Solemne Vigila Pascual en Catedral de Melipilla

Solemne Vigila Pascual en Catedral de Melipilla

Don Cristián Contreras Villarroel, Obispo de la diócesis de Melipilla, presidió la Vigilia Pascual en el templo Catedral de Melipilla, bellamente ornamentado para la ocasión y con un coro que hizo elevar el alma en alabanzas a Dios.

 
Domingo 09 de Abril de 2023
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A las 20:30 hrs. del sábado, en el pórtico del templo se inició la Vigilia con la Liturgia de la Luz. En ella se bendijo el fuego del que fue encendido el Cirio Pascual. Mientras el Cirio fue llevado hasta el altar por el diácono con el canto la multitudinaria asamblea pidió a Cristo Resucitado que disipara las tinieblas del corazón. El Pregón Pascual y las lecturas nos hacen un recorrido de la Historia de la Salvación, comenzando por la creación del mundo.

Don Cristián en su homilía nos recuerda que esta noche es la “Noche de las noches” y recuerda las situaciones de dolor, sufrimiento y pérdidas que hemos sufrido en estos últimos meses por desastres naturales y por la violencia. Agradece a todos los “voluntarios de la fraternidad, de la caridad y amor al prójimo”, por el mucho bien que hacen: los buenos samaritanos. Ofreció la Vigilia por todos las personas sufrientes.

Recordó al Papa Benedicto XVI que hacía análisis lúcido del contexto sociocultural donde la Iglesia debe peregrinar y buscar ser luz de Cristo para el mundo actual: “La fe en Cristo con frecuencia es negada, ya no es unificadora de la cultura, sus valores ya no son universalmente aceptados, muchas personas viven una crisis de fe”. A la vez menciona los gestos sencillos del Papa Francisco y la invitación que nos hace “a ser una unción para el mundo actual, a llevar nuestro testimonio evangelizador a las periferias geográficas y existenciales”.

Hoy Jesucristo nos enseña – nos dice – “a descubrir el sentido y el misterio de la vida. Si quieres resucitar enfrenta la oscuridad, la angustia y el dolor. Si queremos resucitar asumamos los dolores propios y el de los hermanos. Si queremos resucitar enfrentemos la enfermedad la injusticia, las crisis personales, familiares o comunitarias, enfrentemos la soledad y la debilidad, no pasemos al lado, como Jesús debemos meternos dentro de la pasión, del dolor y del sufrimiento porque allí donde aparentemente vence la muerte ahí surge la vida”. Y concluye su homilía con la frase de San Pablo “Si con el morimos, con el viviremos, si con el sufrimos, con él reinaremos”.

El gozo de celebrar como comunidad cristiana la resurrección de Jesús se expresó en los cantos, en la participación entusiasta de las familias y en la procesión con Cristo Resucitado en torno a la plaza al término de la Eucaristía.

A continuación compartimos parte de la homilía de nuestro obispo:


VIGILIA PASCUAL
CATEDRAL


Sábado 8 de abril de 2023

+ Cristián Contreras Villarroel
Obispo de Melipilla

OFRECIMIENTO POR LOS SUFRIENTES Y SUS BUENOS SAMARITANOS
Muy queridas familias, hermanas y hermanos en Cristo: es una noche Santa, la Vigilia Pascual; la noche de las noches. Lo hacemos de un modo muy particular. Las iglesias catedrales y las parroquias de buena parte del mundo reciben a millares de fieles que acuden a los templos. En Chile hemos padecido una pandemia que tantas muertes, sufrimientos y cesantía ocasionó. Sus consecuencias siguen también hoy.

Pienso en las víctimas de los incendios en la zona sur, en la situación que viven las personas y familias honestas que no tienen seguridad del Estado de Chile. Pienso en Carabineros de Chile que lamentan los asesinatos de una mujer y de varones de la institución. Rezamos por el descanso eterno de ellos y por el consuelo de sus familiares. Todos los familiares de la violencia homicida, merecen nuestra cercanía y caridad cristianas al igual que los dolientes de sus seres queridos. Agradezco también a Policía de Investigaciones, a los Militares, al personal de Gendarmería, a los Bomberos y así, a millares de voluntarios de la fraternidad, de la caridad y del amor al prójimo. Mis gratitudes por tanto bien y el ofrecimiento de esta Vigilia por quienes sufren y los socorren: son ustedes buenos samaritanos, como el Señor. Y gratitudes también a los medios de comunicación locales que siguen esta liturgia.

LA LUZ DE ESTA NOCHE SANTA EN MEDIO DE CAMBIOS CULTURALES
La noche santa de hace algunos años atrás la celebramos en el contexto del Año de la Fe, convocada por el recordado Papa Benedicto XVI. Él hacía un análisis lúcido del contexto socio cultural en el cual la Iglesia debe peregrinar y buscar ser Luz de Cristo para el mundo actual. Benedicto XVI reconoció que ya no se vive bajo un paradigma de cristiandad. La fe en Cristo, nos decía, “con frecuencia es negada; no es unificadora de la cultura; sus valores ya no son universalmente aceptados; muchas personas viven una crisis de fe”.

En estos años, el querido Papa Francisco nos ha impresionado con su enseñanza sencilla y con sus gestos elocuentes. Nos ha invitado a ser una unción para el mundo actual, a llevar nuestro testimonio evangelizador a “las periferias geográficas y existenciales”. Es decir, nos está invitando a hacer realidad el mandato de Cristo resucitado de hacer discípulos a todas las gentes enseñándoles a guardar todo lo que yo les he mandado. “Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de los tiempos” (cfr. Mt. 28, 18-20). Pero no solamente nos ha indicado lo que debemos hacer, sino que nos ha señalado que este mandato debemos hacerlo con gozo, con alegría.

Por eso, queridos católicos, con la certeza de que la promesa de Cristo no defrauda y sabiendo que Él está con su Iglesia, quiero saludarlos con las mismas palabras del Resucitado deseándoles, con alegría y esperanza, que el don de la paz inunde sus vidas: “La paz esté con ustedes”.

EL PREGÓN Y EL CIRIO PASCUAL
Un canto rompió el silencio de esta noche para proclamar las alabanzas de lo que el Señor ha hecho en medio de nosotros, para que se nos abriera el oído y el corazón, y una y otra vez escucháramos esta bella expresión: “esta es la noche”. Es la noche de la creación; la noche de la liberación del pueblo; la noche en la que el Señor ha ido realizando todas sus proezas a favor nuestro. Y nosotros sólo podemos decir: ¡qué misterio de amor más grande el de nuestro Dios para con nosotros! Para rescatarnos a nosotros, que somos esclavos, ha querido entregarnos a su propio Hijo.

Oh, feliz culpa, que mereció tan grande Redentor. Esto resulta incomprensible. Es una sabiduría que sólo el corazón de Dios puede comprender. Todo el año litúrgico girará en torno a esta noche bendita que nos ha anunciado la Resurrección de Cristo.

Los niños israelitas preguntaban a sus padres por la celebración de la Pascua: “padre, ¿por qué esta noche es diferente de todas las otras noches?, ¿por qué esta noche estamos despiertos y nos vamos a la cama tarde?”. Y los papás iban exponiendo a sus hijos las hazañas de nuestro Dios ocurridas en la noche del éxodo.

¡Sí! también nosotros estamos llamados a testimoniar con nuestras palabras y nuestras obras por qué esta noche es diferente de todas las demás noches. En mi estadía en Roma, hace muchos años atrás, en una celebración de esta noche de Pascua, los niños preguntaban a sus papás: “¿por qué esta noche es diferente?”; y recuerdo emocionado la respuesta de una mamá joven a la pregunta de su hijo: “hijo, antes de reencontrarme con el camino cristiano en la Iglesia, tú no existías. Y si yo, junto a tu papá, no hubiésemos encontrado a Cristo, tú no estarías esta noche aquí. No habrías nacido nunca. Por eso, esta noche es diferente, porque con tu papá hemos encontrado a Cristo y Dios Padre nos llamó a que nuestro amor fuera fecundo”.

LA PALABRA DE DIOS
¡Oh, noche gloriosa! A la luz del Cirio Pascual que iluminó nuestra Catedral, siguió la iluminación de la Palabra de Dios de esta bendita noche.

Hemos escuchado la narración de la CREACIÓN cuando la Palabra de Dios se alza potente sobre el caos primario y saca el universo armoniosamente ordenado. Y de este modo cada día de la creación es valorado por Dios como algo bueno. Pero su obra principal, la creación de la persona humana, fue valorada como “muy buena”. Eso somos nosotros a los ojos de Dios: muy buenos y también muy bellos, porque somos imagen y semejanza de Dios (Génesis 1,1-2,4).

Después de escuchar el relato de la creación, hemos contemplado cómo Dios cumple su promesa en ABRAHAM y cómo Abraham es el hombre de la fe probada en el sacrificio de su único hijo, Isaac. Creyó contra toda evidencia y contra toda esperanza. El justo -dirá San Pablo- vivirá por la fe. En Abrahán fueron bendecidas todas las generaciones y él es nuestro padre en la fe (Génesis 22, 1-18).

Después, nuestra atención se centró en el ÉXODO y en la libertad que Dios regala a su pueblo (Éxodo 14,15-15,1) La oración nos hizo comprender que si grande fue haber sido liberados de la opresión de un faraón, mucho más grande es la libertad de todos los seres humanos y de todos los pueblos que el Señor nos ha obtenido y de la que participamos por el bautismo. También nuestra patria ha sido construida con la predicación del Evangelio. Nuestra Iglesia ha sido forjadora de historia. Nuestra fe en Cristo está en los cimientos de nuestra chilenidad. Grande es el desafío de seguir construyendo una patria de personas auténticamente libres, generosas, servidoras de los más pobres, que aman a Cristo y a María, su bendita madre, nuestra Virgen del Carmen.

LA RESURRECCIÓN HOY
Es hermoso que Jesucristo haya resucitado y por eso lo admiramos tanto y estamos felices. Pero, más profundamente, ¿y nosotros? ¿Qué tiene que ver la resurrección de Jesús con nosotros? Basta mirar el contexto social y cultural en que vivimos: dificultades, odios, problemas familiares, soledades existenciales, ambiente erotizado y consumista que lleva a las personas a nuevas formas de idolatría. Y ni hablar de la delincuencia y la inseguridad que padecen las personas de bien. La trata de personas. Debemos denunciar a los narcotraficantes en nuestras ciudades de la diócesis. Y ¿qué debemos hacer para seguir atentos a lo que sucede en el puerto de San Antonio con el tráfico de drogas? Esto lo dije años atrás y ahora la triste realidad del puerto es noticia internacional.

¿Tiene un mensaje el resucitado para los enfermos postrados en los hospitales? ¿Para las personas que vagabundean por las calles? ¿Para los que son víctimas del pecado del mundo que se aprovecha de la pobreza y la debilidad de la gente? ¿Tiene algo que decirnos Jesucristo resucitado con tantos jóvenes y adolescentes que caen en las redes de traficantes de drogas?

¿Tiene algo que decir a los migrantes, personas de bien, llegados a Chile a causa de países dictatoriales? Ellos nos han aportado mucho en los servicios de salud, de los enfermos, de las familias. ¿Por qué los apuntamos como causantes de los males que nos afligen? Seamos sinceros: la delincuencia no tiene nacionalidad. Como creyentes en Cristo, debemos ser centinelas de esperanzas, pero siempre denunciando la maldad en nuestra patria.

Queridos católicos, quisiera en esta noche santa recordar que el mismo Señor que resucita de entre los muertos es el que descendió a lo profundo de la tierra. El Señor que resucita de entre los muertos no es uno que pasó orillando por la vida de los hombres. Jesús es el que entró al corazón de la vida de todos nosotros. Es el que ha sido probado con lágrimas y gemidos en todo menos en el pecado. Es el que ha asumido de corazón la pasión y debilidad de los hombres. Él sabe lo que es el desprecio: nació en una pesebrera de animalitos; vivió el exilio en Egipto; Él sabe lo que son las largas noches porque estuvo una larga noche sudando como goterones de sangre y con lágrimas; Él sabe lo que es la maldad y las consecuencias de nuestros pecados. Él sabe lo que son los conflictos humanos: conoce a los pecadores y les restituye su dignidad de hijos de Dios como a los leprosos y a la mujer adúltera. En ella está el llamado a nuestra vocación de conversión: “anda y no peques más”.

El Señor, Dios nuestro, que ha resucitado de entre los muertos, es quien mejor conoce el corazón humano. Es el que más sabe de nuestros sufrimientos y de nuestros dolores. Por eso, cuando las mujeres fueron a ver el sepulcro, no solamente encontraron a Jesús resucitado, sino que también encontraron a la humanidad que se levantaba de entre los muertos.

Hoy, Jesucristo nos enseña a descubrir el sentido y el misterio de la vida:

Si quieres resucitar, enfrenta la oscuridad, la angustia, el dolor.
Si quieres resucitar, asume los dolores propios y de los hermanos.
Si quieres resucitar, enfrenta la enfermedad, la injusticia, las crisis personales, familiares o comunitarias; enfrenta la soledad y la debilidad.

No pases al lado. Como Jesús debemos meternos dentro de la pasión, del dolor y del sufrimiento porque allí donde aparentemente vence la muerte, ahí surge la vida. Por eso la tumba está vacía. Donde los hombres condenamos al Señor para liberarnos de él, de allí ha nacido la vida; tal como emerge la vida cuando parece que la muerte está venciendo. Allí donde está la muerte, abundan los deseos de vida.

SER CRISTIANOS COMO MARÍA SANTÍSIMA
¿Cómo nos vamos a presentar nosotros esta noche a celebrar esta manera de vivir? Los invito a que nos miremos en lo que tenemos de semejantes. Mirar las llagas y las heridas propias de nuestra vida, de nuestro cuerpo, de nuestra mente, de nuestra memoria.

Mirémonos con misericordia, porque todos tenemos una existencia herida. De este modo podremos contemplar en el hermano y la hermana su humanidad sufriente, tal como hemos adorado a Jesucristo en la cruz, ayer Viernes Santo. Esta es la noche que nos hermana a todos. Juntémonos en torno a esta Mesa de la Eucaristía con las miserias de esta humanidad que son las llagas de Cristo, para levantarnos mutuamente con la fuerza del Resucitado y alzarnos juntos de la tumba.

Cristo nos asegura que si esto hacemos entre nosotros podremos hacer una comunidad nueva, un pueblo nuevo, una patria nueva, tierra y cielos nuevos. Pidamos que se haga realidad: la “civilización del amor” del Papa San Pablo VI; la afirmación de San Juan Pablo II en Chile: “El amor es más fuerte”; la vivencia de “Dios es Amor” del Papa Benedicto XVI; la esperanza del Papa Francisco: “Fratelli Tutti”, todos hermanos en búsqueda de la fraternidad y la amistad social.

María Santísima a quien le fue anunciado que una espada atravesaría su alma, María que guardaba todas las cosas de Jesús en su corazón, María al pie de la cruz, María del cenáculo en Pentecostés, María asunta a los cielos, Ella ha recorrido el camino al que somos todos invitados. Ella comprendió y vivió aquella verdad que proclamó San Pablo: “Si con Él morimos, con Él viviremos; si con Él sufrimos, con Él reinaremos” (Romanos 6, 3-11).

Amén.

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Fuente: Comunicaciones Melipilla
Melipilla, 09-04-2023