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Llegada a Maringwe

Beira, 17 de junio de 2003

Queridos hermanos y hermanitas,

Lo primerísimo es pedirles no sé cuántos cientos de disculpas por la media cola que quedó con la cyber-distribución de la primera carta desde Maringwe. Me hice famoso y no sé hasta cuándo me irá a durar la vergüenza. Resultados del apresuramiento y la impericia. Iremos aprendiendo. Lo siento.

Que “parecía recién casado” me dijo el p. Sergio, un joven cura mexicano cuando me encontró en nuestro supermercado comprando olla, sartén, tetera, platos, escobillón, sopitas en sobre y preguntando dónde estaban las cucharas de palo. Y es la verdad. Me siento recién casado en Maringwe, donde las comunidades se habían organizado para prepararme una casita nueva; de ladrillos pegados con barro (para ahorrar); y distribuidos por el sitio una cocina, una ‘machesa’ (lugar donde se reciben las visitas), una ‘sala de baño’, una letrina ...y un techo-garage!! (para el carro que no tengo), todos construidos con coligue y techo de paja, menos la ‘sala de baño’ que tiene cielo de estrellas. La verdad es que se ve bastante simple y bonita la casa, aunque sin fijarse mucho porque uno no ve los muros muy aplomados ya que están medio en equilibrio y afirmados por el cemento chicoteado por fuera. Las ventanas tenían unas ‘rejas’ de tabla tipo “club de Toby”, por donde se me colaban los mosquitos en escuadrones desafiando mi protectora humareda interior. Ahora Edson (16) está carpintereando unas ventanas de redes. Cuando entre en esa casita pienso secretamente que su nombre sea ‘Peñalolén’ para mí, en honor a la acogedora casa de Los Pehuenches en la que he recibido tantas bendiciones.

El 11 de mayo, domingo del Buen Pastor, la malaria me tenía botado y apenas me pude levantar para recibir solemnemente el encargo pastoral de la parroquia de manos de Don Jaime que había recorrido los 375 kms desde Beira hasta Maringwe para festejar con todos que hubiera por primera vez un cura residente. En la Provincia de Sofala hablar de Maringwe es como hablar de ‘chuchunco’, estar aquí es como haberse ido ‘a la Cochinchina’; y no sólo por lo lejos, sino por lo abandonada y fama de peligrosa que tiene la región. Cuando uno lo menciona te miran, ...chiuuuuu..!! Uno de los animadores agradeció al Señor efusivamente “porque ahora que tenemos padre estamos seguros”. Otro dijo emocionado que agradecía de “tener un sacerdote mucho más cerca”, ...y se había demorado 5 horas caminando a pie para llegar (antes se demoraba 9 horas en llegar a Chemba, donde está el p. Bruno). El obispo al entregarme las llaves del templo –en el que cabrán 40 personas– me emocionó; me dijo "Roberto, recibe las llaves de esta pobre capilla, tú ves lo pequeña que es ...pero es lo que hay". Creo que nunca voy a olvidar esas palabras: "...es lo que hay" (en Chile acostumbramos a decir "perdone lo poco"); es exactamente lo mismo que cada uno de nosotros tendrá que decirle al Padre Dios y al resto de la Iglesia: "perdone lo poco, no tengo más, ...pero es lo que hay". La Misa la celebramos en el ‘garage’. Dice la gente que parecía más blanco que nunca y debido a la malaria no pude quedarme al gran almuerzo comunitario y a los teatros y danzas.

La parroquia tiene 8 zonas pastorales y más de 50 comunidades, en muchas son todos catecúmenos y el que sabe leer es catequista. La región tiene una relativa altura (600 mts snm) y está rodeada de algunos cerros más o menos distantes y cuya vista consuela haciendo la ilusión de cordillera de la costa. La altura hace que haya frío en invierno (12° C). La gente es verdaderamente MUY pobre: el otro día una viejecita le explicaba a la hna. Rosalía que no podía dejar esa piel de cabra de cobertor para los niños ...porque la iban a cocinar!!! Nos fue a visitar el p. Norberto, de la comisión diocesana de Justicia y Paz y quedó escandalizado cuando al visitar una comunidad se dio cuenta que la gente estaba bebiendo y lavando con barro. Todavía hay mucha gente que no usó nunca ni ‘hawaianas’. La Villa misma tampoco tiene ni un leve ordenamiento urbano; ...y pa’ más remate está lleno de minas!!! Ayer mismo el equipo de desminaje encontró tres obuses de mortero. Durante noches y días me he quebrado la cabeza pensando ‘por dónde empezar’: son varias las zonas sin agua, ...la agricultura, ...la educación, ...la catequesis, la capilla que ya mismo nos está quedando chica..., que aún no tengo ni carro, sólo una bici; ...el problema creciente y lacerante del Sida que acorta la vida asustadoramente. Por lo menos la hna. Mónica ya comenzó con el programa de alfabetización de adultos que se está extendiendo con entusiasmo por todo el distrito debido a los pequeños subsidios que incentivan a los profes y a los materiales conseguidos por ella; la hna. Marta está enseñando costura a unas mujeres y niñas; y con los catecismos en chisena impresos en Chile vamos a incrementar y mejorar la catequesis. Eso es lo que tenemos. No ha dejado de sorprenderme que a la hora de pedir ayudas en Chile algunos se muestran bien dispuestos a organizar una cooperación, pero otros ponen unas condiciones, plazos y/o sugerencias increíbles; ...lo que es vivir al ritmo calentito del celular..!! Pero igual si llegara dinero no sabría bien por dónde empezar...

Revisando un poco la historia de la evangelización en Africa, estoy comenzando a acariciar el sueño de un Centro de Formación de Catequistas en Maringwe. Creo que así podríamos fortalecer una red de líderes comunitarios que puedan ser la sólida base de posteriores programas de desarrollo y educación social. Quizás junto a este Centro pueda luego desenvolverse programas de salud o de mejoramiento agrícola (por ej. un banco de semillas), o una carpintería-escuela (Maringwe es zona maderera). Pero comenzar con algo. Y como ‘pastelero a tus pasteles’, ...comenzar con lo que me es más propio. Creo que voy a tomar esa idea de los ladrillos pegados con barro –pero le voy a entreverar algunas hileras usando cementito también, para construir un dormitorio y una sala donde puedan llegar catequistas y animadores a formarse por una semana o dos. Recuerdo lo bien que nos hacían los campamentos de jóvenes en Coñaripe, y las fortalecedoras semanas de formación en Longotoma.

Mientras tanto mi vida transcurre pobremente y al ritmo de amaneceres, atardeceres, oraciones y lunas en esa casita de ladrillos haciéndome amigo del paisaje y de mis vecinos. Sé que estoy viviendo esos momentos de “pobres comienzos” que serán rumiados después con sonrisas y dulces añoranzas. Aún no me he conseguido un panel solar y mis atardeceres y noches son a la luz de ‘candieros’. Continúo aprendiendo la ciencia de cocinar en anafe a parafina, conociendo el gran valor de la sal y de los fósforos, haciéndome muy amigo del limón, del ajo y de la miel, tratando que no se me pase la mano en el tostado del maní y saboreando unas paltas mantecosas e inmensas como melones calameños que ya se las quisiera Harrison de Mallarauco. La gente ya se había acostumbrado a las hermanas y es muy frecuente que me saluden “Bom día irmã” (aunque es de noche y yo soy cura). El otro día le corregí a uno diciéndole que “yo soy padre”. “–Tá bem irmã padre”, me respondió.
Hace dos domingos a la salida de Misa encontré una serpiente comiéndose un ratón delante de mi puerta. Por supuesto que le pedí a pai Agusto que se hiciera cargo del asunto. Yo me conseguí por ahí y por allá algunos litros de aceite quemado con los que hice dos líneas de protección alrededor de la casa. Una de las hermanas lo encontró ‘bonito y sicodélico’, ojalá que las serpientes y ratones tengan una opinión más drástica...

Nuestra parroquia en Marromeu tenía un pozo donde iban los vecinos a buscar un agua dulcísima. Esta vez mi casa junto a la capilla queda en el camino que la gente usa para ir al río Ñamapaza a buscar agua. A diferencia de Marromeu aquí vienen desde bastante más lejos. El agua es un tema preocupante en el distrito de Maringwe. Se invierte mucho tiempo en ello. Entonces uno se encuentra diariamente con niños muy pequeños acarreando sobre la cabeza agua en bidones de a 5, 10 ó 20 lts. Los niños trabajando desde pequeños. Niñas pequeñas trabajando que apenas se pueden el gran palo del mortero para pilar el maíz antes de llevarlo al molino. No se trata de explotación infantil, ...es que si no no hay manera de sobrellevar la economía doméstica cuando cada año viene un nuevo niño (y si es que no es más de uno a causa de la poligamia). Y lo de la explotación, es a escala mucho más importante, a escala de los festivales de cine, de los deportes de invierno y de otras yerbas armadas. Y ese es mi pueblo, hermanos, con los que comparto la vida y el fuego, el amor y los sueños.

La próxima semana tenemos el esperado encuentro anual de reflexión pastoral y teológica, esta vez con el tema de La Muerte y sus desafíos pastorales. El 5 de julio las hermanas me irán a dejar a la zona de Mpalame para quedarme ahí una semana y luego ellas se van a un encuentro de su congregación, ...y yo trataré de regresar en bicicleta de a poco esos 70 kms. Suerte que por estos lados no hay leones como en Inhaminga y Marromeu. Pero las visitas hacia Mpalame y otras 3 zonas de la parroquia deben hacerse en esta época del año porque durante la estación de lluvias quedarán aisladas. Y trataré de que no pase tanto tiempo esta vez sin contarles de cómo nos baila la vida por estos lares.

Una bendición llena del Amor de pobre del Espíritu de Dios en Africa


Roberto, kwenda