Los caminos vocacionales son muchos, pero la vocación cristiana es única: seguir a Cristo con radicalidad. 

“Y tendrán una alegría que nadie les podrá quitar” (Juan 16, 20)

Jesucristo regala esa alegría que permanece, que llena el alma, que sana el corazón, que anima el espíritu… ni siquiera la sabemos explicar; sólo intuimos que nadie más la puede dar y Jesús asegura que nadie nos la podrá quitar.

“…Vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2, 20b).

El descubrimiento de tu camino vocacional es un asunto serio, porque es un asunto de amor, y Dios da la vida por amor.

“El amor de Cristo nos apremia al pensar que […] murió por todos, para que ya no vivan para sí los que viven, sino para aquel que murió y resucitó por ellos” (2Cor 5,15) 

¿Hay en ti un deseo de hacer con los demás lo que Cristo ha hecho contigo? ¡Ánimo! Estás siendo llamado, tienes vocación… ahora decide cómo quieres hacer realidad ese deseo.

“Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo (Juan 13, 1b)

A Jesucristo no se le sigue con calculadora en mano… siempre habrá un buen salto de fe, un paso insensato, algo extremo… son cosas que solo los enamorados entienden.

“Entonces dije: “¡he aquí que vengo –pues de mí está escrito en el rollo del libro- a hacer, oh Dios, tu voluntad!”  (Hebreos 10, 7).

Ojalá todo cristiano en algún momento de la vida tenga la oportunidad de preguntarse conlibertad ¿Cómo quieres que te sirva Señor?... y responder con claridad.

“Mi gracia te basta” (2Cor 12,9)

La fragilidad no es excusa para descartar ninguna opción vocacional.

“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Juan 14,6)

¿Quieres ser feliz? Jesucristo es el Camino…. Lo siento, no hay otro.

“Lo que era para mí ganancia, lo he juzgado una pérdida a causa de Cristo” (Filipenses  3,7)

Si has hecho locuras de amor…  ¿por qué te pones tan calculador para seguir a Jesús?

“Muchos son los llamados y pocos los escogidos” (Mateo 22,14)

¿No te sientes desafiado a ser de aquellos pocos?

“Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos” (Juan 15, 13)

Discernir el camino vocacional no se trata primero de escoger si quieres ser cura o religiosa, casado o soltero… se trata primero de escoger dar la vida… la siguiente pregunta es dónde.

“Mi aliento conocías cabalmente, mis huesos no se te ocultaban, cuando era formado en lo secreto, tejido en las honduras de la tierra” (Salmo139, 14b – 15).

El que te invitaes Dios que te ama con corazón de Padre, que conoce cada fibra de tu cuerpo, que lleva contado los latidos de tu corazón… si no puedes creer esto, no hagas caso del llamado.

“Mis ovejas escuchan mi voz” (Juan 10,27)

Si la voz de Jesús la escuchas en el Evangelio, en tus amigos, en tu familia, en tu casa, en el lugar donde estudias... ¡Felicidades! Ya eres parte del rebaño y Jesús no dejará que te pierdas.

“Vayan por todo el mundo y proclamen el Evangelio a toda la creación” (Marcos 16,15)

¿Está este deseo en tu corazón? Pídele a Dios que nunca se apague.

“Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros”. (Juan 17,11b)

¿Sueñas un mundo nuevo donde todos los hombres y mujeres aprendan a quererse? Tenemos dos posibilidades… o estás loco o Jesús puso su sueño en tu corazón.

“El Reino de Dios es justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo” (Romanos 14,17).

Hablamos de un mundo nuevo donde los hombres y mujeres aprenden a quererse y a gozar del amor generoso de Dios su Padre… ¿Cómo se te ocurre construirlo?

“Y percibí la voz del Señor que decía: “¿A quién enviaré?, ¿y quién irá de nuestra parte?” Dije: “Heme aquí: envíame”” (Isaías 6,8)

La Iglesia necesita tus manos generosas, tu corazón libre, tu alegría abundante.

“El amigo del novio… se alegra mucho con la voz del novio” (Juan 3, 29)

¿Te sientes enganchado a su corazón?...  ¡Felicidades! Que vas por buen camino.

“Se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo” (Lucas 10, 21)

Recuerda: no solamente Dios es tu alegría, tú también eres la alegría del corazón de Dios.

“El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí” (Mateo 10, 38)

La cruz no es la letra chica del contrato, es parte integral de nuestro seguimiento de Jesucristo.

“El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga” (Mateo 16,24)

No podemos endulzar el seguimiento de Jesús… es un camino que pasa por la cruz, y esto implica aprender a sufrir; negarlo sería avergonzarse del camino que eligió nuestro Señor.

“Yo decía: “no volveré a recordarlo, ni hablaré más en su nombre.” Pero había en mi corazón algo así como un fuego ardiente […] y aunque yo trabajaba por ahogarlo, no podía” (Jeremías 20, 9).

¿Hay en ti un deseo de dar la vida por el Evangelio que sientes que no se te quita ni aunque le hagas el quite?... Sólo a Dios se le ocurren esos regalos.

“¡Ay, Señor! Nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua” (Éxodo 4,10)

A veces sientes que sería mejor que Dios no se fijara en ti, que llame a otro más capaz, que ojalá ni existiera esto de la vocación… lo siento, lo mismo le pasó a Moisés… y ya sabes la historia.

“¡Ánimo!, soy yo; no temas!” (Mateo 14,27).

¿Por qué tanto miedo si sé que al final de la vida me esperan tus brazos?

“He venido a arrojar un fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya hubiera prendido!” (Lucas 12, 49)

La vocación cristiana exige mujeres y hombres apasionados, marcados por el fuego del Espíritu Santo… no existe otra forma de transformarlo todo.

´´Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo, sino Cristo quien vive en mí…´´ (Gálatas 2, 20)

¿Te han dicho que seguirlo es difícil? No les hagas caso. No es difícil… ¡es imposible! La Buena Noticia es que no se trata de tus capacidades ni de tu fuerza, sino de su gracia que te sostiene, de su misericordia que te sana y de su llama de amor que hace de ti luz del mundo.

“¡Habla que tu siervo escucha!” (1 Samuel 3, 10)

Si quieres descubrir tu vocación, dialoga con Jesús. Sólo mediante la oración podrás encontrar lo que Dios quiere de ti. En la oración, el Espíritu Santo afinará tu oído para que puedas escuchar.

“Fui yo quien los elegí a ustedes para que vayan y den fruto abundante y duradero.”(Juan 15, 16a )

Dios te llama a colaborar con Él en su obra continua.

´´Es necesario que el crezca, y que yo disminuya.´´ (Juan 3,30)

La vida de todo llamado no se trata de sí mismo…se trata de Cristo.

“…Sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre […] se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido.” (Juan 13, 1b.5b).

Jesús no pudo ser más claro cuando enseñó que el corazón y el fin de toda vocación cristiana es el servicio a los hermanos. 

“¿Señor, qué quieres que haga?” (Hch 22,10)

La vocación no es algo que tú inventas; es algo que encuentras. No es el plan que tú tienes para tu vida sino el proyecto que Jesús te propone y te invita a realizar. Es principalmente una llamada a la que respondes.