La festividad de Corpus Cristi partió con un carácter local en Bélgica, a finales del siglo XI, cuando algunos negaban la presencia de Jesús en la Eucaristía, concretamente en el Pan consagrado. Posteriormente, el Papa Urbano IV, la extendió a toda la Iglesia universal. De este modo, la comunidad cristiana, centra la atención y la fe en la Eucaristía como el mayor Don del Señor a su Iglesia y rinde culto a Jesucristo, el Pan Vivo bajado del cielo.

Hasta hace unos años atrás, en Chile, el Jueves del Corpus estaba marcado con rojo en el calendario. En la actualidad, debido a cambios introducidos a los feriados, se ha puesto con rojo el día lunes 7 de junio que será feriado civil. Esto ha llevado a la confusión de muchos fieles que piensan que nuevamente se cambió la fiesta y el precepto.

En este sentido conviene aclarar que, según el decreto Nº 15 del 10 de Julio de 1991, de la Conferencia Episcopal de Chile, se suprime la fiesta del Corpus Cristi como precepto y permanece como fiesta de devoción con el grado de solemnidad. Es así como los obispos chilenos, previa consulta a la Santa Sede, han fijado esta fiesta para el domingo siguiente a la Santísima Trinidad, vale decir dos semanas después de Pentecostés. Este año corresponde, entonces, al domingo 13 de junio. Ese día, ojalá todos los fieles, tengan la oportunidad de comulgar bajo las dos especies expresando así, con mayor fuerza, el sentido de banquete eucarístico. “El que come de mi carne y bebe de mi sangre, permanece en mí y yo en el, dice el Señor”. (Juan 6, 56)

¿Qué celebramos entonces en esta fiesta?. Celebramos al “Emmanuel”, al “Dios con nosotros”. A partir de ahí viene la costumbre de festejar a quienes llevan el nombre de Manuel o Manuela.

Eduardo Cáceres Contreras
Instituto de Catequesis
, 10-06-2004