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Tercera semana de Cuaresma
El corazón de la Ley está en la praxis de Jesús
Mateo 5, 17-19

El que los observe  y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos

En el caminar cuaresmal se ha enfatizado que la renovación de la vida se hace por las rutas que nos enseña la Palabra de Jesús. Por eso se necesita escucharla con más atención y ponerle mayor empeño a la puesta en práctica.

Las palabras de Jesús en el sermón de la montaña hacen tres afirmaciones importantes al respecto:

(1) Todo lo que la Biblia enseña y manda tiene su plenitud en la persona de Jesús: “NO he venido a abolir, sino a dar cumplimiento” (v.17).

(2) La Palabra de Dios tiene vigencia permanente, no es libro que pasa de moda ni se hace flexible frente a aquellos que la tratan de suavizar: “el cielo y la tierra pasarán antes que pase una i o una tilde de la Ley sin que esto suceda” (v.18).

(3) Hay pequeño camino de la Palabra que hay que recorrer. Está en los verbos: (a) Practicar, (b) enseñar y (c) llegar a ser grande en el Reino de los cielos (v.19b).

Jesús insiste entonces en la seriedad de la Palabra, la cual no hay que traspasar ni enseñar de forma incorrecta (v.19ª). El respeto y la obediencia deben ser al máximo.

Con todo, para el cristiano la Ley no es una “lista” de deberes, sino ante todo una persona que pide fidelidad. Si Jesús es la plenitud de la Ley y los Profetas, vivir la Palabra es ante todo vivir a Jesús impregnándonos de sus actitudes.

Para cultivar la semilla de la Palabra en la vida:


1. ¿Qué quiere decir la afirmación: “he venido a darle cumplimiento” a la Ley y los Profetas?

2. ¿Qué actitudes hay que cultivar en la escucha y la puesta en práctica de la Palabra de Dios?

3. ¿Qué hacer para esta cuaresma “tiempo de la Palabra” nos impregne más de las actitudes y comportamientos de Cristo Jesús?