Qué es la Cuaresma

CUARESMA, TIEMPO DE MISERICORDIA Y RECONCILIACIÓN

El año 2016 vivimos una cuaresma marcada por el Año de la Misericordia. Con estas líneas los invitamos a hacer resonar de nuevo en nosotros, elementos vivenciados el año pasado, que es deseable sigan vigentes, año tras año, en este tiempo cuaresmal. Como ya nos decía el Papa Francisco, la Cuaresma es un tiempo fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios. Retomando elementos de la carta del Papa "Vultus Misericordiae (va en cursivo en el texto) esperamos ofrecer elementos que nos ayuden a vivir y animar esta cuaresma 2017, como tiempo de misericordia y reconciliación.

Este momento fuerte empieza el Miércoles de Ceniza, y se prolonga hasta dar paso, con la Misa de la Cena del Señor, al Triduo Pascual. El hecho que este año el Miércoles Ceniza cayó en Marzo, se tradujo en un significativo aumento de participación de los fieles en sus iglesias locales. Siendo el mes de Febrero el más recurrido para las vacaciones, es necesario seguir poniendo la pregunta: ¿Tiene sentido pastoral celebrar el miércoles ceniza como "initium ieiunii" (inicio del ayuno y, ahora, además inicio de la cuaresma), en pleno Febrero? Pensamos que este componente cronológico sumado a otros simbólicos, nos están llamando a inculturar mejor la cuaresma en nuestro país. Dejando puesto ese tema, pasemos a reseñar elementos propios del tiempo cuaresmal.

1. LA PALABRA DE DIOS COMPONENTE FUNDAMENTAL DE LA CUARESMA

¡Cuántas páginas de la Sagrada Escritura pueden ser meditadas en las semanas de Cuaresma para redescubrir el rostro misericordioso del Padre!
Con las palabras del profeta Miqueas también nosotros podemos repetir:
Tú, oh Señor, eres un Dios que cancelas la iniquidad y perdonas el pecado, que no mantienes para siempre tu cólera, pues amas la misericordia. Tú, Señor, volverás a compadecerte de nosotros y a tener piedad de tu pueblo. Destruirás nuestras culpas y arrojarás en el fondo del mar todos nuestros pecados (cfr 7,18-19).

Las páginas del profeta Isaías podrán ser meditadas con mayor atención en este tiempo de oración, ayuno y caridad:
« Este es el ayuno que yo deseo: soltar las cadenas injustas, desatar los lazos del yugo, dejar en libertad a los oprimidos y romper todos los yugos; compartir tu pan con el hambriento y albergar a los pobres sin techo; cubrir al que veas desnudo y no abandonar a tus semejantes. Entonces despuntará tu luz como la aurora y tu herida se curará rápidamente; delante de ti avanzará tu justicia y detrás de ti irá la gloria del Señor. Entonces llamarás, y el Señor responderá; pedirás auxilio, y él dirá: «¡Aquí estoy!». Si eliminas de ti todos los yugos, el gesto amenazador y la palabra maligna; si partes tu pan con el hambriento y sacias al afligido de corazón, tu luz se alzará en las tinieblas y tu oscuridad será como al mediodía. El Señor te guiará incesantemente, te saciará en los ardores del desierto y llenará tus huesos de vigor; tú serás como un jardín bien regado, como una vertiente de agua, cuyas aguas nunca se agotan» (58,6-11).
Toda la liturgia de Cuaresma es de una gran riqueza de Palabra de Dios para iluminar nuestra miseria y para revelarnos al Dios rico en misericordia.

2. PROGRAMA CUARESMAL: LIMOSNA, ORACIÓN Y AYUNO (Mt 6,1-18)

El evangelio del Miércoles Ceniza, invita a ejercitarnos en la cuaresma con tres obras específicas: limosna, oración y ayuno. Esas obras tomadas del Sermón de la Montaña, necesitamos realizarlas con la actitud proclamada en ese sermón, o sea, con el espíritu nuevo del Reino.
En 6,1-18 no aparece en ningún momento la palabra "fariseo" y, por tanto, sería erróneo interpretar esta sección como un ataque contra ese grupo. Más bien alerta contra una actitud que se puede encontrar en cualquier persona, y en particular, en quienes por tener servicio de autoridad religiosa, están expuestos a "mostrarse", más que a "ser", caritativos, piadosos y mortificados.
Como ya hizo en referencia a la ley en la primera parte de su sermón (Mt 5, 17-48) Jesús pone aquí estas obras evangélica en la perspectiva adecuada: ellas tienen sentido en la medida que estén motivadas por una relación sincera y fiel con Dios y con los demás seres humanos.

(1) Limosna

6 1 Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el cielo.
2 Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
3 Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, 4 para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

Cuando des limosna… La limosna estaba mandada en la Ley (Dt 15,7-11) como expresión de la alianza, primeramente hacia los miembros del pueblo de Israel. La misma Ley extiende igual actitud hacia todos los necesitados, también extranjeros (Dt 24, 17- 22). Era un modo de compartir los dones de Dios, Creador y Padre de todos.

No hagas como hacen los hipócritas. "Hipócrita" una palabra griega que originalmente significaba actor, intérprete. Las personas aquí criticadas están actuando para un público al convertir su limosna en un espectáculo en las sinagogas y en las calles. Lo hacen para que la gente los aplauda y así vaya la gloria a ellos y no a Dios a quien se debe todo honor y gloria (5,16; 9,8; 15,31).
Que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha. La limosna en secreto, sin fanfarria, es valorada y recompensada por Dios.

(2) La oración

También la oración se puede convertir en una actuación, en lugar de ser comunión personal con Dios. Quienes buscan el aplauso de la gente, reciben su recompensa de esa vanagloria.

6.5 Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. 6 Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
7 Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados. 8 No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan.

9 Ustedes oren de esta manera:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre,
10 que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo.

11 Danos hoy nuestro pan de cada día. 12 Perdona nuestras ofensas,
como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido.
13 No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal.

14 Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. 15 Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.

Cuando ustedes oren… Como "hijos de Dios", con sencillez, entra en tu pieza, en un lugar tranquilo para conversar con el Padre sin interrupciones ni distracciones. Entra en tu interioridad y como hijo de Dios habla a tu Padre con sinceridad y limpieza de corazón, con la certeza que serás escuchado.
El Padre nuestro. Un ejemplo de cómo orar y del tipo de peticiones que un hijo de Dios necesita compartir con el Padre celestial es la oración que Jesús nos enseñó. Destaca por sus fórmulas breves y densas. La liturgia en su oficio de oración nos la hace repetir tres veces al día: en laudes, eucaristía, vísperas.
Si perdonan sus faltas… el Padre los perdonará…Es notable la reiteración de esta insistencia en la necesidad de perdonar, si se quiere ser perdonado.

(3) El ayuno

Era una práctica común en la vida judía, particularmente el día de la expiación y como signo de duelo (Sal 35,13; Zac 7,1-14; 8,18-19).

6. 16 Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa. 17 Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, 18 para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste Jesús, con una fina ironía, invita a no ser como los hipócritas que hacían irreconocibles sus rostros, restregando cenizas en la cara, para que su ayuno fuera reconocido por la gente.
Tú perfuma tu cabeza y lava tu rostro. Ungirse la cabeza con óleo, como en ocasiones festivas, y lavarse la cara permitirá que el ayuno personal sea un sincero compartir la tristeza por los duelos personales y sociales con el Padre celestial. Vestirse de saco y ceniza, no sirve de nada si no está acompañado de la caridad con el pobre y necesitado (Is 58,1-11).

(4) Para ser misericordiosos como el Padre

La Iglesia ha valorado estas obras de piedad y las presenta como el gran ejercicio que todo cristiano está llamado a hacer en el tiempo de cuaresma, para preparar su renovación pascual y asemejarnos más y más al amor del Padre.

Es muy sugerente cruzar estas obras cuaresmales con los rasgos de Jesús recogidos en una afirmación que se destacó mucho en el documento de Puebla: Jesús Hijo, Hermano y Señor. Es fácil ver como la cuaresma con estas obras, nos ayuda a crecer como:

Hijos(as) de Dios, llamados a desarrollar nuestra filiación con el Padre, ejercitándonos en la oración y la escucha de la Palabra de Dios. Ellas nos permitirán hacernos sensibles a las miserias propias y ajenas, y a desarrollar un corazón rico en misericordia como el Padre..

Hermanos(as) en comunión, "hijos en el Hijo" estamos llamados a ejercitarnos en actividades de caridad fraterna y solidaridad (limosna), en particular en las obras de misericordia corporales y espirituales.

Señores(as)vivientes en el Espíritu: llamados a tener dominio de nosotros mismos, ejercitándonos en la capacidad de opción y renuncia, para estar siempre prontos y ágiles al servicio de la vida y del Reino de Dios.

3. SECUENCIA DE LOS DOMINGOS DE CUARESMA DEL CICLO A

Los domingos de cuaresma tienen un dinamismo que es bueno conocer para vivir mejor todo este tiempo. Esa secuencia comporta

a) Dos domingos de iniciación a la cuaresma:

En los tres ciclo dominicales, la liturgia nos ofrece siempre como primer domingo: el relato de las tentaciones y en el segundo: el relato de la transfiguración, según el evangelio correspondiente a cada ciclo. En este año: según Mateo. Estos dos relatos, correlativos, son una excelente motivación a unirnos a la cuaresma vivida por Jesús en el desierto, y antes por Moisés (Ex 24,18) y Elías (1 Rey 19,8) en el Sinaí (u Horeb). Los tres "cuaresmeros" de la historia de Israel, aparecen, luego, transfigurados en el Monte Tabor. Es la transfiguración que espera a quienes vivan generosamente el tiempo cuaresmal. ¡Excelente motivación vivir este tiempo escuchando la Palabra del Hijo muy amado y practicando las obras cuaresmales!

b) Tres domingos catecumenales y penitenciales:

En algún tiempo de su historia, la Cuaresma conforma la preparación inmediata al bautismo que los catecúmenos celebran en la Vigilia pascual y, también, a la reconciliación que espera al grupo de penitentes, antes de la Misa en la Cena del Señor. El Ciclo A que estamos viviendo este año, recoge los grandes temas bautismales del Evangelio de Juan: Agua viva para la Samaritana (4, 5-42), luz para el ciego de nacimiento (9, 1-41) y vida para Lázaro (11,1-45). Estos evangelios por su fuerte significación bautismal constituían la catequesis fundamental del proceso catecumenal, por eso ellos pueden emplearse en todos los ciclos. ¡Es bueno pues, que este año los valoricemos en la clave que hemos señalado: evocando el agua de nuestro bautismo en el domingo tercero; la luz encendida que nos dieron al bautizarnos, en el domingo cuarto, y la unción que marcó nuestra nueva vida en el domingo quinto.

c) Domingo de Ramos "de la Pasión del Señor":

Jesús, el que viene en nombre del Señor, viene como "rostro de la misericordia de Dios", a mostrar esa misericordia que nosotros pecadores necesitamos con urgencia. Puede ser valioso, destacar en el relato de la pasión las carencias antiguas y modernas que van apareciendo: el sueño, la traición, las negaciones etc…e intercalar en esos momentos una súplica de perdón. Por ejemplo, después de Mt 26,40 el relator dice: "Los discípulos se durmieron, también nosotros nos dormimos" Y todo el pueblo canta: Oh Señor, ten piedad de nosotros. En forma análoga se pueden hacer otras intervenciones más.

4. EL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN, INFALTABLE En LA CUARESMA

En algunos lugares en el año de la misericordia se implementó la iniciativa "24 horas para el Señor", a realizar durante el viernes y sábado que anteceden el IV domingo de Cuaresma. Es sin duda una buena experiencia sería bueno incrementar como lo desea Papa Francisco, a partir de su propia experiencia pastoral. Se nos dice que ella ha facilitado que muchas personas vuelvan al sacramento de la Reconciliación y entre ellas muchos jóvenes, quienes en una experiencia semejante suelen reencontrar el camino para volver al Señor, para vivir un momento de intensa oración y redescubrir el sentido de la propia vida. Obviamente, la cuaresma es un tiempo oportuno para el sacramento de la Reconciliación, porque nos permite experimentar en carne propia la grandeza de la misericordia.

Al respecto, sigue siendo muy relevante el llamado del Papa a los sacerdotes. Nunca me cansaré de insistir en que los confesores sean un verdadero signo de la misericordia del Padre. Ser confesores no se improvisa. Se llega a serlo cuando, ante todo, nos hacemos nosotros penitentes en busca de perdón. Nunca olvidemos que ser confesores significa participar de la misma misión de Jesús y ser signo concreto de la continuidad de un amor divino que perdona y que salva. Cada uno de nosotros ha recibido el don del Espíritu Santo para el perdón de los pecados, de esto somos responsables. Ninguno de nosotros es dueño del Sacramento, sino fiel servidor del perdón de Dios. Cada confesor deberá acoger a los fieles como el padre en la parábola del hijo pródigo: un padre que corre al encuentro del hijo no obstante hubiese dilapidado sus bienes. Los confesores están llamados a abrazar ese hijo arrepentido que vuelve a casa y a manifestar la alegría por haberlo encontrado. No se cansarán de salir al encuentro también del otro hijo que se quedó afuera, incapaz de alegrarse, para explicarle que su juicio severo es injusto y no tiene ningún sentido delante de la misericordia del Padre que no conoce confines. No harán preguntas impertinentes, sino como el padre de la parábola interrumpirán el discurso preparado por el hijo pródigo, porque serán capaces de percibir en el corazón de cada penitente la invocación de ayuda y la súplica de perdón. En fin, los confesores están llamados a ser siempre, en todas partes, en cada situación y a pesar de todo, el signo del primado de la misericordia (MV).

Todo el tiempo de Cuaresma es un tiempo en que los hermanos sacerdotes necesitamos estar siempre disponibles a acoger a los hermanos en camino penitencial y a celebrar la reconciliación. En ese sentido, podemos convertir el "domingo de laetare" en una gran fiesta de la reconciliación. Y así como las lecturas del ciclo A se proponen para todos los años, creo que sería oportuno permitir ubicar las lecturas del Cuarto Domingo de Cuaresma del Ciclo C, en torno al PADRE MISERICORDIOSO (Lc 15 1-3. 11-32, en ese domingo, o en otro de los "catecumenales", según sea la oportunidad pastoral de la comunidad.

Otra buena sugerencia más es utilizar en algunos de los domingos de cuaresma, en particular, cuando se use el texto de Lucas, la primera plegaria eucarística de la reconciliación.

Y, terminemos con palabras de esa plegaria este compartir sobre la reconciliación en el tiempo de cuaresma.

En verdad es justo y necesario
darte gracias siempre,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno:

Porque no dejas de alentarnos a tener una vida más plena,
y, como eres rico en misericordia,
ofreces siempre tu perdón
e invitas a los pecadores a confiar sólo en tu indulgencia.

Nunca te has apartado de nosotros,
que muchas veces hemos quebrantado tu alianza,
y por Jesucristo tu Hijo, nuestro Redentor,
tan estrechamente te has unido a la familia humana
con un nuevo vínculo de amor,
que ya nada lo podrá romper.

Y ahora, mientras le ofreces a tu pueblo
un tiempo de gracia y reconciliación,
alientas a esperar en Cristo Jesús
a quien se convierte a ti
y le concedes ponerse al servicio de todos los hombres,
confiando más plenamente en el Espíritu Santo.

Que vivamos en abiertos al regalo de la misericordia de Dios y siendo, también nosotros, “rostros de misericordia” para nuestros hermanos.

P. José Lino Yáñez sdb

 


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