Inscripción Electoral, reflexión del P. Cristián Precht Bañados

Inscripción Electoral, reflexión del P. Cristián Precht Bañados

 
Miércoles 26 de Mayo de 2004
Es muy positivo que el Mensaje del Presidente de la República haya puesto en el tapete la discusión sobre la inscripción electoral. En los días anteriores había escuchado a Claudio Orrego L. hacer con mucha fuerza semejante planteamiento por el gran número de jóvenes que aún no están inscritos en los Registros Electorales. Muy pronto la iniciativa presidencial se transformará en proyecto de ley y tocará a los parlamentarios tomar las mejores decisiones al respecto.

Sin embargo, el que se empiece a discutir el tema puede traer consigo un nuevo letargo en la inscripción electoral y dejemos para mañana lo que se debe hacer hoy día. Se ve a las claras que no habrá nueva ley, en esta materia, antes de la elección de Alcaldes y Concejales. Y, aunque la hubiera, no se alcanzarían a poner al día los registros para la votación de Octubre. Por esa razón, es deber de conciencia inscribirse en los actuales registros y no restarse de la próxima elección.

Es importante que, desde ya, los jóvenes hagan oir su voz y marquen sus preferencias para que todos entendamos mejor el mundo que ellos desean construir. Y para eso sólo tienen plazo hasta el día dos de Julio. Por semejante razón sería bueno ampliar los horarios de inscripción y, mejor aún, si se pudiera extender el plazo para facilitar este trámite a todo el que lo deba realizar.

En el mundo que hoy vivimos, ante los cambios radicales que experimentamos en todo orden de cosas, se requiere más que en otros tiempos que cada uno de nosotros ejerza su cuota de ciudadanía. Y precisamente aquellos que mayores críticas puedan tener hacia la gestión política es importante que ayuden a desarrollar la sociedad civil y que entreguen su opinión en los niveles en que más cuenta el voto de cada cual, como es en el nivel municipal.

Asumir nuestros deberes cívicos es un rasgo propio del cristiano. Cada uno desde su propia vocación. Y para eso no es vano recordar que Jesús nació en Belén, y no en su pueblo de Nazaret, precisamente porque sus padres viajaron a cumplir con sus deberes cívicos – esa vez inscribirse para el censo – a la ciudad del Rey David.

Los saluda con afecto,

P. Cristián Precht Bañados
Vicario Episcopal para la Zona Sur


Santiago, 21 de Mayo 2004
, 26-05-2004