El jueves 29 de octubre en la Catedral de Melipilla, los diáconos Fernando Martínez Pino y José Antonio Costabal Cea, han recibido la ordenación sacerdotal conferida por el obispo Cristián Contreras Villarroel.
Ha sido un momento importante para la vida de la diócesis que se alegra y da gracias a Dios por contar con dos nuevos sacerdotes. Anteriormente el viernes 23 de octubre, recibieron la ordenación diaconal los seminaristas Giovanni Umaña Piérola y Marcos Pardo Velásquez. Las ordenaciones fueron concelebradas por algunos Vicarios Episcopales, sacerdotes y diáconos y transmitida a la diócesis a través de las redes y el Sitio Web de la diócesis.
Fernando y José Antonio -acompañados por sus familias y con todos los resguardos sanitarios correspondientes- prometieron obediencia al obispo y expresaron su voluntad de servir a la Iglesia al modo de Jesús. Fernando ha elegido como lema sacerdotal: “Llamó a los que Él quiso” (Mc. 3, 13) y José Antonio “Te alabo Padre…porque así lo has querido” (Mt 11, 25a. 26a)
Don Cristián, en su homilía expresó: “los sacerdotes en el Chile que vivimos, debemos entrar por caminos de contemplación y adoración del misterio de Dios. De lo contrario es difícil custodiar una vida sacerdotal con el mismo entusiasmo con que recibimos la ordenación presbiteral”; y dirigiéndose a Fernando y José Antonio les dijo: “Ustedes están llamados a vivir un especial proyecto de Dios, desde hoy como sacerdotes para siempre. Lo propio será proclamar su Palabra, hacerlo presente sacramentalmente en la Eucaristía y ser un ministro de la reconciliación”, pidiéndoles tener presente en su solicitud pastoral a los ancianos, a las mamás solas, a los educadores, a las familias de migrantes que han llegado a Chile buscando nuevos horizontes de vida, agregó.
En tiempos de cambio, don Cristián destacó: “Serán también ministros de la reconciliación. Para ello debemos estar lo suficientemente disponibles y con serenidad interior para ayudar a las personas en su proceso de reconciliación. El mal y la necesidad del perdón continúan siendo una realidad a la que debemos atender. En una cultura donde estamos habituados a mirar el mal y la culpa en los otros, es providencial que ayudemos a las personas a recibir una palabra de perdón, de dignificación y de rehabilitación. Un mundo sin reconciliación y sin perdón es una amenaza a la esperanza.”
Al finalizar su homilía los invitó a renovar el compromiso de ayudarse unos a otros para ser fieles a la vocación recibida. “Busquen buenos y sabios directores espirituales” dijo, en tanto pidió a la comunidad diocesana comprometerse a orar por las vocaciones religiosas, por los diáconos y sacerdotes, acompañándolos con cercanía, amistad y también con exigencia fraterna para que vivan santamente.
Fuente: Obispado de Melipilla
Melipilla, 10-11-2020