Como una memoria agradecida a quien fue obispo de Talca durante 30 años, se realizó esta celebración eucarística, presidida por nuestro obispo Mons. Galo Fernández y concelebrada por el padre Sergio Cerecera. En la ocasión se inició con un pequeño resumen por parte de Patricio Valenzuela, de la vida, obra y legado de Mons. Carlos González.

Realizadas las lecturas del día, nuestro obispo se dirigió a todos aquellos que seguían la transmisión por el Facebook y el canal de Youtube de la Diócesis de Talca y también por las señales de Radio Chilena del Maule. Allí expresó la alegría y el cariño de poder celebrar esta eucaristía en el centenario de don Carlos, un pastor que fue tan querido en esta Iglesia de Talca.

“Una acción de gracias, por cierto, porque apreciamos que el Señor ha regalado a esta Iglesia de Talca dones preciosos a través de los distintos pastores, pero muy particularmente de la persona de don Carlos, quien fuera obispo durante 30 años y permaneció también como obispo emérito, cultivando una preocupación especial por las personas, acompañando como un verdadero padre a tantos que quedaron marcados para siempre por su figura”.

“Tenemos que reconocer que hay un legado, una herencia que la Iglesia de Talca ha recibido de él y que nos compromete, digo esto con particular conciencia por lo que significa para mí que he asumido hace poco de manera oficial, la encomienda de ser padre y pastor en esta Iglesia; por eso celebramos esta liturgia no solo como una hermosa y agradecida acción de gracias, si no como el deseo de desentrañar la figura de don Carlos”, agregó el obispo.

Su preocupación por los otros
En ese sentido, nuestro pastor resaltó un rasgo muy particular de Mons. Carlos González, como uno de sus sellos y era la preocupación por el otro, sobre todo en los momentos más difíciles.

“Su preocupación por las personas no era simplemente para que cada cual tuviera una linda vida espiritual interior, sino para que cada cual pudiera descubrir la vocación, los dones que tenía y poder mirar e interpretar la realidad del tiempo en que les tocaba vivir. Sabemos bien las diversas y complejas circunstancias que le tocó vivir en sus 30 años de ministerio como obispo, lo que vivió el país, sus crisis, sus luchas, sus búsquedas de justicia, de fraternidad, la capacidad por superar tiempo de dictadura y comenzar a construir un país en democracia”.

Luz que nos ayuda a vivir los desafíos
Ya casi al finalizar su homilía, el obispo recordó a la diócesis que “esta Iglesia ha recibido en sus pastores una luz tan valiosa, muy bien corresponde que los recordemos, pero no solo para cumplir con el recordatorio, si no para que esta luz nos enseñe a hacer la Iglesia que Dios quiere, que se sabe heredera de un patrimonio de fe extraordinario centrado en la persona de Jesús y en el llamado a construir su Reino”.

“El mismo Dios nos ha regalado en su Evangelio y de algún modo en la persona de don Carlos esa luz que nos ayuda a vivir los desafíos que hoy nos toca vivir. Que seamos una Iglesia comprometida con la historia, una Iglesia clara en exponer el mensaje de vida y amor que tiene, una Iglesia que procura hacerlo en signos concretos, comprometiéndose con los excluidos, los más pobres, con los olvidados de la historia”.

La celebración Eucarística por el centenario del natalicio de don Carlos González Cruchaga finalizó con la oración de abandono de Charles de Foucauld, la cual identificó su espiritualidad durante su ministerio sacerdotal y episcopal.

Fuente: Comunicaciones Talca
Talca, 09-06-2021