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Cuarta semana de Cuaresma
Camino hacia la Pascua (II): Jesús y las aguas terapéuticas de Betesda
Juan 5,1-3ª.5-16

“¿Quieres recobrar la salud?”

Al comenzar a leer el capítulo quinto del evangelio de Juan nos introducimos en “las obras de Jesús”. Éstas generarán polémica y éste será el comienzo de la pasión de Jesús en este evangelio. 

Hoy leemos el segundo signo que nos introduce en el misterio de la pasión: la curación de un enfermo en la piscina de Betesda. Veamos en el texto: (1) ¿Quién es el enfermo?, (2) ¿Qué hace Jesús por él? y (3) ¿Qué consecuencias tiene la curación?

(1)  El enfermo

Este hombre tiene tres características: (a) es un paralítico, (b) lleva 38 años enfermo y (c) no puede valerse de sí mismo y no tiene a nadie que le ayude.

En realidad su situación refleja un doble drama interno: tiene la medicina a pocos pasos de él, pero no puede dar un paso ir a sanarse. Esta es la situación de aquél que está mal, que sabe cómo salir de su situación, pero que ve todos los días cómo se va aplazando la solución, ya que no tiene fuerzas internas para dar el paso.

(2)  Jesús

Notemos que (a) Jesús busca al enfermo, haciendo del marginado un privilegiado. Enseguida (b) le hace una pregunta permitiendo que se refleje su imagen de Dios: “¿Quieres recobrar la salud?” (v.6).  En la respuesta del paralítico se nota que lo que él está esperando de Jesús es que lo cargue y lo meta enseguida en el agua. Pero Jesús no hace eso. Finalmente, Jesús (c) sana al paralítico, pero no con el agua de la piscina, sino con el poder su Palabra (v.8).

(3) Consecuencias de la curación

Hay dos consecuencias: (1) positiva: la curación misma, y (2) esta es la ocasión para que se de el primer enfrentamiento de Jesús y los Judíos: sus enemigos lo ven como alguien que va en contravía de las cosas de Dios. La prueba sería es que hizo una obra en día sábado. Jesús es visto como un infractor de la Ley. Sus enemigos no ven la obra de Dios. El apego a su propio concepto del precepto del sábado los vuelve miopes para ver a Dios en la obra de Jesús.

La frase de Jesús en el v.14 quiere decir que Él le dio la salud, pero que este no es el bien mayor, sino que lo más importante es evitar el pecado, es decir, buscar la comunión con Dios. Pero también queda claro que la enfermedad no es el mal peor, sino el estar separado de Dios, ya que la separación de Dios nos excluye de la verdadera vida. El bien mayor que Dios nos ofrece en la persona de Jesús es el don de la vida, una vida que emerge de la relación profunda y sostenida con Dios.

Que la contemplación del rostro de Jesús desfigurado por los hombres en la pasión suscite en nosotros la búsqueda de su verdadero rostro en nuestras vidas.

Para cultivar la semilla de la Palabra en la vida:

1. ¿Cómo respondería a la pregunta que se plantea en el centro del pasaje de hoy: “quién es este hombre”?

2. ¿Cuál es el sentido de las obras de Jesús?

3. ¿Quiero curarme? ¿De qué?