Homilía Te Deum 2022
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Homilía Te Deum 2022

Lecturas: 1 Timoteo 2, 1-18; Juan 15, 1-11. y 16a

Fecha: Domingo 18 de Septiembre de 2022
Pais: Chile
Ciudad: Santiago
Autor: + Celestino Card. Aós Braco, OFMCap

1.-JESUCRISTO EN EL CENTRO:
“Yo los elegí a ustedes y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero”, nos dice hoy Jesús a tantos que nos reunimos en todo Chile para orar escuchando su Palabra y buscando luz y fuerza para nuestra vida. Y nos aclara cuáles son los frutos: “la gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos”. “El que permanece en mí, y Yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer”. “El que no da fruto simplemente será desechado” (i).

“Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros”; “ámense los unos a los otros como yo los he amado”.

Es imposible separar a Jesús de su obra salvadora: en la encarnación, vida, pasión, muerte y resurrección Jesucristo nos reconcilia con Dios con los demás, con la creación entera.

Hay una realidad misteriosa y profunda en las palabras de Jesús: sus discípulos, y los demás judíos, tenían en la mente las palabras del capítulo 5 del libro del profeta Isaías: el canto a la viña del amigo. Esa viña que plantó y cuidó con mimo y que se fue degradando con el orgullo y el pecado y ya sólo produce uvas amargas. Con palabras claras y contundentes el profeta llama a conversión: “¡Ay de ustedes, que con mentiras arrastran a la maldad, que arrastran al pecado como quien tira de un carro! ¡Ay de ustedes que llaman bueno a lo malo y malo a lo bueno; que convierten la luz en oscuridad, y la oscuridad en luz; ¡que convierten lo amargo en dulce, y lo dulce en amargo!” “Ustedes que dicen: “Que Dios haga pronto sus cosas, para que las veamos; que el Dios santo de Israel cumpla de prisa sus planes para que los conozcamos”.

Nosotros ya conocemos el plan de Dios: Dios crea al ser humano para que sea capaz de amar. Por eso lo hace libre; sin libertad no hay amor. Nosotros nos unimos en Fiestas Patrias celebrando una libertad social y política lograda en la independencia; y custodiada y aumentada por nuestros mayores. Y estas Fiestas nos comprometen a custodiar y a aumentar la libertad porque también hoy estamos tentados y sometidos a esclavitudes culturales, ideológicas, económicas, sociales etc.

El mal siempre esclaviza y tiene muchas formas. Jesús contó la parábola de los labradores homicidas: el dueño de la viña envió a sus mensajeros y luego a su propio hijo para recoger los frutos. Halló frutos de maldad: mataron a los enviados, y mataron a su propio hijo. Alquilará el viñedo a otros labradores que le entreguen a su debido tiempo la parte de la cosecha que le corresponde (ii).

Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.

Jesucristo entregó libremente su vida en amor por la salvación de todos (iii), murió por nuestros pecados (iv): “tengo poder para entregar mi vida; el Padre me ama porque doy mi vida” (v). Levantado en la cruz para que lo miremos y seamos sanados (vi). Desde lo alto de la cruz se proclama su realeza y Jesús atrae a todos a sí. De su plenitud hemos recibido todos (vii). “Hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo. Hombre también él, que se entregó a sí mismo para rescatar a todos” (viii).

“Jesús es el centro de la creación`; la actitud que se pide al creyente, que quiere ser tal, es la de reconocer y acoger en la vida esta centralidad de Jesucristo, en los pensamientos, las palabras y las obras. Y así, nuestros pensamientos serán pensamientos cristianos, pensamientos de Cristo. Nuestras palabras serán palabras cristianas, palabras de Cristo. Nuestras obras serán obras cristianas, obras de Cristo. En cambio, la pérdida de este centro, al sustituirlo por otra cosa cualquiera, sólo provoca daños, tanto para el ambiente que nos rodea como para el hombre mismo” (ix).

“Poner a Jesucristo en el centro significa que cada uno de nosotros y cada una de nuestras Comunidades ha de estar atenta al Espíritu Santo para cambiar ya, aunque sea pasos pequeños” (x). Poner a Jesucristo en el centro significa seguirlo, hacer que Él sea luz en nuestro trabajo, en nuestras leyes, en nuestras relaciones familiares y laborales, en nuestros negocios, en nuestras diversiones. Un cristiano es cristiano siempre y en todas partes.

2.- CRISTIANOS VERDADEROS PARA DAR FRUTO:
“Quiero que los hombres oren constantemente”. Cuando san Pablo nos enseña a rezar suplicando: “Que podamos llevar una vida piadosa y digna, que podamos disfrutar de paz y tranquilidad”, no nos está orientando hacia una felicidad superficial y fácil. Hay sacerdotes que no están aquí porque están celebrando con las comunidades parroquiales su misa. Y junto al altar están personas que sufren desafíos y problemas, y también enfermedades, fracasos y muerte. Pero en nosotros los cristianos se realiza el plan salvador de Dios.

El hombre cristiano, conformado a imagen del Hijo, que es el primogénito entre muchos hermanos recibe las primicias de Espíritu, las cuales lo capacitan para cumplir la ley nueva del amor (xi). Amar en tiempos difíciles, amar hoy. Necesitamos la oración, la misa dominical, y los sacramentos, que no son un lujo superfluo o para unos pocos sino medios de vida y savia de gracia que nos hace dar buenos frutos. Que difícil que un cristiano que no reza, que no celebra los sacramentos, no participa del culto con sus hermanos, se mantenga en una conducta que dé buenos frutos.

El fruto del Espíritu Santo sólo puede surgir si permanecemos en Jesucristo. La desobediencia consciente y la indiferencia indican que no soy auténtico cristiano.

Jesucristo no vino a ser servido sino a servir, a dar la vida por muchos (xii). Vivir de tal forma que siempre me encuentro con El. La savia de la cepa da vida y vigor a los sarmientos. La gracia de Jesucristo, la savia santa, nos da vida y fuerza para que nosotros los sarmientos tengamos vigor y demos frutos.

Ser improductivo es como estar muerto. En el dar fruto y fru-to abundante hay gozo y satisfacción. Los gozos de vivir con Jesucristo cada día nos mantendrán equilibrados a pesar de los altibajos de nuestras circunstancias.

Hay un criterio inequívoco: “por sus frutos los conoceréis”. Quien vive en la violencia, quien calumnia o insulta al adversario, quien rompe la fidelidad matrimonial, quien abusa de otro, quien mata la vida, quien falsifica o miente ¿está dando frutos del árbol bueno o del malo? ¿siembra paz y bien, unión y concordia, o va dejando amargura, desunión, odio? Se presentaban diciendo: yo soy católico, yo pienso así, luego este pensamiento es católico. El P. Hurtado los desenmascara: el centro no eres tú, el centro es Jesucristo: ¿qué pensaría Jesucristo?, ¿qué haría Jesucristo en mi lugar? No todo lo que piensa, dice o hace un católico, un sacerdote o un obispo, es cristiano. Hay que confrontarlo con los valores del Evangelio y con los valores del Jesucristo.

Dificultades no faltarán, pero ser cristiano hoy es apasionante: “Les he dicho eso para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto”. La evangelización es la promoción más alta e integral del ser humano. Nosotros agradecemos a Dios el don de nuestra fe, y nosotros queremos compartir con los demás ese tesoro porque creemos que Jesucristo es un bien para todo ser humano. Y ofrecemos nuestra vida y nuestras obras como un bien para los demás.

3.- DANDO FRUTOS EN CHILE:
Vivimos en Chile tiempos desafiantes y hermosos, precisa-mente porque manifiestan qué sarmiento da fruto y cuál no, y si el fruto que damos es bueno o malo. Injusticias, problemas e insatisfacciones nos llevaron al estallido social del 18 de octubre del 2019; tuvimos desde el 15 de noviembre el proceso para el cambio de Constitución, la elección del nuevo presidente, la vacuna y lucha anticovid, etc.

Siguen las causas injustas, se suma la violencia, el crimen organizado, la inseguridad económica, la atención deficiente en salud, las malas relaciones y convivencia alterada, etc. Una serie de problemas que los líderes y gobernantes deben conocer y trabajar para solucionar los eventuales conflictos, con el diálogo y la colaboración. Y para corregir y castigar no con una voluntad arbitraria sino con la ley justa e igual para todos.

Hoy damos gracias por los buenos políticos y oramos para que todo cristiano se convenza de que tiene el deber y el derecho de interesarse por la política, de tomar parte activa en la política. El problema de algunos es hoy problema de todos. El cristiano y la política deben tutelar y promover los valores y derechos fundamentales e inviolables de la persona: la dignidad, la igualdad de los ciudadanos, buscar el bien común, la justicia y la paz, favorecer la información y la participación democrática, actuar con honestidad y trasparencia en la administración de los bienes y dineros públicos, cuidar y favorecer la vida, la familia, el matrimonio, el derecho y la libertad de los padres a educar a sus hijos, la justicia social y solidaridad, la defensa de la paz.
La libertad religiosa es un derecho de todo ser humano. La hostilidad o el menosprecio hacia la religión no es sana laicidad sino laicismo sectario. Ni como ciudadano ni como miembro de la iglesia quiero ni pido privilegios, pero sí quiero como todo ciudadano ser escuchado y colaborar y trabajar por el bien común, por la paz, la solidaridad, la justicia y la esperanza. Y no hay que confundir el compromiso político con la acción partidista. Desentenderse del bien común, desentenderse de la situación del hermano es renunciar al evangelio, y renunciar al gozo de Jesucristo.

Al finalizar nuestra vida en esta tierra seremos examinados del amor ¿dónde está tu hermano? ¿qué hiciste por tu hermano? Ya es un dato fuerte el número de cuantos se involucraron votando en el plebiscito; pero la participación política no se agota ni acaba ahí. Los laicos cristianos deben involucrarse en la política; porque es una forma excelsa de caridad ya que se ocupa del bien común. Trabajar para el bien común es un deber para los cristianos. Realizar bien su trabajo es una forma magnifica y básica de trabajar por el bien común; y luego cada uno verá en qué forma va a involucrarse y aportar su grano de arena. Entre todos hemos de construir el Chile país de hermanos donde no sobra nadie y a nadie se deja marginado.

La violencia no construye; los violentos no hacen ni presente ni futuro para Chile. Ni construyen los corruptos. Los colegios y las universidades deben ser lugares donde tanto en las aulas como en los patios etc. se enseñe y se dé ejemplo de convivencia, diálogo, colaboración, acogida, inclusión.
Te pedimos, Señor Jesucristo, que chilenas y chilenos nos preparemos para el porvenir con ánimo generoso y solidario: estaremos juntos en los momentos difíciles, compartiremos lo que tengamos, trabajaremos y aportaremos nuestra parte. “Debemos avanzar juntos envueltos en la alegría y la esperanza” (xiii).

No podemos convertir al otro que no piensa como nosotros en un enemigo: la gente votó en el plebiscito, y malo es violentar con insultos o amenazas a quienes votaron de una u otra forma. “Todos tenemos que dejar que los demás nos evangelicen constantemente. Una verdadera novedad suscitada por el Espíritu no necesita arrojar sombras sobre otras espiritualidades y dones para afirmarse a sí misma” (xiv).

(Los gobernantes): Jesucristo ha tenido como primera tarea reconciliar al hombre pecador con Dios, y reconciliar a los hombres entre sí. El gobernante cristiano sabe que ésta es también su primera tarea: con su servicio procurar el encuentro, la unión, la colaboración, de todos los ciudadanos. Las autoridades civiles son las primeras responsables en la promoción del bien común; una buena política escucha a la gente y da respuestas a sus necesidades legitimas. Promover desarrollo integral, y no ocuparse sólo de la economía, estimular, dar vida, favorecer la cultura del diálogo y el encuentro, buscar frutos buenos en los ciudadanos. Pero también tomar medidas contra la corrupción, contra la violencia, contra el egoísmo insolidario, contra el delito.

Las autoridades, los servidores públicos deben dar ejemplo para crear una cultura de la vida, del diálogo, del encuentro, de la honradez.

Los ciudadanos, no dejemos en manos del gobierno o de las instituciones lo que nosotros debemos hacer.

Las instituciones del Estado, y las instituciones de la iglesia deben cuidar con sumo esmero de los más débiles y empobrecidos, de los migrantes y necesitados. Y deben favorecer la información ¿Para qué? Para que cada uno de nosotros vea cuál es su parte, qué aporte debe entregar; que así se le facilite a cada ciudadana o ciudadano cuanto necesite para vivir una vida verdaderamente humana.

Nuestro ser de cristianos es vivir dando frutos de buenas obras. Por eso hablamos de Vida cristiana.; y la vida cristiana exige unidad y coherencia entre el pensar, el elegir, y el hacer. Yo le animo a usted a pedir a Dios ese corazón fraterno, generoso, solidario, que se preocupa por los demás. Me gustaría que, en este día, en esta oración ferramos muchos, los que renováramos ese compromiso. Convencido de que el número, si no está unido a la vid, no da frutos. No son los números de una encuesta en que se dicen católicos sino los que de verdad están unidos a Jesucristo, la Vid, y así son racimos de frutos abundantes. La gran pregunta no está en el pasado ni en el grupo, la gran pregunta es ¿cuál ha sido tu fruto en este año? Quien está unido a Jesucristo esparce a su derredor: serenidad, confianza, gozo, paz, paciencia, bondad, fe, mansedumbre, templanza, esperanza, amor.

¿Qué vas a cambiar para dar buenos frutos en el futuro? Como sarmientos unidos a la vid, como personas unidas a Jesucristo sabremos y seremos capaces de atravesar la adversidad sin hundirnos en la depresión debilitante, y de administrar la prosperidad sin trasladarnos a alturas engañosas.

Son importantes la fe y las obras. No basta tener ideas y creencias; hay que tratar de llevarlas a la práctica. “Pongan en práctica la Palabra y no se contenten sólo con oírla, engañándose a ustedes mismos” “No nos cansemos de hacer el bien, porque si no desfallecemos, cosecharemos los frutos a su debido tiempo. Por tanto, mientras tenemos la oportunidad, hagamos el bien a todos, de modo especial a los hermanos en la fe” (xv).

“Guardemos las Palabras de Dios en nuestro corazón como lo hacía la Virgen María, Madre de Jesucristo y Madre nuestra, Señora del Carmen y Reina de Chile, pero que no quede sólo en nuestra memoria. La Virgen María actuaba, actuaba la voluntad de Dios. “Pongan en práctica la Palabra y no se contenten solo con oírla, engañándose ustedes mismos” (xvi). Pero hoy, oigan, escuchen las palabras de Jesús: “Yo soy la vid, y ustedes los sarmientos; un sarmiento no puede dar uvas de sí mismo, si no está unido a la vid: ustedes no pueden dar fruto, si no permanecen unidos a mí. Yo los amo a ustedes, Yo los he es-cogido a ustedes y les he encargado que vayan y den mucho fruto y ese fruto permanezca”. “Lo que Yo les mando es que se amen los unos a los otros”. Las Fiestas Patrias deben ser una muestra de amor entre los ciudadanos, pero ese amor debe durar después, a lo largo del año.

NOTAS:

i (Jn 15,2)
ii (Mt 21).
iii (Jn 10,17-18)
iv (1 Cor 15, 3)
v (Jn, 10, 17-18)
vi (Jn 8, 28; 3, 14-15)
vii (Jn 1, 16)
viii (1 Timoteo 2, 5-6)
ix (Tiempo de sinodalidad, tiempo de alegría 4)
x (Tiempo de sinodalidad, tiempo de alegría 6)
xi (2 Corintios, 55, 11-6, 2)
xii (Mt 20,28)
xiii (Tiempo de sinodalidad, tiempo de alegría 6)
xiv (Tiempo de sinodalidad, tiempo de alegría 6)
xv (Gálatas 6, 3)
xvi (Santiago 1, 22)
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