Arzobispo Fernando Ramos: Año nuevo, vida nueva

Arzobispo Fernando Ramos: Año nuevo, vida nueva

En su habitual columna del Diario El Llanquihue, el Arzobispo de Puerto Montt, Fernando Ramos Pérez, reflexionó este Domingo 2 Enero 2021 respecto del alcance que puede tener para los cristianos, la fiesta de Año Nuevo que acabamos de celebrar.

 
Lunes 03 de Enero de 2022
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Año nuevo, vida nueva

Los seres humanos vivimos de manera distinta que otros seres vivos. Nosotros podemos mirar hacia el futuro, soñar lo que anhelamos y esperar lo que soñamos. En cierta forma, creemos que podemos moldear en alguna medida el futuro. Por esta razón, hay algunos acontecimientos que nos ayudan a detenernos un instante y mirar hacia delante, alimentando nuestra esperanza.

Así ocurre en cada fiesta de año nuevo. Tratamos de juntarnos con la familia y nuestros seres queridos, si la pandemia lo permite, para festejar un año que pasa y prepararnos para acoger un año que llega, acariciando nuevos sueños y proyectos que se pueden realizar, lo cual ciertamente activa nuestra voluntad y entusiasmo.

Pero sabemos que no siempre es así; no basta con un golpe de voluntarismo para conseguir lo que anhelamos; no basta con una buena planificación y ejecución de nuestros proyectos. Siempre pueden surgir imprevistos, catástrofes o eventos insospechados que echan por tierra los esfuerzos de la voluntad o de la más cuidadosa planificación. Esa es nuestra condición; somos frágiles y vulnerables, y no podemos controlar todas las variables de la historia y del mundo que nos rodea. Nuestra vida se juega en medio del desarrollo de fuerzas que a veces no podemos conducir, en donde viven en tensión el bien y el mal, la vida y la muerte, el amor y el odio, la paz y la violencia. ¿Desde dónde construimos, entonces, nuestra esperanza?

Los cristianos tenemos poderosas razones para seguir esperando. Hace unos días celebramos el primer acontecimiento fundante de nuestra fe: la Navidad. Un niño envuelto en pañales en un pesebre es reconocido por unos pastores, por unos sabios de oriente, por el anciano Simeón y la viuda Ana, como el Mesías, el Salvador, el Dios con nosotros. En los próximos meses, celebraremos el segundo acontecimiento fundante de nuestra fe: la Pascua de Jesucristo. Jesús de Nazaret, humillado y maltratado, muere en la cruz como un delincuente. Pero, al tercer día, según el testimonio de sus discípulos, aparece resucitado, rompiendo así el terrible ciclo de la vida: nacer, desarrollarse y morir.

La esperanza que ofrece Cristo emana de su propia vida y de su invitación a que podamos vincular nuestra vida a la suya. Por eso resuena con sentido su voz al decir: “Mira que hago nuevas todas las cosas… Yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin. Al que tenga sed, yo le daré gratis del manantial del agua de la vida” (Ap 21,5-6).


+ Fernando Ramos Pérez
Arzobispo de Puerto Montt


Fuente: Comunicaciones P.Montt - Diario El Llanquihue de Puerto Montt
Puerto Montt, 03-01-2022