8 de noviembre
La Anunciación del Ángel a María
Al abrir esta página cada día te invitamos a orar la vida con la Virgen, poniéndote en la presencia del Señor.

- Si es de mañana pon en las manos de Jesús, por intercesión de María, todo
lo que viene.

- Si ya cae la tarde, revisa lo vivido y pide por lo que te queda por vivir.

- Si es de noche, revisa calmadamente cada uno de los momentos que te regaló
el buen Dios, y coloca en sus manos tu descanso y a todos los que amas.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Si desea puede rezar con música
Comienza con la oración de inicio del Mes.
ORACION INICIAL DEL MES DE MARIA
Oh María, durante el bello mes que te está consagrado, todo resuena con tu bello Nombre y alabanza. Tu santuario resplandece con nuevo brillo, y nuestras manos te han elevado un trono de gracia y de amor, desde donde presides nuestras fiestas y escuchas nuestras oraciones y votos.

Para honrarte, hemos esparcido frescas flores a tus pies, y adornarte tu frente con guirnaldas y coronas. Mas, Oh María, no te das por satisfecha con estos homenajes; hay flores cuya frescura y lozanía jamás pasan, y hay coronas que no se marchitan. Estas son las que Tú esperas de tus hijos; porque el más hermoso adornado de una Madre, es la piedad de sus hijos, y la más bella corona que pueden poner a sus pies, es la de sus virtudes.

Sí, los lirios que Tú nos pides, son la inocencia de nuestros corazones; nos esforzamos, pues, durante el curso de este mes, consagrado a tu gloria, ¡Oh Virgen Santa!, en conservar nuestras almas puras y sin manchas, y en separar de nuestros pensamientos , deseos y miradas, aún la sombra misma del mal.

La rosa cuyo brillo agrada a tus ojos, es la caridad, el amor a Dios y a nuestros hermanos; nos amaremos pues, los unos a los otros, como hijos de una misma familia, cuya Madre , eres, viviendo todos en la concordia fraternal. En este mes bendito, procuraremos cultivar en nuestros corazones, la humildad, modesta flor que te es tan querida y con tu auxilio llegaremos a ser puros, humildes, caritativos, pacientes y esperanzados.

¡Oh María!, haz producir en el fondo de nuestros corazones, todas estas amables virtudes; que ellas broten, florezcan y den el fin, frutos de gracias, para poder ser algún día, dignos hijos de la más Santa y de la mejor de las Madres.

Amén.

Lectura Bíblica
“En el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una joven virgen que vivía en la ciudad de Galilea llamada Nazareth, y que era prometida de José, de la familia de David. Y el nombre de la virgen era María. Entró el ángel a su presencia y le dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. María quedó muy conmovida por lo que veía, y se preguntaba qué querría decir ese saludo. Pero el ángel le dijo: No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios. Vas a quedar embarazada y darás a luz a un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús. Será grande, y con razón lo llamarán Hijo del Altísimo. Dios le dará el trono de David, su antepasado. Gobernará por siempre el pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás. María, entonces, dijo al ángel: ¿Cómo podré ser madre si no tengo relación con ningún hombre? Contestó el ángel: El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del altísimo te cubrirá con su sombra; por eso tu hijo será Santo y con razón lo llamarán Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel: en su vejez ha quedado esperando un hijo, y ya está en el sexto mes del embarazo. Para Dios, nada será imposible. Dijo María: Yo soy la servidora del Señor; Hágase en mí lo que has dicho. Después de estas palabras, el ángel se retiró” (Lucas 1,26-38).

Reflexión

Cuando iniciamos este mes dedicado a una mayor cercanía con la Madre de Jesús y nuestra Madre, la santísima virgen María, el texto bíblico nos propone la escena de la anunciación. Es el diálogo más hermoso y trascendente de la historia. Dios, el fuerte y poderoso, se acerca con delicadeza a una joven virgen solicitando su consentimiento para que el Hijo eterno del Padre pueda tomar nuestra carne. Todo depende de ella, porque Dios mismo no ha querido irrumpir en nuestra historia atropellando nuestra libertad.

La joven virgen aceptó lo que el arcángel le propuso y ofreció su seno y su corazón para ser Madre de Jesús. Su “sí” es un modelo de apertura a la iniciativa de Dios. Para cada uno de nosotros Dios tiene también un llamado particular para colaborar en la obra de la salvación. También tú y yo necesitamos aprender a escuchar lo que el Señor nos propone para decir como María: “He aquí la esclava del Señor hágase en mi según tu Palabra”.

Preguntas:

¿A qué me invita hoy el Señor?
¿Cuál es mi vocación fundamental?
¿Qué le respondo al llamado del Señor?
Pide, por la intercesión de la virgen, por todas las necesidades de la Iglesia, del mundo y las propias.
Termina este momento con la oración final del mes.
Puedes bajar una canción en Mp3 para finalizar tu momento de oración.
ORACION FINAL
¡Oh María, Madre de Jesús, nuestro Salvador y nuestra buena Madre! Nosotros venimos a ofrecerte, con estos obsequios que traemos a tus pies, nuestros corazones, deseosos de serte agradables, y a solicitar de tu bondad un nuevo ardor en tu santo servicio.

Dígnate presentarnos a tu Divino Hijo, que en vista de sus méritos y a nombre de su Santa Madre, dirija nuestros pasos por el sendero de la virtud, que haga lucir con nuevo esplendor la luz de la fe sobre los infortunados pueblos que gimen por tanto tiempo en las tinieblas del error, que vuelvan hacia El, y cambien tantos corazones rebeldes, cuya penitencia regocijará su corazón y el tuyo. Que convierta a los enemigos de su iglesia, y que, en fin, encienda por todas partes el fuego de su ardiente caridad, que nos colme de alegría en medio de las tribulaciones de esta vida, y esperanza para el porvenir.

Amén.

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