Me gustaría hacer un respetuoso llamado a Uds., queridos pastores de la Iglesia Católica en Chile, los que tienen por misión custodiar y defender con ahínco el bien y la verdad tanto, como aborrecer el mal y la mentira. Y así, guiar por el buen camino a todas sus ovejas sin distinción frente a tanto desquicio en todo orden de cosas, que vemos hoy en nuestro país y en especial en zonas del sur.
Es preciso que en estos difíciles tiempos, Uds. terminen con aquel luto del descrédito ya llevado con creces, abran las puertas y salgan a predicar la verdad a los cuatro vientos con nuevos bríos.
Los católicos necesitamos que su voz resuene con autoridad, coraje, fuerza y claridad por cielo mar y tierra en nombre de Dios, esa verdad que adjudica lo bueno, al bien, y lo malo, al mal, venga de quien venga, de donde venga y de cuando venga.
Se necesita con urgencia misionar en nuestra casa común, nuestra Patria, que se vuelvan a valorar los deberes de las personas, que renazca la relevancia de cumplir con los Diez Mandamientos de la Ley de Dios, ( deberes para con Dios y el prójimo que confirman la ley natural ) totalmente olvidados por muchos y que son todos deberes y no derechos.
Por dar un ejemplo:
No codiciarás [...] nada que [...] sea de tu prójimo» (Ex 20, 17). «No desearás su casa, su campo, su siervo o su sierva, su buey o su asno: nada que sea de tu prójimo» (Dt 5, 21).[42]
Que corresponde al noveno mandamiento de la ley de Dios y nos recuerda la realidad de un mal que acontece con crueldad en el sur de nuestro país.
Verónica Correa
