COMENTARIOS de CINE

Close

Esta película del director Lukas Dhont presenta a Léo -Eden Dambrine-, y Rémi -Gustav De Waele-, ambos de 13 años. Son grandes amigos. En la Bélgica rural, pasan casi todo el tiempo juntos, se tienen un inmenso afecto, juegan mucho y comparten todo; incluso en varias ocasiones duermen juntos en una misma cama en una habitación de la casa de Rémi.

Luego de un verano perfecto, regresan a la escuela y están en la misma clase, sin embargo, de inmediato se ven abiertamente cuestionados. ¿Son pareja?, les preguntan unas compañeras. Se enciende una primera luz de alerta. Léo lo niega en forma vehemente, mientras Rémi guarda silencio. A partir de ese momento, la amistad no fluye del mismo modo. Léo comienza a desarrollar otras actividades, deja un poco de lado a Rémi para hacer nuevas amistades. Poco a poco se van distanciando.

Un giro inesperado lo cambia todo. Léo no sabe qué hacer ni cómo actuar. Solo atina a buscar alguna respuesta. Acude a la madre de Rémi, Sophie -Émilie Dequenne-, quizás como única forma de intentar explicar algo que tal vez nunca llegue a comprender.

Bien filmada y con actuaciones tremendamente naturales, destacan algunos primeros planos centrados solo en los ojos de sus dos protagonistas. Ambos desarrollan mucha química, tanto en sus juegos como en los diferentes ambientes en los que se desenvuelven.

Una edición ágil favorece una composición que se centra en describir esta entrañable amistad juvenil, un vínculo afectivo tan fuerte que resulta tierno y a la vez inocente. Sin embargo, y en una capa profunda cuando emerge el dolor y la culpa, la cinta cambia y se vuelve estremecedora.

“Close” ofrece mucha expresividad especialmente en aquello que no se dice, en lo que no se habla, que es retratado solo por imágenes. Los planos, el ritmo y la música son parte fundamental de un viaje emocional cuyas transiciones están hechas por abruptos y desgarradores silencios.

Dada la forma extrovertida en el inicio de su propuesta, y producto de los abundantes contrastes que contiene, la cinta se va pausando hacia el final. Lentamente nos lleva hacia la tranquilidad, casi como si se tratara de un ejercicio, buscando, tal vez, la aceptación a través de un cierre triste, tremendamente nostálgico y profundamente humano.