«Señor, tú estás con nosotros»: el testimonio de fe de afectada por los incendios en Santa Juana

«Señor, tú estás con nosotros»: el testimonio de fe de afectada por los incendios en Santa Juana

Lo perdió todo y aún en medio de su situación sostiene que “uno tiene que seguir ayudando, si yo estoy sufriendo a lo mejor hay personas que están sufriendo más y no tienen lo fundamental, que es la contención de Dios”.

 
Viernes 24 de Febrero de 2023
Ver Galería
“¿Cómo me levanto de esto? Sólo bajo un concepto de fe”, afirma Lilian Orellana, quien vive desde hace 35 años en el sector Huallerehue de Santa Juana y perdió todo en los incendios que han afectado a la comuna.

Vive junto a su amiga Jacqueline, quien es enfermera y cuidó a su padre. “Cuando partieron mis padres (…) me acogieron ella y su hermana. Así que somos tres, pero la otra hermana está en Concepción”. Ahora se contienen mutuamente en medio de este tiempo difícil.

Lilian estudió en el Colegio Inmaculada Concepción de Talcahuano, fue formada con valores cristianos y sostiene que “eso se lleva en el corazón”. Por eso siempre ha tratado de ser de ayuda para sus vecinos y, por lo mismo, incluso fue presidenta de la Junta de Vecinos del sector.

Ese espíritu de servicio y amor al prójimo fue el que la movió a salir de su casa el día en que se iniciaron los incendios para intentar ayudar a sus vecinos que estaban más próximos al fuego.

“Fui a advertirles, a preguntarles si necesitaban algo, que mojaran sus casas, que mojaran los alrededores. Me metí a otro predio, con la misma finalidad, porque allí había una niña enferma, para avisarle a sus papás que la sacaran, que ya tenían que evacuar (…) Yo estaba conteniendo, abrazando, cuando en eso avanza el fuego, tomo mi auto y cuando llego a mi casa ya no había nada que hacer”, relata.

“Que se haga tu voluntad”

El fuego se acercaba desde una quebrada hacia la vivienda, así que Lilian le dijo a su amiga “echemos los dos perritos chiquititos al auto y hay que salir ahora”, porque ya casi no se podía respirar.

Tenían otros dos perros, que tiempo atrás habían recogido porque fueron abandonados, pero eran demasiado grandes para el vehículo, así que lo único que pudieron hacer fue soltarlos. Lilian recuerda que antes de partir cerró la puerta de su casa y, como en ese momento era difícil rezar el Padre Nuestro, sólo dijo: “Que se haga tu voluntad”.

Además, recordó la historia de un sacerdote amigo, que ahora está en San Felipe, quien estuvo a punto de tener un accidente automovilístico y acudió a la Santísima Virgen y se salvó. Así que ella usó las mismas palabras del presbítero en ese momento de angustia. Dijo “Virgencita, cúbrenos con tu manto” y luego huyeron del lugar.

La casa quedó completamente destruida y lo que más les duele es que perdieron a dos de sus mascotas, pues las encontraron muertas.

No obstante, se salvó una bodega, donde almacenaban herramientas: “La Virgen nos protegió con su manto y es donde estamos hoy día habitando (…) Entonces cuando la gente viene y me dice, «pero cómo», porque están todos los alrededores quemados y las puertas son de madera…ahí está la fe, ahí está la fuerza”.

“Señor, tú estás con nosotros”

Lilian cuenta que las han visitado pastores y familias evangélicas, también miembros de la Iglesia Católica, “que me han contenido”, y enfatiza que “es ahora donde hay que probar la fuerza, porque aquí llevo 35 años, todos mis sacrificios están puestos acá, tengo 61 años, entonces ¿cómo me levanto de nuevo de esto? Sólo bajo un concepto de fe”.

En ese contexto, explica que “esto es una pérdida, es como perder a un ser humano. La diferencia es que cuando usted pierde a un familiar, usted toma el féretro, lo entierra y llega a su casa a llorar. Nosotros tenemos el muerto acá y no tenemos donde llorar”.

En su terreno tenía también un santuario, con una imagen de la Santísima Virgen, que “está completamente deteriorada, está muy quemada”. En los momentos en que no sabe cómo volver a empezar, se sienta ahí, a los pies de su casa, “y lloro y digo Señor dame más fuerza, dame fuerza, porque es lo único que nos va a parar”.

Por este motivo agradece “con el alma” a los sacerdotes que las han visitado y han celebrado la Santa Misa junto a ellas, especialmente al Padre Víctor Álvarez y al Padre César Pedreros.

Relata que junto al Padre César, quien es el Vicario para la Pastoral de la Arquidiócesis de Concepción, improvisaron un altar “en el que fue mi dormitorio todo quemado y lleno de escombros. Colocamos un piso con una tabla y créame que cuando colocó el Cáliz, nosotros lloramos”.

“Yo lloré, me corrían las lágrimas, porque decía «Señor, tú estás con nosotros». Yo sé que Él no tiene hijos preferidos, pero en ese minuto…recibir la Comunión es lo más potente que hay. Y recibir la Biblia que me traen ustedes es potente. Y eso lo entendemos los cristianos”, destaca.

“No se cansen nunca de ayudar”

Lilian comenta que siempre estuvo “en la vereda de al frente, ayudando a las personas que necesitaban a lo mejor un poco más. Y hoy día me toca estar del otro lado”.

Sin embargo, aún en medio de su situación, continúa ayudando en lo que puede, porque “cuando uno conoce a Dios desde chiquitito, cuando tiene una familia detrás que le ha inculcado desde pequeño que uno tiene que ayudar porque Dios es amor, si uno no entrega, entonces para qué estamos aquí. Hay que dejar huella, siempre digo eso”.

Asimismo, valora la ayuda que ha llegado por parte de amigos, ex compañeros, familiares y señala que “hay cosas que de repente llegan y si me traen dos colchones y yo necesito uno, no puedo ser egoísta (…) gracias a Dios yo puedo compartir, entonces me siento feliz. Ustedes son testigos, si me llega una carpa la regalo, yo no la necesito. Si me llegan tomates, comparto los tomates, es lo que hay. Si me llega una trampa de ratones, que es tan fundamental en este minuto, lo mismo”.

Lilian llama a que “no se cansen de ayudar, de dar, porque cuando uno pierde todo, hasta una aguja es importante”.

Finalmente, afirma que “yo creo que uno tiene que seguir ayudando, si yo estoy sufriendo a lo mejor hay personas que están sufriendo más y no tienen lo fundamental, que es la contención de Dios. Cuando uno tiene y siente la paz y siente a Dios en su corazón, uno tiene que seguir obrando, tiene que seguir actuando”.

Fuente: Comunicaciones Concepción
Concepción, 24-02-2023