de 20 lts. sobre la cabeza,. Equilibristas de pericia y fuerza admirables, algunas eran muchachas de 12 ó 13 años. Al pueblo hay que acompañarlo y darle ánimos, despertarles el ingenio y la fuerza del Espíritu que tienen dentro. En eso estamos. Acompáñennos

Y que el Señor de la Vida nos bendiga a todos

Roberto
Kwenda

A F R I C A
63-03312-0
Bco. Santandersantiago

"Mision Mozambique"
 65.013.683-7


El P r i v i l e g i o d e D a r

No hay que morirse sin Africa en el corazón

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