En la Catedral de Valdivia se realizó el pasado jueves 12 de enero un homenaje a monseñor Augusto Klinke, primer Administrador Apostólico (1924 -1928) de la entonces Administración Apostólica de Valdivia. Dirigieron la ceremonia de homenaje, el Presidente del Parlamento de Republica Checa, señor Milan Štech, y monseñor Ignacio Ducasse, Obispo de Valdivia.
Estuvieron presentes en la ceremonia el embajador de República Checa en Chile, señor Josef Rychtar la Intendente subrogante P
atricia Morano, el alcalde de Valdivia,
Omar Sabat, una delegación checa compuesta por funcionarios y empresarios, representantes de la Cámara de Comercio e Industria de Valdivia, parte del clero diocesano y la comunidad diocesana. Durante la actividad fue
monseñor Ignacio Ducasse, Obispo de Valdivia, quien recibió a los invitados en la Catedral de Valdivia, y además dirigió unas palabras recalcando la importancia de la memoria agradecida en servicio del presente.
El parlamentario europeo también dirigió una palabras valorando el trabajo que
monseñor Klinke realizó en el sur de Chile como pastor, dando testimonio del Señor, y como miembro de los primeros emigrantes que partieron del entonces
Imperio Austro Húngaro rumbo a Chile, dejando un testimonio y una huella que se debe recordar. Tras una reseña biográfica de monseñor Klinke, el Obispo de Valdivia procedió a bendecir la placa recordatoria, que posteriormente se ubicaría en la Cripta de la Catedral de Valdivia, lugar en que descansan los restos mortales de primer
Administrador Apostólico de Valdivia.
En la ocasión,
Milan Štech, hizo entrega una figura del
Niño de Jesús de Praga, como obsequio a la Diócesis de Valdivia, un gesto que
monseñor Ignacio Ducasse agradeció, poniendo énfasis en la veneración popular y campesina a este en nuestro país. Este obsequio se correspondió con la entrega del libro de la Catedral de Valdivia, este intercambio como un símbolo de la religión como un medio de unión y encuentro entre las naciones.
Moseñor Augusto Klinke
La historia de Monseñor Augusto Klinke Leier se inicia en 1870, en la lejana Barzdorf, Bohemia, perteneciente al
Imperio Austro Húngaro, hoy Božanov, Republica Checa. Un 21 de noviembre de 1871 su padre, Josef Klinke, de oficio albañil, su madre Anna Leier, junto a su hermana Anna de 13 años y él con tan solo 1 año, se embarcan en el velero Wandrahm desde Hamburgo, para llegar a Puerto Montt un 29 de febrero de 1872. La familia completa se asentará en la comunidad de
Nueva Braunau, cercana a Puerto Octay, en las riveras del Lago Llanquihue.
Don Augusto Klinke dio sus primeros pasos en el conocimiento al interior de su hogar, para luego ingresar a la escuela creada por los emigrantes de la zona. Ya en su juventud y tras algunos años de estudios, siente el llamado de su vocación sacerdotal, por lo que sus padres lo matriculan en el
colegio San José de la
Compañía de Jesús, en la ciudad de Puerto Montt. Unos años más tarde iniciaría su camino en el seminario de Ancud, en Chiloé.
Tras finalizar sus estudios en teología es
ordenado sacerdote un 23 de junio de 1893. Rápidamente, y producto de su destacable desempeño y defensa del evangelio, es elegido por
Fray Agustín Lucero, Obispo de Ancud, como su secretario privado, y contratado como profesor en el seminario de la diócesis de Ancud. A la edad de 34 años
monseñor Ramón Ángel Jara, Obispo de Ancud, le elige y nombra como Vicario General. Durante sus años como profesor y
Vicario General, dedicó su labor a los medios de comunicación, fundando el periódico
“Cruz del Sur” y la revista diocesana
“El Buen Pastor”.
En
1908, el papa San Pío X le elige como Obispo titular del Preconesso y es consagrado un 21 de febrero de 1909 en la Parroquia Matriz de Valdivia, hoy iglesia Catedral. Monseñor Klinke toma como lema episcopal Omnia in ómnibus Christus.
Al ser creada la
Administración Apostólica de Valdivia el
25 de septiembre de 1924, monseñor Klinke fue designado como su primer Administrador, tomando posesión de la misma, el
27 de abril de 1925 hasta el 14 de noviembre de 1928, fecha en que renuncia por motivos de salud. Monseñor Klinke seguirá habitando la casa episcopal hasta el
08 de mayo de 1932, fecha en que un incendio destruyó la casa, y acabó con su vida terrenal.
Monseñor Augusto Klinke, hablaba varios idiomas. Nunca dejó de ser humilde y noble servidor, valorado por la comunidad que lo consideraba un hombre piadoso y dedicado a la oración y el estudio, para servir al prójimo.
Se hizo conocido en la Iglesia local por su dedicación a la
construcción de templos, capilla y colegios, así como por la adquisición de campanas nuevas para su querida y lejana
Barzdorf.
Don
Augusto Klinke dio en su vida el testimonio de
un fiel seguidor de Cristo, aceptando todas las tareas y misiones encomendadas con humildad y dedicación, trabajando sin descanso por la construcción del Reino.
Hoy descansan sus restos mortales en la cripta de este templo Catedral.
Fuente: Comunicaciones Valdivia
Valdivia, 13-01-2017