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Asesino sin memoria

La novela “De Zaak Alzheimer”, de Jef Geeraerts, tuvo su primera adaptación cinematográfica el año 2003, en Bélgica. “Memory”, título original de la cinta en comento, corresponde a una nueva adaptación, pero esta vez no del texto original sino de la película. 

Dirigida por Martin Campbell y con guion de Dario Scardapane, Carl Joos, y Erik Van Looy -director de la cinta del 2003-, la cinta presenta esta vez a Alex Lewis -Liam Neeson-, un asesino a sueldo que sufre de Alzheimer, y que es contratado por Davana Sealman -Monica Bellucci-, para matar a un hombre en El Paso, Texas. 

En paralelo, el agente de la Fuerza de Tareas contra la Explotación Infantil del FBI, Vincent Serra -Guy Pearce-, desarrolla un operativo para detener a un traficante sexual responsable de explotar a su hija de 13 años llamada Beatriz. 

Estas dos historias se cruzan cuando Alex recibe la orden de liquidar a Beatriz, pues existen imágenes que muestran que el hijo de Davana, Randy -Josh Taylor-, la ha agredido sexualmente. Alex se niega a matar a la joven por lo que pasa de perseguidor a perseguido: por el FBI, por otro asesino a sueldo, y también por lo poco que le queda de moral. 

Los primeros 15 minutos de esta cinta resultan bastante inquietantes porque vemos escenarios diferentes sin mayor relación entre ellos. No entendemos hacia dónde va cada uno, y si bien podemos deducir que se irán uniendo, el tema es cómo esto se producirá. 

La temática central es incómoda y cruda. Se trata del tráfico sexual de menores y está presente por una red mafiosa que abarca muchos niveles. También, la corrupción se encuentra a la orden del día, herramienta predilecta de poderes fácticos que operan sin contrapeso y que arreglan los problemas contratando sicarios no para solucionarlos sino para eliminarlos. 

Hay dos preguntas que surgen espontáneamente de la trama: ¿Pueden existir valores en medio del mundo del crimen? ¿Habrá, realmente, una línea roja que no se puede o no se debe cruzar? Las acciones de Alex Lewis tienen una clara motivación económica, una importante recompensa, pero cuando le encargan asesinar a una menor, ¿qué es lo que le sucede? ¿Por qué se pone en peligro incluso a sí mismo? ¿Actúa por venganza, por justicia, por amor propio o efectivamente por convicción moral? 

En este remake, Liam Neeson no decepciona. Sigue ágil, y esta vez desde la otra vereda -la de los malos-, entrega un papel sólido y convincente. El guion ayuda a la confusión del protagonista, todo se va complicando, luego el texto se reduce paulatinamente hasta dejar todos los nudos a la vista para enfocarse firmemente hacia el desenlace. Me gusta más el título “Memory”, que la traducción al español de “Asesino sin memoria”, y básicamente por dos razones: en este último se anticipa mucho de la trama, y es recomendable no conocer mayores detalles; y segundo, porque el nombre original, además de relevar el tema del Alzheimer -con guiños a “Memento”- nos da, incluso, para hacer una dualidad con la palabra: “pérdida de la memoria” y/o “en memoria”. 

Con giros finales que tratan de sorprender, “Memory” es una película destinada a mostrar a Liam Neeson en otra faceta. Bien acompañado por Guy Pearce y un poco más atrás por Monica Bellucci, Neeson nos ofrece, en síntesis, una cinta que, sin mayores aspiraciones, logra su cometido de entretener a lo largo de sus casi dos horas de duración, y que, por lo demás, pasan volando.