Arzobispo Ramos en Te Deum: Construyamos sobre roca

Arzobispo Ramos en Te Deum: Construyamos sobre roca

Este 18 de septiembre se celebró la "Acción de Gracias y Oración por la Patria" de la Arquidiócesis de Puerto Montt, en ceremonia presidida por el arzobispo Fernando Ramos Pérez, en la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús de Puerto Varas.

 
Sábado 18 de Septiembre de 2021
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En el Te Deum al que asistieron diversas autoridades, el obispo Ramos recordó, al iniciar su homilía que debido a la pandemia, hace “un año celebramos el solemne Te Deum por un aniversario más de nuestra independencia como nación, en la Catedral Metropolitana de Puerto Montt totalmente vacía, sin autoridades de ningún tipo ni tampoco con miembros de nuestras comunidades”, agregando que “hoy, la situación ha cambiado notablemente. Los índices de contagios y fallecimientos por el covid-19 han descendido fuertemente, gracias a una exitosa campaña de vacunación y a las medidas de autocuidado que una parte importante de la población aplica responsablemente”. Señaló que esta celebración no sólo se trataba de hacer un recuerdo de hechos que ocurrieron hace más de dos siglos, o de cumplir una simple ritualidad: “Se trata de conmemorar los acontecimientos que hicieron posible que Chile sea una nación independiente en búsqueda de nuevos caminos de prosperidad y armonía entre todos sus habitantes. Lo hacemos en la ciudad de Puerto Varas para fa-vorecer la cercanía de este momento de gran significación religiosa y espiritual con el posterior desfile militar. Agradecemos la asistencia de autoridades civiles y militares, así como también la presencia de pastores luteranos, hermanos en la fe en Jesucristo el Señor. También agradecemos a hermanos y hermanas que han venido a participar en este momento de oración”.

Luego, Fernando Ramos reflexionó sobre el sentido dar gracias a Dios en me-dio de lo vivido con la pandemia “más de 37.000 fallecidos, cuyos familiares todavía los lloran con tristeza; hemos tenido más de 1.600.000 contagiados, la pérdida de 2.000.000 de puestos de trabajo, que de a poco se han ido recuperando. Los efectos en el tejido social, producto del aislamiento y de las justificadas medidas de resguardo sanitario, también son enormes”, agregando que todo esto ha provocado también graves consecuencias en la salud mental de mucha gente. “Todo esto no nos puede dejar indiferentes”, recalcó.

Por ello expresó que no obstante la gravedad de la crisis sanitaria “hemos visto y constatado cómo también aflora lo mejor de mucha gente de nuestro país. Son innumerables los ejemplos de trabajadores de la salud, de la educación, de organismos públicos, de grupos privados, asociaciones, fundaciones, iglesias y confesiones religiosas de distinto tipo que con gran generosidad han realizado acciones y gestos destinados a ayudar a los que más han sufrido los efectos de la pandemia”, manifestando “¿Cómo no dar gracias a Dios?”. Es así como el arzobispo manifestó la gratitud por el personal de salud, los profesores y auxiliares de la educación, los cientos y miles de voluntarios desplegados para multiplicar la solidaridad, por los cientos y miles de funcionarios del Estado, de municipalidades, de las Fuerzas Armadas y de Orden; así como a una “lista infinita de personas y actividades que durante la pandemia han aportado con su grano de arena para que la podamos sobrellevar de la mejor forma posible”.
“Desde los ojos de la fe, los creyentes sabemos que detrás de la nobleza y generosidad de tantos, se encuentra la acción del mismo Dios quien sigue visitando a su pueblo. Como dice San Pablo: “todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud o valor, ténganlo en aprecio” (Fil 4,8)”, manifestó Ramos Pérez.

Luego, el pastor se detuvo a revisar lo que calificó como “un proceso trans-formador de grandes proporciones en nuestro país”, recordando que desde el año 2019 la vida social se ha tensionado de manera considerable “nuevos horizontes, reclamos y expectativas se han planteado y creado. No siempre hemos sido capaces de verbalizar o tematizar a lo que aspiramos. Muchas veces de manera irreflexiva andamos buscando culpables o con ligereza responsabilizamos a quienes pertenecen a bandos distintos a los nuestros. O bien, expresiones de violencia e intolerancia se han apoderado de algunos que piensan que así podrán hacer valer sus reivindicaciones”.

“Con todo, un clamor se levanta en nuestra patria; un deseo compartido, un sueño que aspiramos a que se haga realidad recorre Chile entero, de norte a sur. En cierta forma, todos aspiramos a una patria más integrada, fraterna, participativa, cordial, justa y en paz, en la que se respete la dignidad de toda persona humana y también los distintos puntos de vista de los ciudadanos”, destacó el arzobispo, pidiendo que nadie sienta temor de ser descalificado por dar su opinión, y que nadie vea sus legítimas aspiraciones de desarrollo truncadas por el sólo hecho de haber nacido en un lugar o familia sin los recursos y contactos de otros, “En la que vayamos construyendo una economía sustentable, respetuosa del medioambiente y de los ecosistemas para que las gene-raciones futuras puedan disfrutar de ellos como hoy lo hacemos nosotros”.
Fernando Ramos luego profundizó en la temática de la inclusión social, ex-clamando que “No son pocos los connacionales que van quedando a la vera del camino y se sienten descartados simplemente por no poder responder a las exigencias de la sociedad, o por pertenecer a alguno de los pueblos originarios, o por carecer de redes familiares que vengan en su auxilio. Expresión de esto, es el aumento de campamentos con viviendas de emergencia que están surgiendo en todo Chile”.

Por ello, el obispo expresó que “para responder y encauzar estas búsquedas y anhelos más profundos que están en el pueblo de Chile, por una parte, hemos continuado con los procesos de cambio de nuestras autoridades y que corresponde realizar en toda sociedad democrática cada cierto número de años. En efecto, durante este año 2021 un grupo importante de autoridades civiles serán elegidas. Esto exige de todos los ciudadanos un significativo esfuerzo de discernimiento para ver por quien votar”, lamentando que el desencanto de la política haya producido en muchos la decisión de no participar y expresar su opinión en las urnas.

Luego, sobre la convención constitucional, señaló que es un desafío enorme, respecto del cual “la actuación y planteamiento de algunos constituyentes han suscitado profunda perplejidad e inquietud en muchos chilenos. Pero somos conscientes de que, si bien es cierto es una tarea difícil, también es cierto que es posible. Nuestra esperanza la depositamos en ellos, para que puedan llevar a cabo este mandato de la ciudadanía. Los apoyamos con nuestra oración de manera que el Espíritu de Dios los ilumine en esta tarea compleja y esperada por todos”.

Considerando todo lo anterior, el obispo recordó que “toda obra humana ha de apoyarse o construirse sobre fundamentos sólidos. Los chilenos sabemos, por nuestra abundante historia de terremotos, tsunamis, incendios y otras tragedias de la naturaleza, que un edificio tiene que estar construido sobre cimientos que den seguridad”. Por esto relevó el texto del Evangelio proclama-do en la celebración, que se encuentra al final del Sermón del Monte, donde Jesús hace un “llamado a acoger su palabra desde el corazón para que se transforme en fundamento de la vida. “Por esta razón, Jesús usa la imagen de la construcción sobre roca en contraposición a la construcción sobre arena”, agregando que “este es el desafío de la convención constitucional: ser capaces de construir sobre roca para que las tensiones y embates existentes en la sociedad, que no faltan en nuestro país, no vayan minando los cimientos de la nueva constitución, sino que sea suficientemente representativa de todos los chilenos”.

“¿Y cuáles deberían ser esos fundamentos sobre los cuales redactar una constitución sólida? Son los mismos que subyacen en los sueños y aspiraciones de los chilenos y que Jesús nos propone como camino hacia el Reino de Dios. Tienen que ver con la capacidad de comprendernos mutuamente y de aceptarnos como somos, de sentirnos parte de un proyecto común y fraterno que no discrimine ni excluya, que valore y proteja la dignidad de todos los seres huma-nos desde su concepción hasta su muerte natural, que ponga como norte el bien común por sobre las aspiraciones personales y sectoriales, que trabajemos por el entendimiento y no caigamos en el enfrentamiento, que pongamos al centro las necesidades de los más pobres y vulnerables y nos preocupemos realmente de ellos, que la salud y la educación sean accesibles a todos, que se resguarde el derecho preferente de los padres a educar a sus hijos de acuerdo a sus convicciones y creencias, que los creyentes puedan cultivar y expresar su fe de manera pública. En fin, que todos y todas nos sintamos respetados y protegidos y que, a su vez, respetemos y protejamos a los demás”, manifestó el arzobispo.

Finalmente, el pastor de la arquidiócesis hizo un sentido recuerdo de los 37 mil habitantes que han perdido la vida durante la pandemia. “Traemos a la memoria a cada uno de ellos y elevamos nuestra oración a Dios Todopoderoso por su descanso eterno y por el consuelo de sus deudos. Los que han partido nos enseñan que la vida humana, nuestra vida, es frágil, débil, susceptible de ser destruida. Por eso, necesitamos componer y recomponer nuestra relación con el Dios creador que da sustento y apoyo a nuestra frágil condición”, añadiendo que el “Dios de la Vida nos bendiga y aliente en nuestro caminar como nación que busca nuevos horizontes. Que Él sea la fuente de inspiración de nuestras búsquedas y que nos alimente con su sabiduría y bondad, para conocer y hacer siempre el bien”.



Fuente: Arzobispado de Puerto Montt
Puerto Varas, 18-09-2021
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