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Cardenal José María Caro Rodríguez
Cardenal Juan Francisco Fresno Larraín
Cardenal Carlos Oviedo Cavada
Cardenal Jorge Medina Estévez


Cardenal Raúl Silva Henríquez

"No rehuyan el llamado del Maestro a caminar con El.
No pregunten por qué ni adónde los llama.
Corran con El la aventura de la fe".



Pocos hombres han dejado una huella más honda en nuestra Iglesia. Pocos son los que pueden exhibir tantas realizaciones, tantos proyectos concretos . Para servir a sus hermanos

Baste decir que bajo su conducción pastoral la Iglesia tuvo el afecto de los pobres
y la simpatía de los jóvenes.

Ese sólo hecho constituye para nosotros un desafío y un legado .


¿Cuál es el secreto que puede explicar su vida?
El puede sintetizarse en el lema escogido por él para su episcopado:<<La caridad de Cristo nos urge >> (Caritas Christi urget nos).
Este amor fue la gran energía del Cardenal. Ese amor explica su pasión. Ese amor lo movió en sus acciones y en sus palabras. Ese amor fue lo que predicó y practicó en su vida .



ALGO DE SU BIOGRAFIA

Raúl nació en Talca el 27 de septiembre de 1907. Fue el número 16 de 19 hermanos, cinco de los cuales murieron de niños. Para el padre, que se dedicaba a la agricultura, no siempre fue que le respondió así: fácil mantener a tan vasta familia; hubo períodos muy duros. Y, pese a las "ñañas", para la madre, Mercedes Henríquez, tampoco fue simple organizar la vida del hogar .

Al comienzo de su edad escolar, Raúl y sus hermanos debían trasladarse todos los días a Talca, pero la complicación que en ese tiempo suponía este viaje, pronto llevó a los padres a preferir el internado en la misma Talca. Más tarde, a los 13 años, decidieron mandarlo a Santiago al Liceo Alemán de los padres del Verbo Divino.

Así, a los 16 años, se matriculó en Derecho en la Universidad Católica, la misma carrera .

En la universidad continuó el desarrollo de su fe y de la práctica cristiana.

El y sus compañeros comulgaban diariamente y solían asistir a los retiros que entonces dirigía don Carlos Casanueva, personaje que fue determinante para su vocación. Tanto, que en tercer año de Derecho decidió definitivamente consagrarse a la vida religiosa. Su primera elección fue la Compañía de Jesús, luego se acercó al Patrocinio de San José para conocer más a los salesianos. Retomó sus estudios y se tituló de abogado en 1929.

El 28 de enero de 1930 entró al noviciado en el Seminario Mayor. Luego estudió teología en el Instituto teológico Salesiano de Turín, en Italia. Así comienza su sacerdocio.

Estudió Filosofía y Teología en su congregación, en Turín, Italia. Fue ordenado sacerdote en Turín, el 4 de julio de 1938.

Fue director espiritual del Seminario Mayor salesiano, profesor y director del Colegio Patrocinio San José, rector del Seminario Mayor salesiano, del Colegio La Gratitud Nacional; Vice-Presidente fundador de Cáritas-Chile y Vice-Presidente y Presidente de la Caritas Internationalis.

Juan XXIII lo eligió Obispo de Valparaíso el 24 de octubre de 1959. Su lema episcopal fue: Caritas Christi urget nos (La Caridad de Cristo nos Urge).

Dos años después, el 25 de abril de 1961, lo promovió al Arzobispado de Santiago. Y un año más tarde, el 19 de marzo de 1962, lo creó Cardenal, con el título de San Bernardo en las Termas.

Como Arzobispo de Santiago organizó la Arquidiócesis en Decanatos, Zonas Pastorales y Vicarías Especializadas. Fundó numerosas instituciones de formación religiosa, de promoción social, de defensa de la justicia y de los derechos humanos, como el Comité Pro Paz y la posterior Vicaría de la Solidaridad.

Participó en las cuatro Sesiones del Concilio Vaticano II, en el Sínodo de Obispos de 1967, y en la III Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Puebla, 1979.

Juan Pablo II le aceptó su renuncia al Arzobispado por razón de edad, el 29 de septiembre de 1982, dejando el cargo en 1983.

Perteneció a las congregaciones romanas del culto Divino, para el Clero y para la Educación Católica. Fue presidente de la Conferencia Episcopal de Chile en varios períodos.

Su labor en defensa de los derechos humanos le valió el reconocimiento del Congreso Judío Latinoamericano, que le confirió el Premio Derechos Humanos 1971. La Organización de Naciones Unidas le confirió el Premio Derechos Humanos, el 10 de diciembre de 1978, y posteriormente, por la misma razón, recibió el Premio Fundación Bruno Kreysky en Viena, el 19 de octubre de 1979.

Participó en los Cónclaves que eligieron a los Papas Paulo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II.
Tuvo numerosas condecoraciones de gobiernos extranjeros y títulos universitarios honoris causa.
El Cardenal Silva falleció el 9 de abril de 1999.

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