La influencia del Cardenal Silva en el mundo campesino

La influencia del Cardenal Silva en el mundo campesino

El recuerdo de don Raúl y su importante contribución en el mundo campesino, se abordó desde diferentes miradas en el acto de conmemoración, a cien años de su Natalicio, actividad que reunió a la Ministra (s) de Agricultura, Cecilia Leiva, sacerdotes, campesinos y dirigentes rurales.

 
Miércoles 24 de Octubre de 2007
El hecho concreto ocurre en el año 1962, cuando el Cardenal Silva Henríquez, junto al Obispo de Talca Manuel Larraín, decidieron ceder 5 fundos de la Iglesia para entregárselos a los campesinos empobrecidos en ese tiempo. Este hecho se considera un hito revolucionario que marcó el inicio de la Reforma Agraria posterior que se implementó durante los Gobiernos de Eduardo Frei Montalva, mediante la promulgación de la Ley 16.640, y su profundización con Salvador Allende.

Estos y otros temas fueron analizados en el Acto de Conmemoración del Centenario del Natalicio del Cardenal Silva y su proyección en el Mundo rural, realizado el 19 de octubre pasado en la Universidad Silva Henríquez.

Una de las asistentes fue la Ministra (s) de Agricultura, Cecilia Leiva, quien se refirió a este acto del Cardenal como “un atrevido paso que colocó en el centro del debate la dignidad del campesino”.

Confesando tener una fuerte vinculación con la agricultura de toda la vida, destacó el surgimiento en el año 1975 de la Academia de Humanismo Cristiano, de la que derivaron centros de estudios en torno a diversas temáticas. Allí estuvieron el Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea (CERC), el Grupo de Investigaciones Agrarias (GIA),- formado e integrado por la misma Ministra (s), el Grupo de Estudios Agro regionales (GEA) y un sinfín de otras instituciones. A juicio de Cecilia Leiva, fue una época de fuerte y próspero trabajo intelectual.

El Cardenal y el apoyo al campesinado

Otro de los panelistas en el acto fue Patricio Navarro, Director Ejecutivo del Instituto Nacional de Promoción Agraria (INPROA), institución creada por el Cardenal Silva, tras la entrega de tierras de parte de la Iglesia que tuvo un importante rol en la asistencia técnica de esos tiempos.

“INPROA tuvo la misión de apoyar por cerca de 25 años consecutivos a los campesinos, además nos encargábamos de cobrarles las cuotas de las tierras cedidas. Este es un aspecto importante a destacar: la Iglesia no regaló las tierras, sino que las vendió, pero a un precio muy bajo”, destacó.

El apoyo pastoral de la Iglesia continuaba en forma paralela mediante las Cartas Pastorales, mensajes eclesiales que siempre estuvieron focalizados a brindar apoyo al movimiento campesino. Róbinson Lira, Director del Instituto Nacional de Pastoral Rural (INPRU) dependiente de la Conferencia Episcopal, analizó estas cartas, que entre los años 1962 y 2002 han sido trece, destacando la del año 1962, cuando la Iglesia definió a la reforma agraria como un movimiento de cruzada de elevación del campesinado.

El retroceso

Con el golpe militar del año 1973 todo el proceso de la Reforma (llevado a cabo entre los años 1967 y 1973) se hizo retroactivo. Es lo que le tocó vivir a Iván Radovic, Director Ejecutivo de la Oficina Coordinadora de Asistencia Campesina (OCAC), otra creación del Cardenal en tiempos de dictadura.

Radovic cuenta que la contrarreforma revirtió el proceso abruptamente. “Se desarticuló la organización campesina, hubo asesinatos en el campo, exilios, cesantía para la dirigencia en el campo. Entre los años 1975 y 1976 se revocó una superficie de 2,5 millones de hectáreas, llegándose a la enajenación del 60% de la tierra que había sido expropiada para los campesinos durante el período de la Reforma Agraria. Ello se debió a la liberación del mercado de la tierra, consecuente con la aplicación del modelo neoliberal que volvió a permitir la concentración de la tierra, hoy en manos de consorcios y transnacionales”, afirmó.

Para el Director Ejecutivo de OCAC, si bien hoy en democracia las políticas restrictivas hacia el campesinado han desaparecido, observa otras problemáticas en el mundo rural, como la escasez de espacios de participación y una débil organización cooperativa. “Los pocos espacios de debate y discusión tienen que ver sólo con lo económico, ligados a la exportación. Mientras, siguen existiendo cerca de 400 mil agricultores que no han podido subirse al tren del progreso, los llamados ‘no viables`” por algunos gobiernos de la Concertación”, señaló.

El Pastor de los campesinos

Para los campesinos presentes en este acto, el Cardenal fue quien los ayudó a abrir surcos para que pudieran sembrar las esperanzas. Así lo sostuvo Alejandro Guerrero, Vicepresidente de la Confederación Nacional de Cooperativas Campesinas (CAMPOCOOP), quien conoció a Silva Henríquez personalmente, puesto que fue uno de los parceleros que recibió tierras en los Silos de Pirque en el año 1963. “La Iglesia bajo el Cardenal nos enseñó a organizarnos bajo los principios universales del cooperativismo. Fue nuestro Pastor y conductor”, señaló.

En tanto, Francisca Rodríguez, dirigente de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (ANAMURI), reconoció en el Cardenal un verdadero pastor que las instó a tener un rol más protagónico como mujeres campesinas. Recordando la realización del Simposio Campesino del año 1982 en Punta de Tralca, señaló que fue “entonces que, por primera vez, tuvimos el derecho de la palabra y nos percatamos que nuestra contribución era esencial en el proceso productivo y en la mirada que teníamos en la defensa por la tierra. Pudimos revalorizar la identidad entre las mujeres del campo y la tierra”, indicó.

Fuente: Fundación OCAC

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Santiago, 24-10-2007