Administrador de la diócesis de Copiapó saluda a las y los trabajadores

Administrador de la diócesis de Copiapó saluda a las y los trabajadores

P. Jaime Pizarro entrega su saludo en el Día de San José Obrero, día de los Trabajadores.

 
Viernes 01 de Mayo de 2020
Cuando pensábamos que el estallido social que vivimos desde octubre del año pasado había sido un desequilibrio en nuestras vidas, nos vemos enfrentados de pronto, a un virus que se ha esparcido por el mundo y que ha alcanzado a nuestro país y región.

Hoy, que celebramos a los trabajadores y trabajadoras, no podemos omitir la indefensión en la que el coronavirus los ha dejado. La principal recomendación para detener el contagio es quedarnos en casa, pero eso no es posible para una gran cantidad de trabajadores, que tiene empleos informales, trabaja por cuenta propia, al día, sin contratos, sin capacidad de ahorro.

Ahora, además, se cierne sobre ellos la amenaza del desempleo y de la crisis económica prevista por las autoridades. Queda de manifiesto que esta pandemia deja a las personas más vulnerables, sin protección y sin garantías para su futuro. Sabemos que esta crisis afectará a las empresas de todo tamaño, pero sin duda, los más expuestos serán los trabajadores. Por eso, nuestro primer llamado es a las autoridades, para que en sus decisiones pongan al centro a quienes están en situación de mayor vulnerabilidad. Al mismo tiempo, esperamos de los parlamentarios un rol más activo en la defensa de los derechos laborales de quienes representan. Empresarios y trabajadores deben encontrar puntos de diálogo, porque el bienestar solo puede ser mutuo, ninguno por si solo logrará el desarrollo deseado. Es necesario que los empleadores consideren a los trabajadores como lo más preciado en sus empresas. Sin olvidar que la persona es preciosa a los ojos de Dios y que la economía debe estar a su servicio y no al revés. Se requiere, además, el fortalecimiento de los sindicatos y agrupaciones laborales, que recojan la experiencia y las necesidades de los trabajadores y las pongan en la mesa con responsabilidad.

Como Iglesia tenemos una gran tarea: acompañar a los más desprotegidos, presentarles la Buena Noticia de Jesús que es Vida en abundancia. La nuestra es una Iglesia pobre, por eso, defender y ayudar a los pobres es lo propio de nuestra labor: apoyar los espacios ya existentes de organización y participación, y crear otros; defender los derechos de las personas; denunciar lo que está en contra del reino de justicia que el Señor nos propone; en resumen, acompañar con alegría y compromiso el caminar de este pueblo de Dios que peregrina en Atacama.

Me permito una mención especial: A ustedes, trabajadores y trabajadoras de la salud, va nuestro más profundo agradecimiento, muchos de ustedes son padres y madres, e incluso han dejado de lado a sus familias para cumplir incansablemente sus labores en esta pandemia. Lamentamos la muerte en Temuco, de Lorena Durán Herrera, primera funcionaria de salud fallecida de coronavirus en Chile. Nos duele hondamente este fallecimiento, y los más de 700 funcionarios de la salud contagiados. Vaya a cada uno de ustedes, un abrazo lleno de reconocimiento y ánimo. Lo mismo, para los cajeros (as) de los supermercados, los repartidores, los recolectores de basura domiciliaria, los feriantes, bomberos, en fin, todos los que han seguido trabajando para que la vida siga con relativa normalidad.

El Día de los Trabajadores es ocasión de festejo, sí, pero más de reflexión sobre lo que nos falta como sociedad para que haya empleo digno para cada hombre y mujer. En medio de esta pandemia, deberemos dejar las celebraciones para más adelante, cuando podamos reunirnos físicamente y festejar juntos. Por ahora, seamos responsables, porque cuidarnos a nosotros mismos y a nuestros seres queridos es una demostración de amor. Los que puedan, quédense en casa. Y que el Señor nos acompañe en nuestras actividades diarias, nos dé paciencia, perseverancia, sentido de justicia. Todo esto, lo ponemos en manos de San José Obrero, esposo de María, Nuestra Señora de La Candelaria, madre de los mineros y del pueblo de Atacama.

Con sincero cariño, les desea un Feliz Día y la bendición de Dios,

P. JAIME PIZARRO DÍAZ Administrador Diocesano de Copiapó

Fuente: Comunicaciones Copiapó
Copiapó, 01-05-2020