COMENTARIOS de CINE

El Castigo

Apasionante caso de cómo un niño pequeño, por ímpetu infuso, decide castigar a sus padres.

Ana y Mateo son padres de un niño de 7 años llamado Lucas. En un paseo al lago Ranco, en el sur de Chile, el pequeño sufre una pataleta incontenible en el auto. Sus padres deciden castigarlo dejándolo sólo a la vera del camino junto a un bosque. A los pocos minutos vuelven a buscarlo con la esperanza de que se hubiera tranquilizado, pero Lucas ha desaparecido.  

El desarrollo de la historia, narrada en plano secuencia - una sola toma continua sin cortes - será la agonía de ese matrimonio buscando, y llamando, a su hijo en las inmediaciones, sin hallarlo.  

Evoca La Aventura (1960) de Antonioni, donde la desaparición de una amiga, y su angustiosa búsqueda, desata una catarsis de sentimientos ocultos entre los demás miembros de la excursión.

Mientras esperan la llegada de la policía, de los diálogos angustiosos de la pareja van surgiendo recriminaciones mutuas y veladas revelaciones íntimas.

La llegada de una sargento de Carabineros (Catalina Saavedra) y un cabo, mientras esperan refuerzos con perros sabuesos, poco contribuye a tranquilizar a los padres. Por el contrario, de sus contradictorias declaraciones se infiere que quieren evitar ser injustamente acusados de abandono o maltrato infantil.

Como, debido al plano secuencia el tiempo de espera es real, con el paso de las horas vivenciamos el deterioro anímico y físico del matrimonio. Es así como a nuestra vista las facciones de la madre - excelente Antonia Zegers - se van demacrando de verdad. 

Notable preparación de los actores para vivir ante nosotros - como en una obra teatral - el desarrollo minucioso del drama. 

Total compromiso con sus personajes y con los matices emocionales de la situación. Destacamos el importante giro de la trama, cerca del final, bajo el desgarrador monólogo de la madre. Revelación fundamental para comprender el origen de la tragedia.

La estupenda dirección general del ya conocido Matías Bize, navegó sobre el guion impecable de Coral Cruz, muy inteligente y concebido con madurez.

Larga fue la espera del equipo realizador interrumpido durante años por factores externos. Pero el sueño pudo concretarse con creces al contar con esos tres actores principales, y la pericia de su Director de Fotografía y camarógrafo - Gabriel Díaz - para acompañarlos, minuto a minuto, por el bosque, en la carretera e, incluso, dentro del auto sin abandonarlos en ningún instante. Logró una radiografía continuada de sus emociones. 

Propone una dolorosa reflexión sobre si todos los padres están debidamente preparados para asumir la formación psíquica, e intuitiva, de sus hijos.  

ADMIRABLE, ÍNTIMA Y EMOTIVA. MUY BUENA.