En un contexto de Celebración Eucarística o de la Palabra se puede celebrar a las mamás con algunos signos y gestos:

1. Arreglar un lugar especial en el templo (presidido por una imagen de María) para que se sienten ese día las madres que lleguen a la Misa y sean homenajeadas de un modo especial.
2. Las lecturas, ofrendas y guías de la misa pueden hacerlas mamás con sus hijos.
3. En la Oración universal incluir algunas peticiones por ellas.

Por ejemplo:

Padre Santo, te rogamos por todas las madres embarazadas y que están solas esperando a su hijo, que tu Santo Espíritu las anime, las colme de fortaleza y generosidad y así puedan pronunciarse por la vida, don de tu amor por cada una de tus criaturas. Con María, oremos al Señor.

Padre Eterno, te rogamos por todas las madres que no han podido concebir un hijo en su seno y no obstante han acogido en su corazón a aquellos niños que requerían de una madre, asumiéndolos como propios y velando por su vida y desarrollo, como tu amor de Padre nos pide hagamos con el más necesitado. Con María, oremos al Señor

Padre del Amor Infinito, te pedimos por todas las madres, para que hagas que todas ellas puedan fomentar la fe en sus hijos, siguiendo el ejemplo de María, la Madre de Tu Hijo. Te pedimos que envíes el Espíritu Santo Consolador a las madres que han perdido hijos, a las que están enfermas o separadas de sus familias, que se encuentran privadas de libertad. Muéstrales Tu misericordia y dales fortaleza y serenidad. Con María, oremos al Señor.

Bendición final

1. Se invita a las mamás presentes a ponerse de pié y acercarse al presbiterio para recibir especial bendición
2. Mientras se acercan al presbiterio invocamos a la Virgen María para proteger y cuidar a las madres.
3. El sacerdote les da una bendición especial:
Oh Dios, autor y protector de la vida humana
que has concedido a estas hijas tuyas
el gozo de la maternidad,
dígnate aceptar nuestra alabanza
y escucha con bondad lo que te pedimos:
Que las guardes de todo mal,
que las acompañes siempre en el camino de esta vida
y que a su tiempo, las acojas en la felicidad
de tu morada eterna.

Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén

4. Los niños o jóvenes presentes le hacen un pequeño regalo preparado con anticipación (una tarjeta, una flor etc.) Mientras se canta una canción.

5. Después de la bendición las mamás se dirigen a su lugar y los niños presentes le dan la bendición a las mamás con una señal de la cruz en la frente o con agua bendita.

El mundo también hoy mira la grandeza del amor de Dios en la Familia, manifiesta en nuestros padres y principalmente en la madre. Hoy se mira hacia las familias centrando su mirada en la madre de cada uno de nosotros, ella que por amor se unió en matrimonio y desde ahí, darnos la vida. Este día celebramos el día de la madre, que para nosotros es símbolo de amor, justicia, sacrificio, entrega, desvelo, y todo lo bueno que crece del amor; por ella nosotros somos receptores de todo lo que Dios nos quiere dar por medio de la familia.

Lo que conocemos, lo que hemos experimentado está en la Tierra, pero también tenemos una Madre en el Cielo, que sí estuvo en la tierra, aunque nosotros no la hemos visto la tenemos porque nuestros antepasados la tuvieron y lo que aprendieron de ella se ha ido pasando de generación en generación y será llamada Reina del universo como dicen las escrituras… Ahora ella está en el cielo, porque su Hijo quiso llevarla y fue asunta por los ángeles; desde allí, como Reina del Universo intercede por todos nosotros sus hijos, guiándonos hacia el camino de su Hijo Jesucristo.

El amor más parecido al de Dios por nosotros es el amor de una madre por su hijo; es tan grande y tan puro que puede hasta dar su vida por nosotros… Así lo hizo Jesús por nosotros, por amor. Ese amor debemos nosotros apreciarlo, sumarlo al amor que nos tiene María nuestra madre celestial, también agregar el amor que nos entregan nuestras madres… Estos amores suman y nos hacen sonreir, suman y nos llevan a replicarlo en nuestros propios hijos, para bien de las familias y de la humanidad.

El papa Francisco en su Exhortación Apostólica Amoris Laetitia, nos llama a apreciar, cuidar y promover el amor en la familia, en donde la figura materna es preponderante y nosotros lo sabemos, él nos lo recuerda y nos anima a enseñar lo mismo en las familias para fortalecerlas y mostrar al mundo que es aquí donde se cultiva y amor.

Para ser buenos padres, seamos buenos hijos y saludémosla, pero no solo en este hermoso día, sino cada día, démosle a ellas el amor que nos regala Dios, para que sientan su siembra está dando buenos frutos de amor y de esa manera podremos vivir tranquilos y confiados en que mañana tendremos una sociedad en que se respeta y el amor es la palabra que provocó todo este bien.