La comunidad cristiana celebra el domingo 5 de junio la gran solemnidad de Pentecostés. Finaliza en mismo día la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.

En Pentecostés hace memoria agradecida por el don del Espíritu Santo que recibieron los apóstoles y mediante ellos los discípulos misioneros del Señor en todos los tiempos. ¡Es la culminación de la Pascua! En griego la palabra Pentecostés significa día quincuagésimo, vale decir, siete por siete más uno, signo de plenitud para el mundo judío. A los 50 días de la salida de Egipto -guiados por Moisés- celebraron la alianza sellada con Dios en el monte Sinaí.

La comunidad cristiana pide al Señor la renueve en todos sus miembros y la impulse a ser verdaderos y auténticos discípulos misioneros suyos. Con gratitud recibe una vez más el don del Espíritu Santo. Espera así, “convertirse en una Iglesia llena de ímpetu y audacia evangelizadora, tenemos que ser de nuevo evangelizados y fieles discípulos” (DA 549). Se une a la petición expresada en la Oración Colecta: “infunde en el corazón de tus fieles las maravillas que obraste en los comienzos de la predicación evangélica”.

Avanzando en el calendario litúrgico -el domingo 12- los fieles celebran a la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Este día es una oportunidad extraordinaria para dar gloria a Dios, especialmente con la celebración eucarística. Las lecturas bíblicas ayudan en gran medida a entrar en misterio tan grande y sublime. A partir de ellas -reflexionándolas, meditándolas, recorriendo nuestra historia de salvación- contemplamos como Dios se ha manifestado en su Hijo Jesús y en el Espíritu Divino, a fin de que nosotros podamos conocerlo, amarlo, experimentar su paternidad y misericordia. Es importante renovarnos en la conciencia que siempre y en toda circunstancia estamos en las manos de Dios. También las oraciones y textos litúrgicos previstos para las celebraciones de este día, favorecen las únicas actitudes posibles ante el misterio de Dios -Uno y Trino- alabanza, gloria y honor, como admiración por su grandeza y actuación a favor nuestro en la historia de la salvación. Por ello, la oración se detiene en la alabanza y agradecimiento, pues Dios es grande en su amor, bondad y misericordia para con todos.

Luego, el domingo 19, la comunidad cristiana celebra la solemnidad del Santisimo Cuerpo y Sangre de Cristo. La vive con sentimientos de honda gratitud, pues la Eucaristía se celebra todos los días especialmente en el primero de la semana -el domingo- día del Señor. Es el sacramento en que Cristo se dona en su Cuerpo y Sangre, bajo las formas de pan y vino. Particular acento tiene esta festividad en la presencia permanente del Señor como alimento disponible para los enfermos y la adoración, personal y comunitaria.

El miércoles 29 corresponde la solemnidad de los Santos Pedro y Pablo, apóstoles del Señor. A nivel universal tenemos presente al Papa Francisco en el Día del Papa. La roca sobre la que estamos fundamentados es Cristo y el signo visible es Pedro el Apóstol. Oramos por el Papa Francisco, sucesor del Apóstol Pedro, fundamento visible de la unidad, la caridad y la comunión en la Iglesia. Su ministerio de servicio al Señor y a la comunidad ha sido querido por el mismo Cristo. El Papa fue llamado por el Señor y recibió el encargo de presidirnos en la comunión y confirmarnos en la fe. Por eso, manifestamos nuestra unión con Él, desde la fe y la caridad, desde nuestra obediencia a Cristo y al Espíritu, que lo ha elegido para guiarnos en la Iglesia.

Son algunos acontecimientos litúrgico-pastorales que contempla la agenda para junio, conocido también como mes de los santos. Solicitamos su intercesión, para ser fieles a Jesucristo, que nos llamó a seguirlo, conocerlo, celebrarlo en la comunidad de los creyentes y anunciarlo, en mutua corresponsabilidad en su Iglesia.

Fuente: Comunicaciones La Serena
La Serena, 06-06-2022